Epílogo

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Era un día cálido, y a pesar de las tragedias que dejó la guerra, el cielo era azul y la ciudad estaba envuelta por el bullicio de la vida.

El mundo había decidido seguir adelante por los que ya no estaban.

Steve contempló por última vez lo que era la base improvisada de Los Vengadores, antes de decidirse a tomar un taxi.

Después de entregarle el escudo a Sam, había hablado con Bruce por un rato y aunque Bruce parecía triste por ser el único del grupo inicial de Los Vengadores que seguía allí, entendió el que Steve no hubiera vuelto.

El taxi lo llevó hasta las afueras de Nueva York, a una pequeña casa.

Cuando Steve pagó el taxi y se dirigió a la puerta con paso lento y la abrió, lo embriagó el olor a comida.

−Estoy en casa −anunció, mientras dejaba las llaves sobre la pequeña mesa al lado de la puerta.

Al caer las llaves, una cabeza cenicienta se asomó por la puerta que daba a la cocina.

−Llegaste −dijo Bucky con una pequeña sonrisa, mientras se acercaba a él−, ¿Cómo ha ido?

−Bueno −empezó a decir Steve mientras se quitaba la chaqueta, Bucky se apresuró a ayudarlo−, nadie se desmayó.

Este embozó una pequeña sonrisa mientras sacudía una partícula de polvo de la chaqueta de Steve.

− ¿Le diste el escudo a Sam? −preguntó mientras colgaba la chaqueta en el perchero cerca a la puerta.

Steve asintió, y Bucky bufó.

−Ese escudo debió ser para mí −aseguró.

− ¿Ah sí?

−Sí, yo soy el más capacitado para ocupar tu lugar.

Steve sonrió mientras lo mirada.

− ¿Y cómo va tu viejo trasero a pelear con nadie?

Bucky le devolvió la mirada mientras se cruzaba de brazos.

−Aun puedo pelear con quien yo quiera. Además, no estoy tan viejo, apenas estoy cruzando los cien, tu, por otro lado, estás a punto de llegar a los doscientos; intenta debatirme eso, viejo decrepito.

Steve soltó una risa.

−Tu solo querías colgar el escudo en la pared.

Bucky descruzó los brazos.

−Se vería bien en mi pared... además, sería un recordatorio de que no debes hacer más estupideces a tu edad.

Bucky se sentó en uno de los sofás que estaban en la sala de estar, y cogió un periódico.

− ¿Estás haciendo de comer? −preguntó Steve mientras revisaba los sobres de la correspondencia.

−Si −respondió antes de mirarlo sobre el periódico−, no te acerques a la cocina, quemaras el horno.

−Fue solo una vez −recordó, dejando de nuevo la correspondencia sobre la mesa.

−Si... y lo lamenté mucho, querido −respondió Bucky, antes de volver a su lectura.

Steve también lo había lamentado, por poco quema la casa.

Ambos guardaron silencio, uno cálido y confortable.

"Y cuéntame, ¿Cómo te fue?" había preguntado Sam, y Steve había dicho que había sido maravilloso.

−Aún es maravilloso −susurró.

Ese día Steve recordó otra vez lo afortunado que era. Y en días como esos, le gustaba encontrar un momento romántico.

Se acercó al equipo de sonido y lo encendió, la voz de Andy Williams cantando Moon River inundó la habitación.

I Will Find You (Stucky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora