Existen miles y miles de mundos desconocidos, demasiados como para contarlos a cada uno de ellos pero, ¿porque no visitamos uno? ¿Te agrada Yosafire verdad? que mejor demonio para que sea nuestra protagonista! y solo hace falta un compañero...¿Ivlis...
No importa cuánto lo intentará, no tenía suficiente fuerza para apartar aquella filosa estaca negra que se introducía cada vez más a un costado de su estomago, sangre salía a chorros de la herida y de sus labios no podía evitar escupir gotas rojizas cada vez que tosía...
Y Yosafire, quien estaba congelada al fin reacciono pero no de la forma en que Ivlis deseaba, o claro que no...
-No...-Fue lo único que salió de los labios del Diablo al momento en que cruzo su mirada con aquellos ojos llenos de miedo y horror, Yosafire lo observaba-
Yosafire grito y no era por el miedo, el cual le carcomía, aquel ser que antes aprisionaba a Ivlis ahora estaba arriba de ella, observándola como si de una presa indefensa se tratase...
-V-viejo...tengo miedo...-Susurro entre temblores, lagrimas comenzaron emerger de sus ojos mientras escuchaba la leve risa proveniente de aquella Pesadilla que la aprisionaba-
-El tiempo...acabo –Y Dicho esto, en un instante, clavo sus dientes en la yugular del exterminador, un quejido fue lo que salieron de sus labios mientras grandes cantidades de sangre emergían de sus labios y garganta destrozados- al fin...
Soltó el cuerpo sin vida del exterminador, era hora de tomar su lugar en su mundo...
-Ar...pía...-La estaca continuaba hundiéndose cada vez más en el cuerpo debilitado del Diablo aunque eso no le importaba-
-¡No!¡No! ¡Aléjate! –Yosafire ya no sabía qué hacer, aquel ser le había arrebatado la libreta, y ahora, como si fuera una baba pegajosa, se adhería su cuerpo comenzando por sus piernas- ¡Suéltame! ¡IVLIS! ¡IVLIS! ¡AYUDAME! –Sus piernas ardían, como si estuvieran hundidos en acido- ¡DUELE! –Cerró sus ojos con fuerza; ya todo estaba perdido-
Iba a morir, Yosafire iba a morir, y todo por no haber seguido adelante ¿Por qué era tan tonta? Sin darse cuenta, el ardor había cesado así como el peso de aquella Pesadilla había desaparecido; abrió sus ojos lentamente, encontrándose con el rostro de aquel a quien debían despertar, él estaba de rodillas a su lado, observándola con una sonrisa
-¿Señor...Ada...? –Susurro al borde del llanto; una caricia fue lo que recibió en su cabeza, de alguna forma la relajo un poco- A-ah...Ivlis...el Viejo necesita ayuda...
Ada ladeo la cabeza mostrando una expresión bastante preocupada; se puso de pie y camino hacia aquel Diablo quien estaba al borde de la muerte, la sangre formaba un círculo perfecto alrededor de su cuerpo tembloroso
-Ugh...¿ni...ño? –Susurro el Diablo mientras luchaba por respirar; estaba confundido ¿Cómo es que Ada estaba despierto? Se suponía que debían poner la libreta en su pecho-
Una suave risa escapo de los labios del exterminador, quien ahora estaba hincado a su lado con su mano derecha sobre el pecho de Ivlis
-Tú... -Ese no era Ada, no era el inexperto exterminador con el que había logrado tener una extraña pero agradable amistad- ¿Quien...eres?
-Estas teniendo una pesadilla –Contesto aquel individuo mostrando sus filosos dientes; en un rápido movimiento retiro aquella estaca que invadía el cuerpo del Diablo- Así que, es mejor despertarte ¿No crees?...-Y dicho esto, clavo con gran fuerza en el pecho de Ivlis, aquella estaca, solo un quejido salió de su boca antes de que su llama de vida se extinguiera; un grito llamo su atención, se puso de pie tras sacudir sus manos y puso su mirada en aquella jovencita que temblaba de miedo- Oh, no es necesario gritar
-¡T-Tú no eres Ada! –Sus piernas sangraban, estaba aterrada- ¿Q-quien eres?
-¿No lo dije antes? –Se acerco a paso lento y elegante, mostrando siempre una agradable sonrisa- Estas teniendo una pesadilla, dulce jovencita...-Se arrodillo frente al cuerpo tembloroso de Yosafire- es momento de despertarte –Esbozo una sonrisa-
Ivlis y Yosafire, ambos fueron agradables con Oblivion; lo cuidaron, le enseñaron, y fueron sus primeros amigos en siglos, así que...
Dulces risas inundaban aquella cueva oscura, la dulce voz de Yosafire era muy agradable a los oídos de Ada, carcajadas alegres causadas por los refunfuños de aquel Diablo quien alguna vez quiso destruir el mundo al que pertenecía la chica de los lentes.
Ada solo los escuchaba discutir, era agradable esa sensación que inundaba su pecho pero...algo no andaba bien...
Todo en Ada había cambiado...
Sus ojos, ya no mostraban inocencia, malicia reflejaban; su cabello antes tejido, suelto y alborotado con mechones rojizos y quizás no eran simples mechones...
En su mano derecha, la cabeza mutilada de Yosafire descansaba mientras soltaba risas como si estuviera viva y en su mano izquierda, la cabeza de Ivlis reposaba con una expresión de molestia; sangre goteaba por debajo de las palmas de Ada
-¡Es tan divertido tener amigos! –Exclamo con una gran sonrisa antes de mirar aquellas cabezas mutiladas con emoción- ¿Verdad, Yosafire? –Elevo su mano derecha- ¡Sí! ¡Sí! ¡Lástima que ese viejo no lo entienda! –La voz de Yosafire salió de su boca mientras que los labios de la cabeza de la misma se movían con perfecta sincronía-
La escena mostraba cierta ternura y dulzura, siendo estas contrarrestadas por la crueldad e intenciones llenas de maldad...
Bastante desagradable...para algunos.
-Es hora de despertar a todos...-Una dulce sonrisa adorno sus labios; sus ojos brillaban con intensidad sin apartarlos de aquellas cabezas las cuales serían, por siempre, sus mejores amigos, y quién sabe...quizás agregue a más amigos...-
Todos van a despertar de aquel dulce sueño al que llaman...Vida.
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