Domingo 9

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No hay despedidas reales, solo discursos rotos









La puerta del auto azul se hallaba abierta al momento en que volvió YoonGi de ese estado inestable de inconsciencia.

No tuvo miedo de que "al fin el fin del fin" llegara porque le daba igual lo que ocurriera con él. Luego de ser tan estúpidamente necio con el vivo que lo visita y que lo ama sinceramente como se puede amar a un muerto, nada interesa.

Park JiMin, reflexiona, no ha hecho más que reafirmar su angustia de arrepentimiento e impotencia. Pero, a la vez, magníficamente, le ha mostrado que puede rivalizar toda tristeza con su sonrisa de ojitos pequeños y mejillas abultadas.

Lo ama. Y la certeza de este sentimiento lo tranquiliza. Está muerto y no podrá corresponderle como es debido al rubio vivo, pero ¿acaso todo amor ha de ser perfecto y mutuo?

Pues no. Y saber que JiMin, cuando él ya caiga en los encantos lúgubres de "al fin el fin del fin", volverá a enamorarse no hace más que ponerlo contento. Porque entiende y cree firmemente que Park JiMin merece ser amado. Y le agradece que le haya permitido amarlo por tan poco tiempo y en tan terribles condiciones.

Como último gesto, quiere verlo y decirle un par de verdades. Le dirá todo, hasta lo que no sabe pero intuye como cierto.

No obstante, Park JiMin vuelve llorando con golpes en el rostro y otro tanto de problemas enredados en el cuerpo que YoonGi se calla y contempla el cuadro más horrible que ha de vivir el amante: ver sufrir a su amado.

—Si te vas, si me dejas solo, yo no sé si podré seguir... —suelta con vergüenza JiMin y YoonGi se estira en el asiento.

Nunca lo intentó antes y ahora cree que es meramente una excusa para no responder a lo que ha dicho el vivo. Lo besa, o cree hacerlo. Cierra los ojos cuando siente una leve y vibrante sensación en los labios. El corazón, si es que estuviera vivo, le aprieta un punto en el pecho como reclamando que esto es un robo.

Min YoonGi le está robando a la vida un beso de amor real y puro cuando solo debería marcharse sin tal obsequio. Pero, como los dos son tercos, han pasado los límites.

Y no es JiMin quien se aparta, es el propio fantasma que se siente ido. Que siente que se va y que lo están llevando contra su voluntad. Entonces le dice, como último adiós desesperado, un nombre que sabe que hará lo correcto. Lo que él no ha hecho:

Busca a Kim TaeHyung...

Cuando JiMin abre los ojos sintiendo cosquillear sus labios todavía, se seca las lágrimas para ver el vacío.

La puerta abierta dejando entrar el calor del sol y recordándole al chico que está vivo.

Y que nunca más Park JiMin verá a Min YoonGi.

Y que este adiós tan abrupto le enseña mucho.

Le ha dado sentido "al fin el fin del fin".













Nota:

Epílogo y bye :)

Auto Azul [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora