Capítulo 7. Caramelo amargo

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Capítulo VII. Caramelo amargo

Cuando era niño, su madre Sarah intentó hacer una tarta de caramelo y dejó a Steven al cuidado de aquel dulce sobre el fuego. El pequeño estaba aburrido y decidió irse a buscar insectos y animales pequeños para abrir con las pinzas y descuidó el caramelo casero.

Cuando llegó, observó a su madre lamentándose y gimoteando como una perdedora. Sarah era una buena modelo para aprender las expresiones al llorar.

—¿Qué sucedió? —preguntó sin remordimientos.

—¿Dónde estabas Steven? Hiciste que se quemara... el caramelo se quemó.

—¿Y? ¿Aún puede comerse?

Sarah siguió llorando y se esfumó de la cocina. El pequeño Rogers se acercó a la vasija y saboreó el caramelo negruzco... era amargo. Sabía fatal.

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Steven duró semanas sin contactar con Tony y eso comenzaba a amargarlo a fuego lento como aquel caramelo que dejó quemándose en la estufa de su madre.

—¿Qué sucede, hombre? ¿Te abandonó tu famosísimo novio? —preguntó con tono burlón su compañero.

—No estoy para bromas Bucky. En lugar de meterte en mi vida, enfócate en trabajar que te hace falta con tu actual rendimiento.

—Wow, debió ser algo fuerte para que el «calmado» detective Rogers este hablándome de esa forma, ¿qué pasó?

—No es de tu incumbencia.

Bucky se encogió de hombros y volvió al papeleo de su escritorio. Steven hervía de coraje y tenía tan mal humor que nadie de la oficina se acercaba ni a darle los buenos días.

NUNCA SE HABÍA COMPORTADO DE ESA FORMA.

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Las actividades nocturnas de Steven habían cesado en ese tiempo porque en lo único que pensaba era en cuánto tiempo duraría Stark con su orgullo.

Lo espiaba cuando sabía que todo estaba a su favor para no ser capturado en el acto y lo que más le fastidiaba de Tony era que sabía fingir demasiado bien la alegría. Ese maldito parecía imperturbable con su ausencia.

¿Cómo se atrevía?

Últimamente el detective James Rhodes iba a visitarlo con frecuencia y duraba horas en el complejo, ¿de qué tanto hablaban? ¿Por qué se despedían con sonrisas genuinas en el rostro? ¿Y por qué se abrazaban cariñosamente? ¡¿POR QUÉ LO DEJABA TOCARLO?!

Estaba rabioso, furioso... hecho un maldito lío.

El caramelo ya se había quemado y sabía amargo.

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De repente, por arte de magia, una noche recordó aquellas historias soporíferas que contaba su madre cuando estaba en el borde de la depresión.

«El amor es un sentimiento de agobio constante Steven. Cuando me enamoré de tu padre en lo único que podía pensar era en qué estaba haciendo, con quién, cuánto tiempo duraría y sí seguía amándome. Quería que solo pensara en mí, que fuéramos los únicos en el mundo. Su maldito trabajo era su amante a la que jamás pude ganarle»

—Así que amar es un sentimiento similar a la ansiedad y posesión. —concluyó. Si lo ponía en esa perspectiva, quizá él... ya había caído en las redes.

Tony era suyo, no lo compartiría con nadie. No dejaría que su caramelo fuera saboreado por otra maldita boca, ¡Y MENOS SI ERA LA DE RHODES!

Era capaz de aplastar a Stark con tal de que nadie lo tocara nunca. Ese era su amor.

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