Capítulo 2. Hostia

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Capítulo II. Hostia

Notas: La hostia es consumida como dulce mexicano también. Es insípida y no tiene nada de sabor hasta que se transforma en una oblea.

El mundo era insípido. Todos a su alrededor eran aburridos, nadie le provocaba curiosidad ni mujeres u hombres, todos eran iguales. Eran como una maldita hostia... desabridos.

Su compañero, James «Bucky» Barnes, a veces provocaba que su estado hastío desapareciera por unas cuantas horas. En estos momentos tenían el caso de un asesino serial del cual su único móvil visible en los crímenes era la marca de sus víctimas en el pecho con una navaja. El asesino había sido nombrado «Hydra Supreme» debido a su firma.

—Es un maldito sádico. —le susurró Barnes al oído mientras escuchaban la conferencia de su jefe sobre el perfil psicológico del asesino y la cronología de sus asesinatos.

—Hm. —Steven se limitó a confirmar con un monosílabo. Adoraba apreciar que su «trabajo» era intrigante para sus compañeros. Sabía que estos idiotas jamás lo atraparían, porque manipulaba todos los rastros de evidencia que lo condujeran hacia él.

Nadie le atraparía nunca.

—Bueno, la última víctima de Hydra Supreme, fue un joven que trabajaba como secretario de Anthony Stark, el dueño de las empresas Stark. El señor Stark nos ha pedido directamente que ayudemos a encontrar al culpable, él es íntimo amigo del detective Rhodes.

Steven fijó su mirada en la fotografía del joven empresario. Había investigado todo sobre su última víctima así que no se sorprendía de su procedencia, pero había algo que despertó en su interior al observar a Tony Stark en la pantalla.

Pero decidió ignorarlo.

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Anthony Stark: multimillonario con especialidades en robótica y ciencias afines, estado civil divorciado, tiene dos hijos adoptivos llamados Peter y Harley, es un hombre extrovertido y presuntuoso...

Steven dejó el documento de investigación sobre su escritorio y observó la esquina vacía, ya no estaba el frasco que su padre siempre tuvo.

—Compañero, tendrás que ir tú solo a investigar a Tony Stark, mi esposa está dando a luz en el hospital y va a matarme si no estoy presente. Te lo encargo~ —Bucky hizo un ademán de disculpa y salió disparado de la comisaria, su esposa Natasha era una mujer complicada, nadie deseaba hacerla enfadar.

Steven asintió a la nada y tomó su saco, era un fastidio investigar un crimen donde ya sabía quién era el culpable, pero no estaría de más presenciar los llantos y lamentos del poderoso magnate de negocios, Anthony Stark.

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Las puertas del enorme complejo de Stark estaban abiertas mostrando que fueron forzadas. Rogers palpó su pistola sobre el pantalón y la sacó para apuntar, vio muebles tirados y signos de lucha en cada una de las habitaciones por las que pasaba.

—Escucha, te daré todo lo que quieras... solo deja a Peter en paz —Steven observó al intruso, era un hombre con una vestimenta elegante, ¿acaso uno de los trabajadores de Stark? Sujetaba a un niño de unos 12 años y amenazaba con dispararle en la cabeza. Rogers sabía que ese mocoso era el hijo adoptivo de Tony, ¿dónde estaba el otro?

—Eres el hombre con más dinero de este país o quizá de todo el mundo, ruégame e implórame más. Quiero que el todopoderoso Anthony Stark tenga la cara hecha un desastre, vamos... muéstrame lo débil que eres Tony.

Steven observaba desinteresado, pero tenía que salvar al multimillonario para cubrir cualquier rastro de duda, tenía que ponerse la máscara de «buen ciudadano». Apuntó con su pistola y sin titubeo disparó su arma, lastimando al sospechoso en el hombro. Peter logró zafarse y corrió a los brazos de su padre quien lo sujetó con fuerza. Tony miró con sorpresa a Steven y le dio las gracias con el poco aliento que le quedaba.

Este fue su primer encuentro.

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Steven se volvió famoso por haber salvado a Tony Stark y sus hijos y recibió conmemoraciones por su noble tarea, las cuales aceptó con una sonrisa vacía. Lo interesante de toda la situación fueron las visitas diarias que Anthony Stark le hacía desde aquel momento. Lo llenó de tantos obsequios que su escritorio parecía una mesa de regalos.

—No tienes que darme nada, fue mi deber.

—Lo hago porque quiero...

Los ojos de Tony se desviaron con un deje de vergüenza. Steven no era ajeno a aquellas reacciones, estaba acostumbrado a llamar la atención, él sabía lo atractivo que era. De alguna forma, las cosas habían salido extremadamente bien para él.

—Oye, ¿quieres salir a beber después de que termine mi trabajo? —Rogers lo invitó, tomando la iniciativa en aquel coqueteo que daba pena ajena.

Esto era perfecto, si se volvía el novio de Anthony Stark podría seguir haciendo sus travesuras nocturnas sin levantar sospechas, después de todo... las personas amaban a Tony Stark y sus escándalos amorosos.

Y así fue como los dos comenzaron a vivir juntos y tener una relación.

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