Capítulo 9. Paleta efervescente

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Capítulo IX. Paleta efervescente

Nota: Es también conocida como piruleta o chupetín. Las paletas efervescentes contienen un polvo que explota en la boca cuando hace contacto con la saliva.

Lo hicieron durante 3 días seguidos porque Steven no tenía suficiente de las expresiones de Tony, cuando creía que había visto todo, el hombre lo sorprendía una y otra vez.

¿El sexo siempre había sido así de placentero?

Tras esas noches de sexo sin descanso, pudo descubrir los demonios ocultos de Tony, aquellos que provocaban que este se hundiera en alcohol. Tony tenía miedo de no ser amado, de perder a las personas importantes para él y recurría al licor para anestesiar sus dudas. Peter y Harley eran un escape en su depresión, pero cuando Steven había llegado, su mente había comenzado a maquinar miles de cosas.

«Creí que no me amabas y estabas conmigo por conveniencia» fueron sus palabras finales hasta que se desmayó después de otro orgasmo. Steven observó aquel cuerpo lleno de mordidas y moretones y sonrió como si fuera una obra de arte. El sabor de Stark prevalecía en su lengua y no se esfumaba.

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Steven sintió una sed tremenda y se levantó de la cama dejando a su dulce manjar sobre la cama. Cuando recuperara la conciencia abusaría más de su cuerpo, no podía detenerse. Cuando abrió el refrigerador sintió una presencia en su espalda y se giró alerta.

Era Rhodes.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó el detective con una mirada sorprendida y espantada. Steven observaba cada movimiento con suma atención, esa expresión no era la de alguien que solo estaba anonadado de ver al ex de su amigo en su casa, había otra cosa.

—Vine a reconciliarme con Tony, ¿tú qué haces acá? —preguntó con molestia.

—Tú no puedes volver con Tony, eres un monstruo y voy a desenmascararte ahora. No creas que te librarás de la justicia, Steven.

Oh no. Malas noticias, él ya lo sabía. Podía percibirlo en su mirada. Rhodes sacó su arma y le apuntó sin titubeos.

—Confiesa, ¿eres Hydra Supreme? ¿Qué quieres de Tony? He estado siguiendo tus movimientos durante mucho tiempo y he averiguado que todo de algún modo se vincula contigo, ahora mismo di una orden para que analicen tus pertenencias. Tony no estará cerca de un asesino sin escrúpulos como tú.

Steven escuchaba indiferente la sarta de evidencias que Rhodey exponía, pero solo podía sentir las explosiones en su boca, como si miles de burbujas reventaran, pero no sabían amargas o ácidas, eran dulces. Tanto tiempo de esconderse en las sombras y en el momento en que revelaban su verdadero yo, pudo sentir gozo. Soltó una risa escalofriante que detuvo a Rhodes e hizo que se quedara perplejo.

—Ah mierda, no puedo creer que un estúpido como tú se diera cuenta. Tony me volvió débil, pero ahora tendré que callarte. —con una sonrisa macabra, lanzó la jarra de agua para distraer a James, se agachó para evitar la bala y se abalanzó sobre él, la pistola salió volando perdiéndose debajo del sofá.

Rhodey intentó quitárselo, pero era demasiado tarde, tenía al depredador encima.

—Sabes, es un fiasco que tenga que matarte de forma tan simplona. No tengo mi arma favorita conmigo.

Apretó el cuello con fuerza mientras Rhodes intentaba zafarse con todo lo que había aprendido en la academia, pero lastimosamente las cosas no salían a su favor. Las burbujas seguían estallando en la boca de Rogers, volviéndose más y más dulces... hasta que James dejó de respirar.

Steven se levantó del suelo y observó el cadáver con aburrimiento. Tenía que pensar en qué haría de ahora en adelante, la policía lo estaba investigando y de seguro Rhodey había avisado que vendría a casa de Tony, tenía que idear un plan y...

—Steven... ¿qué demonios hiciste?

Y de repente, las burbujas se acabaron.

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