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-¿Él se sonrrojó?-preguntó Peter.

-Sí, te lo repetí tres veces ya.

-¡Es obvio que le gustas, linda! Par de tórtolos, terminarán juntos, yo lo sé.

-¿Y si no?

-Si él y tú no se enamoran y viven felices juntos, tú y yo nos casaremos en Las Vegas-solté una carcajada.

-¿Hablas enserio? Bueno, en unos años estaremos borrachos en Las Vegas si lo que dices va en serio-Peter iba a continuar hablando pero el profesor de Biología entró y yo me acomodé en mi silla, biología me aburre demasiado.

Luego de 90 minutos la clase terminó y caminé a la cafetería, me senté donde siempre y esperé a que Peter llegara. Escuché el crujido de la silla frente a mí, así que levanté la mirada dispuesta a hablar pero quien estaba sentado allí me robó el aliento, ¿Qué hace Edward aquí?

-¿Tu herida ya sanó?-asentí-¿Y te molesta que esté aquí?-Negué y él asintió bajando la vista hacia su comida, incómodo. Creo que si no le hablo, él se irá y me tendré que casar con Peter..¿Qué estoy diciendo? Es obvio que eso nunca pasará.

-¿Me podrías pasar tus apuntes de Ciencias Sociales?-decidí hablar,

-¿No era Peter el encargado de ello?-levantó la mirada y me sonrió, este hombre me va a matar con esa perlas blancas.

-Bueno, no es que Perter sea muy "aplicado"-hice comillas con mis dedos- y pues, tú sí lo eres.

-¿Y cómo sabes tú eso?-ladeó la cabeza y levantó sus cejas. Mierda, ¿sabrá que lo observo?

Ahora si voy a morir pero de vergüenza.

-Pues...-encontré una excusa-Llevas aquí un par de años, ¿no?-Yo cuento los días, mi amor-siempre que dan las calificaciones las tuyas son de las más altas-Uff, qué salvada.

-Tienes razón-asintió mirándome de manera pícara-Si quieres puedo pasar por tu casa y dejártelos.

-Sí, claro, gracias-la campana sonó y me levanté al mismo tiempo que Edward-hasta luego-le sonreí y comencé a caminar a el salón.

-¡Hey, Alice! -giré- no tomes el callejón, no queremos la pérdida de otra cartera, ¿verdad?-me sonrió y yo reí asintiendo.

-¡Amor!, ¡Amor!-repitió Brad por quinta vez. Segundos después sentí un papel chocar contra mi cabeza, lo que me hizo voltear. En seguida Brad estalló en carcajadas junto con el grupo de huecas que lo rodeaban.

-¡Te dije que le encantas, Brad! ¡Pobre ilusa!-chilló un rubia que masticaba chicle como vaca.

Oh, vamos, ¿esto va en serio? Sentí que tocaban mi hombro, pero no giré, estaba cansada de su estupidez. Escuché como alguien se sentaba cerca de mí. De reojo no vi la ridícula chaqueta de Brad así que me giré. Era Edward, estaba sonriéndome.

-Brad es insoportable, no debes ponerle atención-dijo dulcemente.

-¿Crees que lo hago? Es un idiota.

-¿Y Peter?-preguntó, no sé si me lo soñé, pero vi que rodó los ojos.

-No lo sé, desde la cafetería no lo he visto-Edward sonrió. La campana de final del día sonó, hora de irse.

-Edward, podrías darme los apuntes así no tienes que ir a mi casa-Por favor, di que no.

-Te propongo algo, te acompañaré a tu casa, te daré mis apuntes, comemos algo y luego te ayudo con los deberes, ¿qué dices?-me sonrió. Debo estar soñando.

Marginalisert.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora