6.

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-¿Qué helados desean?-nos atendió una chica castaña que miraba su celular, mientras mascaba chicle como vaca.

-Uh, uno de limón y otro de hierbabuena-dijo Edward, luego de éso la castaña volteó, contemplado el rostro de Edward.

-Tienes cara de buen mozo, ¿qué te sirvo, primor?-apoyó su mano en la mesa y se inclinó hacia adelante, haciendo que su escote se notara aún más.

-Limón y hierbabuena-le dijo seriamente sin siquiera mirarla, mientras tomaba mi mano. La chica me miró mal y se fue moviendo las caderas, en un momento su pie se dobló y casi se cae. Luego de varios minutos, la chica volvió con los helados.

-¿Algo más?-preguntó a lo que Edward negó, ella se inclinó hacia él y susurró-si esta nerd no te da lo que quieres, llámame-metió la mano en su escote y sacó un papelito, dejándolo en la mano de Edward. Yo me levanté.

-Mira, no sé quién carajos te creas o qué te da el derecho de llamarme como te plazca e insinuártele a mi novio - le medio grité.

-Como digas, nerdita-se rió.

-Por lo menos no soy una bendita hueca-sonreí burlona.

-¡Mira niñita! Yo no soy ninguna hueca, ¿entiendes?-se acercó a mí "intimidante".

-Oh, ¿enserio? Deletrea hueca-alcé una ceja.

-Por supuesto que puedo hacer eso, o-h..¡No tengo porqué probarte nada!-dio un golpe al suelo y se largó. Edward y yo estallamos en carcajadas. Tomamos los helados y salimos de la tienda aún riendo un poco.

-Eso fue genial, Alice-me sonrió-pero, ¿desde cuándo somos novios?-alzó sus cejas divertido. Yo me sonrojé.

-Era parte del argumento, ya sabes, para que se lo creyera-dije nerviosamente, moviendo mucho mis manos. Edward rió.

-Como tu digas, querida Alice.

Edward y yo pasamos la tarde caminando por el parque, hablando de quién sabe cuántas cosas.

Ahora era de noche-tarde, estaba sola y pasaba en frente de la escuela. Luego de cinco minutos, llegué al barrio de Peter, hace días que no lo veía, así que fui directamente a su casa y toqué el timbre. Una niña vestida de azul con una trenza me abrió la puerta.

-Hola-me sonrió dulcemente.

-Hola pequeña, busco a Peter, ¿sabes si está?-dije devolviendole la sonrisa. La niña rompió en llanto y salió corriendo al interior de la casa. ¿Pero qué hice? Segundos después, apareció una señora de cabello rubio, de unos 40 años. Al verme se llevo las manos a la boca, dándome a entender que estaba sorprendida, yo la miré raro y al instante quito el gesto.

-Perdona a mi hija, está sensible, no es tu culpa, cariño-dijo sonriente.

-Oh bueno, yo..solo estaba buscando a Peter, si es que está.

-¿Conoces a Peter? Ése chico tiene muchas cosas que contarme..-se dijo para sí misma, la familia de Peter me asusta-Lamentablemente, Peter está en Dublín, linda. Su abuela murió hace poco y pues, fue al entierro y tu sabes-dijo con una mirada triste.

-Oh, lo siento tanto, mejor me iré-comencé a bajar por los escalones de la entrada, aunque escuché como la señora Newman decía "Has crecido tanto" luego oí la puerta cerrarse. ¿A qué se refiere con eso? No he visto a esa señora en mi vida.

Pasé en frente la casa de la señora McHale y pude verla sentada afuera, con un libro en mano y su perro a un lado de ella. Me entraron ganas de hablarle, así que me acerqué tímida. Y encontré una excusa perfecta para hablarle.

Marginalisert.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora