"Prohibido"
¿Hablar de mis problemas con alguien que apenas conocía de voz? No me parecía buena idea... Nunca antes había sido demasiado abierto a lo que mis sentimientos se refería, me costaba expresar mis emociones en voz alta.
Y al parecer no comenzaría con ninguna oleada de sinceridad ahora.—No lo sé —dudé—, usted prácticamente no me conoce... —intenté olvidar el conocimiento físico que tenía ella de mí—, y yo mucho menos a usted.
—No necesito conocerlo para saber que esto lo está matando —"matando" parecía ser un término sutil—. Veo sus dibujos y sé que es usted muy sensible, dulce y talentoso, y que esta fachada de mala persona es sólo eso, una fachada —guardé silencio agachando la cabeza porque simplemente no sabía qué responder a aquello —, ¿no quiere hablar de ello? —insistió.
—No lo creo —susurré. ¿Para qué hablar? ¿Para que me tuviera más lástima? Me conozco lo suficiente como para no saberme masoquista.
—Ok, lo dejo solo... tengo cosas que hacer —explicó y salió de nuevo.Me pasé gran parte del día allí, a un lado de la ventana, dándole vueltas a las palabras y al comportamiento de la enfermera. Había resultado peor de lo que imaginé. La mujer sentía una pena por mí hasta llegar a un punto extremo, como si yo fuera un perrito atropellado y que a duras penas había llegado hasta la puerta de su casa implorando que lo cuidara.
Me sentí patético... aún más de lo que había sido capaz de sentirme desde hacía días y justo cuando pensé que el patetismo no podía llegar más allá.
Mamá llegó cuando yo ya había terminado de cenar y me estaba preparando para dormir. Cruzamos sólo un par de palabras, de seguro ella estaba muy cansada y no la pondría peor haciendo que escuchara mis absurdas historias acerca de las diferencias que había encontrado en el canto de las aves esa mañana.
Extrañamente esa noche no tuve ningún sueño ni ninguna pesadilla, supuse que estaba demasiado cansado de hacer nada como para que mi cerebro pudiera codificar algún tormento para mí.
Me sentía rodeado por una preciosa calma, negra, como todo cuanto podía percibir, pero calma al fin... Agradecí al cielo tanta paz.
— "Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque me habían sobrado los motivos en los últimos meses, pero no hubiera imaginado algo parecido a esta situación incluso de haberlo intentado..."—
No lograba comprender qué era aquello que oía con una voz tan melodiosa, quizás me había apresurado a pensar que no había sueño que ver.
— "...Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien se ama, era una buena forma de acabar. Incluso noble. Eso debería contar algo...."
Conocía la voz, era la de ______, pero aún así las palabras no parecían tener sentido, estaban fuera de lugar... ¿De qué hablaba?
Me desperté y suavemente me desperecé, la voz suave de la enfermera se detuvo de repente.—Oh, lo siento, señor Kim. No quise despertarlo —se disculpó, la escuchaba a un par de metros de mí, cerca de la ventana.
—No se preocupe, supongo que ya es la hora, después de todo.
—La verdad es que son recién las ocho —musitó con un dejo de culpabilidad—. Lamento haber interrumpido su sueño, no pensé que estuviera leyendo tan alto —y no lo estaba haciendo, sólo que yo tenía el oído más agudizado.
—¿Estaba leyendo? —eso explica el por qué no entendía nada.
—Sí, su madre me trajo este libro anoche... y vine porque... es que... aquí hay mejor luz y... pensé que me necesitaría, por eso... —tenía un tono extraño en la voz como si no pudiera o no supiera hablar.
—No necesita explicarme nada, siga leyendo, usted que puede —dije con la voz desvaneciéndose conforme llegaba a la última palabra y mientras las comisuras de mis labios descendían en una mueca.
—Usted también puede leer, señor.
—No estoy para chistes, señorita —dije, girándome y dando la espalda al lugar de donde provenía la voz.
—Si usted lo dice... cuando quiera saber cómo, se lo explicaré.Esperé a que continuara disfrutando de su lectura en la misma calidad de susurros que hasta entonces usaba, pavoneándose de que ella sí poseía la capacidad de hacerlo... No dormí de nuevo, ni siquiera lo intenté.
Me había dado cuenta de que seguía esperando oír su voz otra vez y me removí inquieto ante aquella sensación que se arremolinaba en mi estómago. Llegué a pensar que era hambre, aunque aún era demasiado temprano.—¿Necesita algo, señor? —preguntó ella desde el mismo lugar.
—No —respondí cortante y guardé silencio, no lo soporté mucho tiempo, el silencio no era mi mejor amigo precisamente —. Ok, sí —admití girándome a mi posición anterior.
—Dígame.
—¿Puede seguir leyendo? La... escritura parecía... interesante.
La verdad era que no quería aceptar que su voz me causaba tranquilidad, casi tanto como la de mamá, pero de una manera más... contundente.
—Y es interesante, estoy recién empezando y me atrapó, parece ser una historia prometedora.
—¿Y, cómo se llama el libro? —pregunté un tanto interesado y otro tanto cuestionándome porqué sentía ese súbito interés por la mujer que cuidaba de mí.
En el fondo sabía que eso no me haría bien a corto plazo, y entablar una conversación era el primer paso para comenzar a hilvanar el tejido del dolor que luego me envolvería, casi podía palpar dónde y cómo terminaría si me encariñaba con ella. Pero su voz era tan tierna... que resistirse a ella era un trabajo duro.
—"Crepúsculo" —contestó volviéndome a mi pregunta.
—Ah —jamás lo había oído, debería de ser porque me había negado a todo tipo de conexión con el mundo exterior desde que estaba ciego. Bien podría haber estallado la Tercera Guerra Mundial y no me habría enterado.
—Por lo que me comentó su madre... es la historia de un amor peligroso, tanto que debería ser prohibido —musitó para más información y se quedó callada súbitamente.Prohibido. Debería empezar a acostumbrarme a esa palabra, la repetiría a menudo y la escucharía incluso con más frecuencia.
Amor.
La primera de las cosas que figuraban en mi lista de "Lo prohibido". No por el hecho de que mi última relación amorosa había terminado tan mal, sino más bien como una imposición personal. No podía enamorarme, o lo que era lo mismo, no podía condenar a alguien a mi lado de una manera tan permanente.
Me reí amargamente en mi fuero interno. Como si alguien pudiera enamorarse de un inútil como yo.—¿Quiere que empiece a leer de nuevo o...? —interrumpió mis cavilaciones la mujer.
—No, continúe. No tiene por qué comenzar de nuevo. Haga de cuenta que no estoy aquí.
Y era fácil, me supuse. Bastaba con volver la mirada hacia las páginas para que yo desapareciera como si fuera parte del mobiliario.
—Ok —susurró y detecté, quizás, una sonrisa en su tono —. "Sabía que no afrontaría la muerte ahora de no haber ido a Forks..." —retomó ella donde había quedado.Me odié mil veces a mí mismo por las sensaciones que me invadieron cuando volví a escuchar su voz, su voz arrítmicamente marcada con las líneas de la lectura. Era como un cosquilleo en distintas partes del cuerpo, en mis manos, mi pecho y mi estómago.
Me había girado hacia el origen de aquel sonido, con los ojos cerrados –ya que aunque los tuviera abiertos no era diferente, sino acaso un tanto más intimidante-, y mi mente como si tuviera propia decisión intentó formar el rostro de aquella mujer de acuerdo a los tonos de su voz.
El tinte dulce lo alineó con un rostro redondeado, con los pómulos sobresaliendo como dos pequeñas manzanas a los costados de una pequeña nariz y debajo de unos grandes y alegres ojos que iban a la par del tono agudo que poseía su voz, éstos me los imaginaba quizás con una chispa de brillo sobre cada iris... Su color, no sabría determinarlo, al igual que su color de pelo o de su piel, tampoco si tendría rizos o una fina y delicada cascada de cabello cayendo. Podría ser rubia, con unos ojos verdes, como esmeraldas o quizás su piel fuera un tanto más oscura, sólo un poco y su pelo de algún color oscuro también, como sus ojos.
Me detuve exasperado. Nunca podría ponerle un rostro a esa voz tan perfecta.
Volví a detenerme en ese pensamiento... Después de todo... ¿qué me importaba el rostro de la mujer que me cuidaba?
Suspiré e intenté seguir la historia que la enfermera contaba. No tenía que dejarme llevar por ningún tipo de emoción. Se me estaba prohibido.
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-Ade 💖
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"Luz de Media Noche" ~KTH [ADAPTACIÓN]
RomancePrólogo... La vida es dura, te quita todo hasta que la escuchas reír maquiavélicamente en tu cabeza, disfrutando de tu dolor. La vida es injusta, difícil, cruel y vacía... lo es cuando una oscuridad te cubre de pies a cabeza expandiéndose a todo cu...