''Nervios y... nervios"
-¿Taehyung? Despierta -me llamó su voz aquella mañana-, buenos días, dormilón.
¡Oh, demonios! Ese cosquilleo en mi estómago no debía estar allí.
-Buenos días, _______ -musité nervioso de sentirla hablar tan cerca de mí.
-Espero no te moleste saber que te dejé dormir un poco más.
-¿Qué hora es? -quise saber confundido al tiempo que salía de entre mis sábanas y estiraba mis músculos.
-Las diez -dijo medio avergonzada-. Lamento si querías despertar antes, pero es que te veías tan tranquilo mientras dormías que me daba pena.
Mi corazón dio ese vuelco extraño que sentía con mucha frecuencia últimamente. Me odié por ello.
-No te preocupes, después de todo no es tan tarde.
-Ok, supongo que quieres que te deje para que puedas cepillarte los dientes. Estaré preparando el desayuno.
Sólo pude asentir, sentándome al borde de mi cama.
En mi fuero interno, me pregunté si podría posponer un poco más las clases para que pudiera disfrutar de su compañía sólo uno o dos días más.
Me adentré torpemente al baño, con pasos temblorosos y las manos extendidas hacia delante, un metro después de pasar por la puerta me di un buen golpe en la cadera con el lavabo. Luego de maldecirlo me coloqué frente a él -o lo que me supuse era el frente-, y busqué a tientas mi cepillo de dientes, recordaba que los colgábamos en una especie de canastito de plástico incrustado en la pared, a mi derecha.
Era imposible saber cuál me pertenecía, estúpidamente recordé que el mío era de color azul, como si eso ayudara, todos se sentían iguales.
Me debatí entre llamar a _______ y preguntarle o simplemente tomar uno cualquiera, nadie se daría cuenta...
-El tuyo está al lado del grifo -dijo una voz desde la puerta. La sonrisa se me extendió por el rostro de manera automática.
-Oh, gracias. Estaba a punto de llamarte -le expliqué a ____.
-¿Necesitas ayuda? -preguntó desde la misma distancia.
-Creo que sí -acepté y un par de segundos después me colocó el pomo de la pasta de dientes en una mano y mi cepillo en la otra.
-Hazlo así -me instruyó pacientemente moviendo mis manos haciendo que presionara el pomo y escuchara el ligero rasgueo de aquel sobre las cerdas del cepillo-. Listo, ahora es tu turno de no quedar con la nariz oliendo a menta -y rió melodiosamente.
Iba a unirme a sus risas pero estaba concentrado en mi pequeña tarea y en controlar mis respiraciones ante aquel sonido.
-Mañana te daré clases acerca de cómo preparar algo en la cocina, ¿estás de acuerdo? -inquirió mientras sentía el aroma a café inundando la habitación.
-Ok -contesté sin ganas.
Cada vez faltaba menos para que se fuera, y si era posible me sentía peor con cada minuto que dejaba atrás. No quería pensar en el momento en que tuviera que despedirla, ni siquiera podía formar qué palabras podría decirle. No estaba seguro de ser capaz de soltar un 'Adiós, _______'.
Pronto me encontré sentado en el comedor familiar, esperando mi desayuno. Extrañaría eso, el aroma a café recién molido flotando en el aire, acompañado con el delicado perfume de mi cuidadora, nadie podría percibirlo como yo ya que era muy sutil.
______ suspiró sonoramente a unos metros.
-¿Estás bien? -por primera vez había sido yo quien lo preguntaba. Estaba un tanto... preocupado por cómo había sonado su soplo.
-Sí, no te preocupes -supe que quiso hacerme tragar esas palabras, pero yo era muy fino de oído y algo no estaba bien en el timbre de su voz-. Iré a darme un baño mientras desayunas, te prometí un paseo como la gente, ¿recuerdas?
El vapor del café me rozó la barbilla por lo que supe que ya tenía mi alimento enfrente.
-Es verdad -coincidí.
-Ok, vuelvo en un momento.
Me dediqué con excesivo cuidado a tomar mi desayuno, no quería pensar otra vez en aquella sensación de vacío que me inundaba cada vez que recordaba que podía contar con ____ sólo por otra semana.
¿En qué demonios estaba pensando cuando me enamoré de ella?
Creí haber dicho que lo primero que figuraba en mi lista de "lo prohibido" era el amor.
¡Pero no! Allí estaban las manos del destino complicándome la existencia otra vez, como si ya no la tuviera complicada con la ceguera encima.
Comencé a comprender que la vida no era ni pizca de sencilla en ninguno de los sentidos que antes creía. Al contrario, era malvada al máximo grado. Estaba al tanto de que vivir no era fácil, siempre había caídas y gente que quisiera dañarte.
Luego quedo ciego. La vida aparte de difícil, era oscura y amarga.
Y ahora, me enamoraba de la última persona en la que me debería de haber fijado. La existencia pasaba a ser difícil, oscura, amarga y cruel. Por un momento supe que esa lista de adjetivos negativos seguiría creciendo en adelante.
Había terminado de tomar mi café y me sentía pésimo, como si me hubieran abierto el pecho con una navaja poco afilada. Tenía ganas de gritar.
-Estoy lista -avisó ______ llegando de repente y la estancia se impregnó de un concentrado de su perfume.
Me sentí delirar de sólo aspirarlo.
-¿Y tú? ¿Cómo estás? -se dirigió a mí.
-Muy bien -dije con la garganta inesperadamente seca.
Me puse de pie sin saber qué hacer, esto no era caminar por el baño que ya conocía y me cuestioné de qué manera me trasladaría de un lado a otro sin mi silla de ruedas.
-Ok -sentía a _______ más cerca y tomando sorpresivamente de mi mano. Eso sólo hizo que me pusiera nervioso-. Lección uno: si vas a salir a caminar acompañado, lo mejor que puedes hacer es colocar tu mano en el hombro de la persona y que ella vaya delante de ti -me explicó al tiempo que lo aplicaba a nosotros-, y tú irías atrás, guiado por mí, en este caso.
Tenía mi mano izquierda sobre su hombro derecho, podía sentir la estática que emanaba de mi mano y la fragancia de ____ llegando con potencia hasta mi nariz. Contuve el impulso de agacharme hasta ella para poder apreciarla mejor.
-¿Listo? -me preguntó sacándome de mis errores mentales.
-Listo -aseguré.
-Ahora estamos en el comedor, lo que debes hacer es calcular cuántos pasos hay desde aquí hasta la puerta y así con cada lugar dentro de la casa al que quieras ir, con la práctica ni te vas a dar cuenta de que estás contando los pasos y te vas a guiar naturalmente.
-Entendido. Eres una gran maestra -agregué y supe que estaba hablando por mi corazón, si hubiera sido mi cabeza se hubiera callado ese comentario.
-Gracias -susurró. Al menos no lo había tomado a mal.
Aquella técnica era sencilla, sólo debía seguir a ____ e increíblemente me encantaba hacerlo, no quería pensar que podría ser porque la tenía tan cerca que podía sentir su calor corporal pegándome en la cara.
Afuera, el día se sentía espléndido. Podía escuchar el canto de los pájaros y sentir en mi piel los rayos del sol, un día soleado en aquella primavera.
-¿Estás bien? -me preguntó mi compañera después de cruzar una calle.
-Sí -mentí, aunque si se lo tomaba desde el punto de vista físico, se podía decir que dejaba de ser una mentira. En mi interior, estaba devastado.
-Estás muy callado y eso se raro. Anoche te la pasaste haciendo chistes y hoy no pasas de las dos palabras.
-No te preocupes.
-Bien, ya son tres palabras. Quizás para la noche pueda quitarte toda una oración -musitó ____ más para ella que para mí, en un tono extrañamente serio.
_______ resultó ser muy observadora, debía pensar una buena explicación que no implicara la dolorosa verdad de su partida.
-Sólo... no tengo nada que decir -susurré.
Ok, eso era patético.
-Si no te conociera diría que... -pronunció y se detuvo con una risita.
-¿Qué cosa? -quise saber, últimamente dejaba muchas frases flotando en el aire.
Ella guardó silencio un largo minuto y sentí que su paso se hacía más lento y por ende, el mío también.
-Nada. Pensé que te había agarrado una depresión post-trauma -las palabras se atropellaron por salir y pensé que terminaría riendo otra vez, pero su voz había vuelto a utilizar el matiz de seriedad.
-Ya pasé por esa etapa -le recordé.
-Es cierto -coincidió-. Llegamos al parque, ¿quieres que nos sentemos y te lea algo de Neruda o prefieres seguir caminando? -me preguntó, poniendo una mano sobre la mía que aún seguía en su hombro.
-Sentémonos un momento, y luego continuemos, tengo que recordar lo que es volver a caminar -ofrecí en una risa que me pareció todavía más desconocida que todas las anteriores.
-Ok, buscaré una banca.
Quería suspirar para comprobar si así podría quitar el peso que estaba ejerciendo fuerza sobre mi pecho, pero sabía que aquello le parecería extraño a mi compañera de banco, y con la atención que prestaba lo más seguro es que no creyera las mentiras que tendría que lanzarle para convencerla de que estaba bien.
Ni siquiera yo me las creía a esas alturas.
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-Ade 💖
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"Luz de Media Noche" ~KTH [ADAPTACIÓN]
Roman d'amourPrólogo... La vida es dura, te quita todo hasta que la escuchas reír maquiavélicamente en tu cabeza, disfrutando de tu dolor. La vida es injusta, difícil, cruel y vacía... lo es cuando una oscuridad te cubre de pies a cabeza expandiéndose a todo cu...