Despierto sobresaltada, no soy consciente del tiempo que he pasado dormida ni de lo que acabo de ver.Mis ojos se abren pero no puedo ver nada, con una mano los froto con fuerza mientras con la otra aún mantengo la fotografía cerrada en un puño, el pánico me invade hasta que recuerdo el lugar donde me encuentro.
Mi espalda sobre la madera de un árbol duele y mis pies arden como si hubiera caminado kilometro tras kilometro sin parar, me quito los zapatos y de inmediato una sensación de tierra húmeda invade las plantas de mis pies.
Trato de tranquilizar mi respiración, dejo a un lado los nervios, mi mano tantea el suelo y tomo de la tierra una rama seca.
Ignis. Pronunció cerrando los ojos, deseo que aquel hechizo que he tratado de memorizar funcione.
El calor de la rama en llamas me hace abrir los ojos, puedo ver mis pies hundidos en tierra húmeda rodeados de hojas secas, toda mi ropa está sucia y hecha un desastre, observo la fotografía que llevo en mi mano, no es la de mamá y Mike, es del hombre que Booz intentaba hacer que localizara, su hermano y él mismo al que había visto en aquella extraña visión.
Ese hombre que lo torturaba era un demonio, recuerdo su rostro siniestro y la manera en que incineró al pobre chico, solo un demonio mayor tendría el poder de hacer tal cosa, los vellos de mi piel se erizan al recordar lo que he visto, ¿sería todo aquello real?
Deseé con todo mi corazón que no lo fuera.
Fuertes pasos hacían que la tierra crujiera, eran pasos lentos y continuos, estaban acechando.
El fuego había atraído a dos retenidos, podía oler su desagradable olor. Mamá dice que todas las brujas tienen un sexto sentido que nos guía, el mío justo ahora me está diciendo que corra.
Empiezo a correr, los retenidos hacen lo mismo, los árboles del bosque permiten que escuche el eco de sus gruñidos, otros pasos corren a mi lado, un escalofrío recorre todo mi cuerpo.
Ignis, digo, semejando en el aire el trazo de una línea. Funciona, hojas secas sobre el suelo arden en llamas poniendo un límite entre mi atacante y yo.
Al frente tengo a un chico de sonrisa ladeada y ojos color rojo, una línea recta de hojas secas ardiendo nos separa.
Da un paso y se detiene en la mitad de las hojas que arden, clava su mirada en mi rostro mientras ríe, coloca las palmas de sus manos hacia arriba, no deja de sonreír, el fuego se intensifica hasta llegar a cubrir la mitad de su cuerpo.
Demonio.
Su ropa y cabello negro, esa mirada ardiente y esa siniestra sonrisa, sin duda era el mismo demonio del que había presenciado su llegada.
Sentí como poco a poco mi sangre se helaba.
Ignis, volví a repetir invocando otra larga línea de fuego y retrocediendo, el demonio se acerca lentamente intensificando el fuego a su paso, lo está disfrutando.
Mi espalda choca contra un enorme muro de roca, estoy acorralada entre la dura roca, el fuego y un demonio que sin dudarlo me mataría.
—No deberías invocar fuego si no sabes usarlo, chica bruja — dijo mientras olía el aire. — Vaya eres humana— añadió.
No articulé palabra.
Ruido entre los árboles llamaron mi atención, tres retenidos aparecieron de la oscuridad, el chico demonio alzó la mano y se detuvieron, le obedecían, eran aliados.
El hecho de que los retenidos aparecieran se trataba de mucho más que una rebelión, no era simplemente un problema de contención, era más grave y peligroso de lo que había imaginado, solo me preguntaba si Mike estaría bien.
ESTÁS LEYENDO
El ópalo de fuego.
FantasyEl planeta tierra ya no es lo que solía ser, tras el resurgimiento mágico gracias a una tregua, los seres humanos han convivido en un nuevo y reestructurado mundo con toda clase de seres que antes solo eran considerados fantasías. Hadas, elfos, lic...