Capítulo 3

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Llevaba varios minutos sin escribir nada. Pese al silencio de la biblioteca Lily no paraba de escuchar voces en su cabeza. Y no, no se había vuelto loca. Eran sus voces, la de James Potter y la de ella, quienes escuchaba.


- No pude hacer los deberes ayer y ahora tampoco los podré acabar – susurró entre dientes, apretándolos.


¿Qué fue lo que te pasó para cambiar tanto en tan poco tiempo? -se preguntaba una y otra vez. Y es que no podía dejar de sentir que debía ponerse en alerta, ahora más que nunca. Porqué antes todo estaba claro y ahora esa seguridad se iba resquebrajando. James Potter dejó de ser el que era, o eso empezaba a creer, y esa faceta tan desconcertante para ella hizo saltar todas las alarmas. Cambió de postura para recomponerse del escalofrío. ¿A qué estás jugando y por qué estoy vacilando? ¿A qué tanto revuelo? - se preguntaba con temor. El juego se estaba tornando serio y ahora su "no" había dejado de ser rotundo.


Lily andaba rápido por los pasillos colindantes a su Sala Común. Snape. Cuánto habían cambiado las cosas que ahora lo llamaba por su apellido. Se prometió no mirar atrás, olvidar, pero en esos momentos se dio cuenta que no lo lograría. Le quería. ¡Era su amigo! ¿O quizás incluso algo más? Negó imperceptiblemente con la cabeza mientras intentaba parpadear rápido en un burdo intento por que sus ojos dejasen de ver borroso. Las lágrimas caían estrepitosamente sin poderlas controlar. Aún dolía la barrera que se instauró entre ellos pese a haber pasado tanto tiempo desde que Severus Snape habló de más y ella puso punto y final a su amistad. Se detuvo en su andara presurado. Su voz, como en un cassette, iba repitiendo en su cabeza aquellas dos palabras...


- Sangre sucia – susurró Lily con voz rota dejando escapar otro arsenal de lágrimas.

- ¿Lily? - oyó que la nombraban. Se detuvo de repente. Las lágrimas cesaron, los temblores también. Miró hacia donde la llamaban con la cara desencajada. No podía disfrazar lo ocurrido, la habían sorprendido llorando.


- Potter... - dijo con voz queda. ¿Cómo actuar con entereza cuando hace un rato estaba esparciendo su corazón por el suelo? Qué imprudente había sido...


- Ven. Aquí no es un buen sitio.


Y se dejó hacer. De la mano de quien menos hubiese esperado, iban caminando hacia no sabía dónde. Con estupor, vio como James se comportaba de manera extraña yendo y viniendo en mitad de aquel pasillo del séptimo piso. Sorprendida, comprobó que no estaba deambulando porque sí y que lo que estaba haciendo era convocar aquella puerta que se estaba materializando en la antes pared desprovista de todo adorno.


- Ven – le volvió a decir. Su voz era aterciopelada. Sus manos la volvieron a guiar.


¿De dónde había salido aquel lugar? Era una sala acogedora sin demasiadas pretensiones, tanto de tamaño como de decoración, pero lo suficientemente tentadora como para entrar. Y allí estaban, sentados en el mismo sofá. Ambos callaban y James la miraba con paciencia, como si sus ojos la quisiesen arropar. Lily alzó la mirada y al verlos los sollozos volvieron a surgir buscando consuelo. James la abrazó tanf uerte que pensó que la podía romper. No supo cuando dejó de llorar, sólo fue consciente de que estaba apoyada en su hombro mirando el papel pintado de la pared. Ambos suspiraron a la vez y ambos se miraron al unísono, sorprendidos. Rieron por tal coincidencia.

Vulnera Sanentur [REMUS LUPIN-OC / LILY-JAMES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora