" Regálame un beso, de esos que llevas escondidos entre tus dedos, tócame para dejar de hundirme entre nubes peligrosas, cuídame entre las noches para no escapar. Porque esos miedos me ganan y se llevan mi alma."
La música resonaba en las paredes de aquella gran casa, evitando así que las personas presentes pudiesen escucharse entre sí.
Min YoonGi se encontraba bebiendo una lata de jugo de durazno que había comprado camino a la fiesta; dejándole claro a la mayor su poca necesidad de beber algo embriagante.
La música era pegadiza no lo podía negar, pero el volúmen que está tenía era exagerado para cualquier persona, el pálido seguía bebiendo de su lata y soltaba risas cuando observaba a los jóvenes bailar y hacer el ridículo.— ¡Vamos YoonGi! —, grito la mayor en el oído del chico — debemos bailar —. YoonGi negó varias veces y fue realmente claro para la mayor, así que optó por irse con el chico que había conocido hace una hora atrás a bailar.
Las chicas movían sus caderas al compás de la música, los chicos gritaban y brincaba sin ritmo alguno; era realmente aburrido si lo veías desde la perspectiva de Min YoonGi, estaba solo y bebía un jugo de durazno.
Bendito momento en que llego la mayoría de edad, trabajos y responsabilidades más grandes. Las odiaba y quería gritarles por ser abrumantes, y hacerlo llorar por las noches.
El pálido decidió levantarse al baño, pues todos estaban tan concentrados en su baile que estaba seguro que los baños estaban casi vacíos; con suerte podría encontrar a un chico como solía ocurrir en aquellas historia que Sarah veía en la televisión.
Sonrió al darse cuenta de sus tontos pensamientos.
Siguió su camino, chocando con algunas cuantas personas y después de unos cortos minutos llego a su destino, con algo de sudor en su frente entró al cubículo del baño y hizo sus necesidades. Todo estaba tranquilo hasta que salió de este y observo la escena que jamás quiso mirar en esos momentos.
El chico de los cabellos dorados estaba siendo besado y tocado por un chico de cabellos grises y labios carnosos.
— Ouh... Lo siento — bajo la mirada un tango apenado por la situacion —
Los dos chicos miraron fijamente al pálido, y soltaron unas suaves risitas.
— No hay problema... ¿YoonGi, cierto? — cuestionó el menor de aquel trio. — Lamento que hayas presenciado está extraña escena — bajo del lavamanos mientas besaba la mejilla del peligris y se marchaba como si nada hubiese pasado
Extraño.
— Soy NamJoon, pero puedes llamarme Nam — hablo el chico — Y el es JiMin, creo que ya lo conoces — YoonGi miro a todo lados
— Ustedes no olvidan un rostro ¿Cierto? — preguntó un poco desorientado — Es decir, son buenos recordando personas —
— JiMin lo es, yo solo recuerdo los nombres. Y es más fácil con el tuyo— sonrió — Pero sería difícil olvidar tu rostro. No eres fácil de olvidar YoonGi —, dicho esto salió disparado de aquel baño, dejando solo al pálido.
Así que el chico de los cabellos dorados tenía pareja y era aquel guapo chico de labios gruesos.
YoonGi asintió para si, y salió también del baño; no había conocido a un chico como en las historias de Sarah, pero sin duda conoció a alguien bastante interesante.La música seguía igual de insoportable para sus delicados oídos, su silla estaba ahora ocupada por una señorita de cabellos castaños y demasiado ebria como para mantenerse de pie.
Los demás bailaban y reían, YoonGi estaba aburrido y después de una larga búsqueda encontró una silla cerca de la barra. Un vasito no le haría daño, así que si más preámbulos, comenzó a beber.
Los minutos pasaban tan rápido que ni siquiera se dio cuenta de cuantos vasos había bebido; solo estaba consiente de dónde estaba más no de que estaba haciendo. Unas manos se posaron en su cuello y tiraron de el, quedando a escasos centímetros de aquella persona.
— Sigues siendo un bobo, Min YoonGi —, exclamó aquel cuerpecito — Pero sigues tan sexy —.
— ¿Cuál mesa? —, artículo el mayor con media sonrisa dibujada sobre su rostro, buscando al causante de la carcajada que quería escapar de sus labios. — ¿Quién eres? ¿Qué mesa es la que buscas? —. Entreabrió sus ojos para intentar divisar el rostro ajeno, el cual sostenía el suyo con autoridad. Fue hasta unos segundos después donde YoonGi volví a si y se percató de quién aplastaba sus mejillas.
— Tonto —. Sonrió.
Y así el menor no lo dejo siquiera acabar su diálogo, pues sus labios ya estaban sobre los contrarios. Devorándose como nunca lo había hecho, las manos de YoonGi pasaron a acariciar la cintura de su contrario y soltar jadeos.
— Te extrañe, bobo Min YoonGi —, hablo el menor mientras seguía besando con pasión aquellos labios delgados y rosados.
— TaeHyung, y-yo —, sus palabras fueron de nuevo calladas por el menor; había extrañado tanto besar sus suaves labios y acariciar aquella pequeña cintura que tanto le había encantado... Antes de el jodido engaño. ¿Por qué no lo dejaba ni siquiera beber tranquilo? ¿Por qué lo besaba ahora, si lo había engañado y dejado por el otro chico?
El engaño.
Lo habían engañado.
— TaeHyung —, exclamó mientras se quitaba de cualquier contacto — Tu, tú me engañaste —.
— YoonGi, vamos, fue hace dos putos años —, grito — superalo, debemos pasar una buena noche ahora que JungKook se marchó con su familia por tres días —. YoonGi analizó detalladamente las palabras del contrario, no era su TaeHyung, el TaeHyung lindo que había conocido en aquella fiesta, el cual le tenía miedo a los chicos más grandes y se sentía protegido por Min YoonGi.
— Debo irme TaeHyung, cuídate —, dijo algo molesto, dejando al menor desorientado y aún pequeño rubio observado de lejos escondido tras su mayor.
— Jin Hyung, ¿Cree que el este saliendo con Tae? — suspiro cansado
— No lo creo, TaeHyung tiene novio y el no parece muy interesado en el —, el mayor se dedicó a observar al pequeño rubio de mejillas sonrojadas. — ¿Por qué la pregunta JiMin? ¿Acaso te agrada? —.
— ¿Qué? No, en realidad era pura curiosidad —, mordió su labio inferior y miro al joven que había dejado solo en el baño.
En el fondo ambos sabían que no era cierto, o tal vez si, no lo sé.
Pero nada es tan fácil como parece.
Sus miedos estaba volviendo.Esos besos asquerosos que le otorgaron en aquellos tiempos.
No. El no quería volver a tener miedo, no quería sentirse solo, JiMin sentía miedo por quedarse solo.El se sentía solo ahí, entre tanta gente.
ESTÁS LEYENDO
𝐸𝓁 𝒸𝒽𝒾𝒸𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝑜𝓈 𝒸𝒶𝒷𝑒𝓁𝓁𝑜𝓈 𝒹𝑜𝓇𝒶𝒹𝑜𝓈 Edición
FanfictionPortada: G180K0V "Los miedos son terribles, consumen las entrañas y abrazan el alma de una manera misteriosa y abrumante, te roban el aliento entre noches sofocantes y gimen en los oídos para aturdirte y decirte cuán fuertes son, y como harán para d...