Alicia en el país de las maravillas

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"¡Alicia! toma está historia de niños y con una mano amable déjala donde se entretejen los sueños de los niños con el lazo místico de la Memoria, como la estropeada guirnalda de flores que hizo un peregrino, arrancándolas en una tierra lejana".

"Para llegar a determinados lugares es necesario contar con determinados apoyos".

"¿Quién soy yo? ¡Ah, ése es el gran enigma!" –Alicia.

"Al menos, sé quién era cuando me levanté esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces". –Alicia.

"—Si cada uno se ocupase de lo suyo —dijo la Duquesa con un gruñido—, el mundo iría mucho más deprisa de lo que va".

"—¿Podrías decirme, por favor, cuál es el camino para salir de aquí?
—Eso depende mucho de a dónde quieras ir —dijo el Gato.
—No me importa mucho adónde... —dijo Alicia.
—Entonces, tampoco importa qué camino sigas —dijo el Gato.
—... siempre que vaya algún sitio —añadió Alicia explicándose.
—¡Ah, seguro que así es —dijo el Gato—, si andas lo suficiente!" –Gato de Chesire.

"—¿Cómo sabes que yo estoy loca? —preguntó Alicia.
—Debes estarlo —dijo el Gato—, o nunca habrías venido aquí".

"¡Bueno! ¡Muchas veces he visto gatos sin sonrisa —pensó Alicia —, pero sonrisas sin gato! ¡Es lo más curioso que he visto en mi vida!"

"Todo tiene una moraleja, si eres capaz de encontrarla". –La Duquesa.

"¡Oh, el amor, el amor, es el que mueve el mundo!" –La Duquesa.

«Sé lo que parece ser»... o, si prefieres que te lo diga con otras palabras más simples: «Nunca te imagines que eres de otra manera distinta a como a los demás le pareces, que lo que fueras o pudieras haber sido no es más distinto de lo que tú habrías sido si a los demás les hubieras parecido distinta». –La Duquesa.

"—Podría contarles mis aventuras... de esta misma mañana —dijo tímidamente Alicia—, porque no tiene sentido hablar de ayer, ya que entonces yo era una persona distinta".

"Así, sentada con los ojos cerrados, casi se creía en el país de las maravillas, aunque sabía que, al abrirlos otra vez, todo cambiaría y volvería a la aburrida realidad".

"Cómo conservaría, a través de sus años adultos, el simple y afectuoso corazón de su infancia. Y cómo reuniría a su alrededor a otros niños y haría que sus ojos brillasen con muchos cuentos curiosos, quizá incluso con este antiguo sueño del país de las maravillas".

–Lewis Carroll.

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