12 de junio de 2004. 01:34 PM.
Como ayer y como cada día desde hace cinco años, comparto la tercera mesa empezando por la izquierda del comedor con Mello y Matt. Hoy toca pasta con mozzarella, tomate, orégano y un pescado azul que no consigo identificar. Mucho mejor que el estofado de ayer, sí. Alisa, la chef, procura que nuestra alimentación sea variada, preparando cada día impresionantes obras de arte culinario en la pequeña cocina de Wammy’s House. Y, como cada día, Mello recoge un plato con media ración. No le gusta tener que comer toda esa comida antes del postre. Y, si el postre no lleva suficiente cantidad de azúcar, ni lo tomará. Seguirá pegando mordiscos a su tableta de chocolate negro y alimentándose más de eso que de cualquier comida. Por el contrario, Matt va a comer hasta no poder más, intentando rellenar esos huecos entre su piel y sus huesos. Mientras nos cuenta las aventuras de su nuevo juego, The Legend of Zelda: A Link to the Past, de su saga favorita, Mello finge escucharle con aburrimiento y yo observo de reojo a Near. Está, como casi siempre, sentado de cuclillas solo, en una mesa del final. Tiene una caja de palillos para los dientes que se dedica a amontonar. Está haciendo un puente con ellos, que tal vez derive en una réplica del Arco del Triunfo. He dicho “casi siempre” porque, sin fallar, al menos una vez a la semana, Linda intenta hacerle compañía. Linda es la sobrina de Miss Levine. Como nuestra profesora de artes, puede ver un lienzo en cualquier superficie, desde una pared o una mesa hasta una ventana. Su habitación no es como el resto de cuartos de Wammy’s House. Ni los radiadores se libran de estar cubiertos por preciosos dibujos a témpera. Linda puede plasmar con exactitud la cara de una persona usando un papel, un par de lápices y un difuminador. Pero hoy no está con él. A Near no le molesta estar solo, es más, creo que lo prefiere. Es muy difícil mantener una conversación con él en la que use algo más que monosílabos.
—Cleo, ¿qué miras tan preocupada? —Mello deja caer medio cuerpo sobre la mesa. Se le ve cansado. Se ha levantado a las 5 de la mañana para repasar.
—Nada…es solo que he tenido un pequeño fallo en el examen —cambio de tema. Mencionar a Near solo sirve para que Mello se convierta en el tío más insoportable del mundo en un segundo.
—Te dije que necesitabas ayuda, chica diccionario, no se te da bien el álgebra –Matt interviene, dándose aires por ser un as haciendo integrales.
—Me cuesta, pero sea como sea llegaré al 9.
Mello sigue sin hablar. Ahora es él quien mira de reojo las mesas del fondo. Bueno, “la mesa”. No sin disimulo, tiene su mirada clavada en Near. Sin que nadie haya hablado, ya sabe que ha tenido un 10. Ha hecho el examen en un cuarto de hora. Después se ha dedicado a resolver y desordenar un cubo de Rubik. No había estudiado. En resumen, es Near. Mello siente envidia. Es tres años mayor que él y aun así siempre le supera fácilmente. Casi no había terminado el examen cuando sonó el timbre. Lleva estudiando todo el curso. Near le superará por unas centésimas y se vendrá abajo.
Como todos los días, se enciende un enorme televisor frente a nuestros ojos en el que veremos las noticias. Solo vemos las noticias y documentales. A veces vemos películas clásicas o de culto todos juntos en una sala de cine, pero de todas formas no echo de menos las películas infantiles.
—…a quien la Interpol ha calificado de asesino a nivel mundial de riesgo para la humanidad. Aún se desconoce el modus operandi y las armas o métodos que utiliza esta persona, pero los investigadores incluso han barajado la posibilidad de que sea algún tipo de recurso esotérico —busco “esotérico” en el diccionario de mi bolsillo mientras aparecen las imágenes de conocidos asesinos, terroristas, violadores e incluso atracadores. Todos tienen en común que han muerto de un repentino paro cardiaco, muchos de ellos estando en la cárcel. Después de todos ellos, se puede ver una reunión de la Organización Internacional de Policía Criminal. En el centro de todos puedo reconocer a Watari cubierto por una gabardina, lo que me hace sonreír. Tras él está proyectado a gran tamaño el logo de L—…se ha requerido de la investigación del detective L, quien se reunió con la Interpol el pasado lunes para poner en común los datos sobre Kira, que es como se le ha bautizado en la red.
El comedor se silencia. Es lo que ocurre cada vez que se nombra a L. En un instante, 32 pares de ojos se vuelven hacia la pantalla. La voz distorsionada de L le declara la guerra a Kira. Y, como si nada, se pasa a otra noticia. La gente vuelve a sus asuntos, pero de repente han surgido murmullos de todas partes. Near mira inexpresivamente la televisión, con los ojos abiertos como platos. Mello hace lo mismo, pero él lo observa con una mezcla de asombro, admiración y, aunque es un sentimiento extraño en él, humildad. Sí, Mello solamente se quita el sombrero ante L.
—Este caso es grave. En un rato nos llamará Roger —como si lo hubiera previsto, el director, que tendrá unos sesenta años, asoma por la puerta del comedor. No suele dejarse ver entre los alumnos. Nos llama a los cinco con una voz suave pero al mismo tiempo potente.
—Near, Mello, Linda, Matt, Cleo…–resulta extraño que ninguno de aquellos sea nuestro nombre de pila y que aun así nos resulte más familiar que este. Nada más llegar aquí se da un apodo a los alumnos, tarea de la que se encarga Miss Levine. Cleo viene de Clío, la musa griega de la epopeya. A mí me gusta porque me recuerda a la reina Cleopatra VII. Astérix y Cleopatra es uno de los cómics que más me gustan. No me fue difícil dejar de contestar “Helena” cuando me preguntaban mi nombre.
Con algo de pesadez me levanto de la mesa, seguida de Mello y Matt. Este se guarda su Game Boy Advance en el enorme bolsillo de su chaleco. Mello me sigue de cerca. Le escucho morder una y otra vez el chocolate con nerviosismo. Near lleva en la puerta desde que vio a Roger asomarse. Linda tarda un rato en despedirse de una mesa llena de chicas. Los cinco seguimos silenciosamente a Roger hasta su despacho y cierra la puerta después de Linda.
— ¿Habéis visto las noticias ya?
—Todo el comedor ha prestado atención a la voz de L –contesto, con una sonrisa.
—Está en peligro, por eso nos has reunido aquí –como si leyera la mente, Near no vacila un segundo en decir su acertada idea.
El director suspira.
—Exacto. No quería decirlo tan repentinamente. Pero Watari me ha pedido que os mentalice. L sospecha de las personas cercanas a él, y está decidiendo su sucesor inmediato.
No me resulta sorprendente. Hace ya tiempo que nos explicaron quiénes éramos, que no éramos como el resto de compañeros. Nuestra capacidad deductiva e inteligencia nos habían convertido en los destinados a ser L. Nos miramos entre nosotros. Mello mira al frente y después mira fijamente a Near, como desafiándole. Cada mordisco a su chocolate suena como un juramento. Jura que le superará. Su mirada habla. Near hace lo mismo, con su cara sin expresión y los ojos abiertos de par en par. Por el brillo de sus ojos sé que se siente importante, pero eso le da igual. Linda alterna la vista con el director y el suelo. Parece estar debatiéndose mentalmente. Matt mira a la ventana que se alza tras el despacho, deseando salir de allí para seguir jugando.
—No contéis conmigo –nos sorprende la dulce y aguda voz de Linda. Sale tranquilamente de la habitación, sacando un pincel fino del bolsillo de su mandil lleno de manchas de colores. A pesar de ser la más pequeña, siempre ha sido la más segura respecto a L.
El peso del silencio cae sobre la sala. Siento ganas de decir algo, pero sea lo que sea no es oportuno. La voz tranquila y suave de Near se carga de un golpe esa tensión.
—Vaya… Ahora solo quedamos cuatro.
Roger asiente de forma precavida, meditando sus próximas palabras.
—…como iba diciendo, tengo que mentalizaros adecuadamente y… supongo que no hace falta que os diga que penséis muy bien vuestra decisión, sabéis que os llevará a un puesto demasiado importante como para tomárselo a la ligera. Tenéis la libertad de… abdicar, como acaba de hacer vuestra compañera.
Aunque ya supongo lo que es, echo un vistazo al diccionario para comprobar qué significa abdicar. Y sí, estoy en lo cierto. Pero no creo que los demás renunciemos. ¿Matt tal vez? Le miro de reojo otra vez. Ahora observa los libros sobre insectos que se reúnen en la estantería. El director tiene varias colecciones sobre artrópodos en su despacho. Parece que a él le da igual ser L, al menos mientras tenga videojuegos.
Y, mientras ese Kira no consiga acabar con L, tampoco me apetece preocuparme. Me espera Artemis Fowl en mi cuarto.

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Línea de sucesión.
Fanfiction[OC] L, ese que da su vida por la justicia, ese que vencerá al mal, necesita asegurar su legado. Pero, ¿cómo decidirse por uno entre tantos herederos?