Pasado

2.2K 184 8
                                    

Dedicado a @ZCReka

Capítulo 16: "Pasado"

Era una tarde nevada, y en una de las tantas cabañas de un pueblo, un pequeño niño de, cuanto mucho, cinco años, pelinegro y de ojos rojos, perseguía a sus hermanos; dos gemelos donceles tan solo unos años mayores que el niño.

—¡Lucian! —gritó la madre, una hermosa mujer de melena pelinegra igual a la de todos sus cachorros—. ¡No seas tan rudo con tus hermanos! —regañó, caminando hasta ellos.

—¡Pero, madre, si ellos son los que no me dejan en paz! —reclamó el pequeño, haciendo un puchero.

—Nosotros solo queremos jugar con él —explicó unos de los donceles—. ¡Queremos jugar a la casita, pero él no quiere! —Ambos doncelitos fruncieron el ceño, viendo con reproche a su hermano pequeño.

—¡Esos son juegos de donceles! —Lucian les aventó una bola de nieve para luego arrancar a correr—, ¡yo soy un hombre! —declaró ya a lo lejos mientras huía de los gritos de su madre.

—LUCIAN —la mujer resopló con cansancio, a veces su cachorro era demasiado travieso. Preocupada, miró al cielo, su esposo debería de estar por llegar junto con su hijo mayor, solo esperaba que Lucian no cometiera alguna travesura—. Será mejor que entremos, empieza a hacer frio-

—Ese mocoso me las pagará —refunfuño uno de los gemelos, quitándose el resto de nieve del cabello.

—¿No deberíamos ir a buscarlo, madre? —El otro doncel, más preocupado por su hermanito, vio ansiosamente el camino por donde se había ido el menor—. Ya está por anochecer-

—No te preocupes —tranquilizó la madre, revolviendo la cabellera negra—, lo más seguro es que se fuera a esconder al bosque, y con esta nevada no creo que algún humano siga ahí-



Contuvo la respiración. Vio fijamente a su presa, entrecerró los ojos, acomodando las patas. El conejo alzó las orejas. Dio un pasito, asegurándose de usar solo las almohadillas de sus patas, agachó el cuerpo con las orejas bien en alto.

Volvió alzar la pata, de reojo vio algo en el suelo, pero fue demasiado tarde, el crujir de la rama avisó al conejo, quien arrancó a correr y él fue tras él.

Saltó ramas y se escabulló entre ellas, esquivó árboles, tenía la vista fija tras el conejo. Concentró todos sus sentidos en su presa.

Solo podía imaginar la sonrisa orgullosa que pondría su padre, el alfa de la manada, al ver que había logrado atrapar su primera presa.

Estaba tan concentrado que no se dio cuenta en qué momento cayó en la trampa, solo pudo sentir el latigazo de dolor recorriéndole la pata derecha.

El dolor le hizo contraerse, metiendo el rabo entre las patas, gimoteos salieron de su hocico, y en un acto de reflejo, intentó mover la pata, pero eso solo hizo que la trampa se le enterrara más en la carne. El pánico le empezó a invadir, pensó en tomar su forma humana, pero recordó a su padre.

"Una trampa en el bosque significa que hay un humano cerca, nunca tomes forma humana frente a alguien que no sea de tu manada".

Un ruido le hizo alzar las orejas.

Trotes de caballos se acercaban cada vez más, el miedo le ganó a su cuerpo y sus manos reemplazaron sus patas, el pelaje desapareció, la piel pálida cubrió su cuerpo. Lo único que podía oír era el rápido palpitar de su corazón, todo su ser temblaba, lo único que sabía era que quería a sus padres.

Aullando bajo la misma lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora