Recuerdo 32. Dos novias

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—Tenemos que hablar.

Lucille observaba con sorpresa el hecho que Mónica se encontraba frente a sus ojos. André compartía esa confusión, debido a esa mirada llena de seguridad que cargaba la castaña, ya tenía un tiempo desde que la vio así. A pesar del sonido dentro del hospital, todo se ensordeció en ese panorama.

—Hiciste tu elección —dedujo la muchacha de cabello negro mientras se levantaba con resignación.

Mónica negó con la cabeza.

—Tú y yo tenemos que hablar —repitió—. Tengo dudas sobre ti y estoy casi segura que tú las tienes sobre mí.

Lucille asintió y se levantó.

—Vamos a una cafetería que está cerca del hospital —sugirió—. El hospital no es lugar seguro para nuestras conversaciones.

Desde las noticias de Jared, Lucille no había pisado su casa ni un momento

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Desde las noticias de Jared, Lucille no había pisado su casa ni un momento. El contraste de ambas era bastante notorio; con Mónica recién bañada y su ropa limpia, contra una muchacha que con trabajo dormía, su ropa tenía días y su cabello imploraba un baño.

—¿No has ido ni un día a casa para darte... una retocada? —preguntó Mónica con confusión.

Lucille negó con la cabeza.

—Con todo lo sucedido, solo me deprimiría en ir a casa —contestó mientras agregaba una cucharada de azúcar a su café—. Es navidad y mis padres comienzan con sus planes románticos que duran hasta febrero, no existo para ellos hasta el primero de marzo. Al menos, en el hospital sé que le intereso a alguien: Jeremy, Ethan y Rosalina.

Eso nunca lo habría imaginado. Debido a como hablaban de ella, Mónica siempre creyó que la vida de Lucille era perfecta en todos los sentidos. La muchacha de cabello negro observaba la ventana de la pequeña cafetería, ajena a sus palabras.

—¿No te duele ni un poquito? —cuestionó la chica castaña con una pequeña punzada.

—Cuando entras a la escuela y conoces las actividades extracurriculares, puedes sobrellevarlo —explicó con la misma tranquilidad—. Además, estaba en todos los clubes que pude. Así que no llegaba a casa hasta pasada de las nueve de la noche.

—¿Siendo una niña de primaria? —escandalizó Mónica. Dio un brinco y ganó las miradas de los presentes en el pequeño establecimiento, carraspeó un poco para disimular su escena, regresó a su asiento donde Lucille asintió con la misma serenidad—. Eso no está bien —musitó.

Por eso Lucille era muy conocida en su escuela. Una chica a simple vista que era condesciende, amable y que todo lo podía; solo trataba de huir de su casa y distraer su mente. Por eso fue más extrañada en su escuela, en su círculo de amigos, ya que pasaba tiempo con ellos... por eso, Lucille era mencionada por sus amigos mientras por sus padres no.

—¿Por qué nunca oí hablar de ti hasta que me hice novia de Jared? —susurró confundida.

—Tal vez lo hiciste pero no le diste atención. —Lucille le dio un sorbo a su café—. Si hablamos del tiempo actual, soy una estudiante de último año y tú una recién ingresada, quizá te tocó mi funeral. Pero para los de mi primer año solo fui una desconocida más, una estudiante que murió y ya.

Time after timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora