Había mucha información por procesar y aún más por aceptar.
La música se escuchaba a su alrededor, las copas tintineaban cada vez que sus usuarios las chocaban, las conversaciones de todos esos ricos eran abrumadoras, sin mencionar, aquellas sanguijuelas que se pegaban a sus hermanos. Mónica se encontraba en un rincón mientras bebía una copa de vino, el cual era bastante barato.
—Pensé que odiabas el alcohol —comentó André con confusión, al pararse a su lado con dos vasos de sidra.
—Mónica adolescente odiaba el alcohol, esto es una vitamina para mí —masculló la muchacha mientras observaba la copa—. Es una broma —rectificó con una sonrisa en cuanto vio el rostro asustado de su amigo—, ¿verdad que te engañé? Solo quería probarlo un poco, ya sabes, para "entrar" en ambiente. Pero como es tan barato, sabe horrible. Se supone que esto también es una fiesta de compromiso, ¿dónde están las bebidas pagadas por los Price? ¿O se las escondieron para el acceso VIP?
—Moni, no es divertido —respondió el muchacho de cabello rizado con un suspiro—. Desde que llegaste a la fiesta, siento que estoy tratando con otra persona...
Por supuesto que lo hacía. En cuantos los recuerdos abrumaron su mente con afán de despertarla, era obvio, que aquella linda muchachita llena de inocencia moriría.
Las cosas no mejoraron cuando la dependiente explicó las cosas punto por punto. La pobre Lucille se negaba a creerlo y muchas de las veces, cuestionaba el razonamiento de la trabajadora y hasta daba a entender que tal vez consumía drogas. Por su parte, Mónica solo escuchaba y con lo que había en su cabeza, las piezas se acomodaban para dar una explicación lógica.
Odiaba esto.
—Moni, regresa. —La voz de André la regresó la realidad. El muchacho no dejaba ese insistente interrogatorio silencioso—. ¿Qué pasó en el hospital? ¿Tanto de conmocionó ver al chico que te gusta en una camilla?
—Ya deja de molestar —suplicó con cansancio—. ¿No ves que tengo cosas más importantes que pensar? Ve a ligar con Lucy o lo que sea que hagas con tu vida ahora.
Se alejó de ella, sus manos aún sostenían los vasos y no dejaban de temblar, en una distancia considerable, esa mirada profunda de color azul la estudiaba con mucho cuidado y atención. Mónica apretó los labios con aprensión y desvió sus ojos para no encararlo, para darle un buen sorbo a ese vino barato.
—¿Quién eres tú? —musitó él con voz trémula. Mónica no desistió de abandonar su copa, la cual, era la única que en ese momento mantenía su cordura en buena dirección. El muchacho dejó los vasos de sidra en el piso y tomó a su amiga por los hombros—. ¿Qué hiciste con Mónica? ¿También eres uno de ellos?
La chica castaña abrió los ojos de par en par.
—¿De ellos? —cuestionó con sorpresa—. ¿Tú los conoces? ¿Sabes lo que hacen?
—¿Eres de verdad Mónica? —corroboró con temor. Ella asintió con lentitud—. ¿Por qué te sientes tan diferente?
—Es una historia bastante larga —respondió con media sonrisa—. ¿Prometes escucharla sin tacharme de loca?
—Escapemos de esta aburrida fiesta y vamos a la Cuchara de Plata.
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Time after time
Romans«Si te dijera que tengo la capacidad de cumplir un deseo, ¿qué me pedirías?» El final de una amarga historia de amor, es el comienzo de esta tragedia, con peores resultados que un simple corazón roto. Al toparse con una extraña de apariencia extrava...