16 de diciembre. 7:00am.
Los pasos se escuchaban a la lejanía, sin poder conciliar bien el sueño, Jeremy alzó la cabeza en dirección al sonido. Donde notó sus dos amigos, los cuales, se acercaban a la velocidad que el hospital se los permitía. Los ojos verdes del chico se abrieron de la sorpresa, tanto Lucille como Ethan venían cubiertos de una fina capa blanca.
—Se le ocurrió nevar hoy —comentó su amiga en voz baja—. Bajamos del autobús y ya estaba cayendo.
—Gracias —susurró Jeremy. Los recién llegados observaron con curiosidad, donde cubierta por el abrigo, se encontraba Rosalina acurrucada el pecho de su novio, en un profundo sueño—. Explícalo tú —comentó el muchacho con un vistazo hacia Lucille.
Lucille apretó los labios con incomodidad.
—Lo siento —respondió ella con ambas manos juntas frente a su rostro.
—Él —intervino Ethan, con un manojo de sentimientos que lo aplastaban—, ¿qué tan mal está?
Antes de contestar, Rosalina se estiró mientras lanzaba un bostezo, talló sus ojos con pereza y le dedicó una sonrisa a los recién llegados. Sus amigos correspondieron su saludo silencioso y de inmediato, regresaron la atención hacia Jeremy. La explicación carecía de los detalles más importantes, hasta los mismos doctores, no entendía el motivo de aquel estado.
Como era de esperarse, el consuelo que sus amigos buscaban, no se presentó.
Un silencio se posó en medio de ellos, donde solo se podía apreciar el sonido de los pasos de los doctores, las llamadas de recepción y el olor a cloro mezclado con medicamento. Ethan tomó asiento a lado de Rosalina y Lucille por el lado de Jeremy, el cual moría de cansancio y ansiedad.
—Vayan a comer —sugirió Lucille con una sonrisa—. La cafetería del hospital es bastante buena, además, necesitan despejarse. Aquí estaremos Ethan y yo haciendo guardia.
A decir verdad, el muchacho sentía que si metía algo a su estómago, de un momento a otro lo vomitaría. Sin embargo, otra cosa muy diferente era Rosalina, la cual no había comido nada desde la cena del día anterior, y su condición aún era débil. Jeremy asintió y tomó a su novia, para ambos dirigirse a la cafetería.
Como era de esperarse, el lugar no estaba muy habitado y solo se encontraban los doctores que descansaban, junto con uno que otro visitante. Jeremy dejó a Rosalina en uno de los asientos, mientras le indicaba que solo compraría algo y regresaría rápido. A lo cual, la muchacha asintió.
Con el pedido en mente, se acercó al mostrador. Donde antes de que pudiera hablar, la dependiente le acercó una charola con un café negro, un té verde, un burrito, un sándwich y dos gelatinas de sabor limón. Abrió los ojos de par en par, con miedo alzó la cabeza para encontrarse con la muchacha, la cual le sonreía con dulzura.
—¿Cómo supiste...? —Apenas podía pronunciar las palabras, gracias a la sorpresa.
Ella acomodó el mechón oscuro de cabello, que bailó en su frente y acentuó su sonrisa, donde sus oscuros ojos marrones brillaron.
—Va por cuenta de la casa —comentó ella con buen humor—. Desayuna tranquilo con tu novia.
Jeremy entrecerró los ojos con suspicacia.
—¿Nos conocemos de algún lado? —preguntó, al notar el aire familiar que desprendía.
—Quien sabe —respondió la dependiente, que con su mano despedía al muchacho.
Antes de poder declarar otra cosa, Jeremy fue despachado y dirigido de regreso con su novia. Contrariado, volteó al mostrador donde aquella dependiente, se encontraba ocupada con un visitante. Decidió no prestarle atención, Rosalina le esperaba con el desayuno.
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Time after time
Romance«Si te dijera que tengo la capacidad de cumplir un deseo, ¿qué me pedirías?» El final de una amarga historia de amor, es el comienzo de esta tragedia, con peores resultados que un simple corazón roto. Al toparse con una extraña de apariencia extrava...