—¿Almorzaste hoy? —pregunta mi Marien.
Vamos hacia la habitación a descansar finalmente. Ha sido un día largo. Papá ya se fue. El hermano de Max los ha llevado al pueblo.
Me sentí mejor con eso, ya que me preocupaba que Orión pueda estar por ahí, pero movilizándose en una de esas cosas de humanos, sin duda es más seguro ahora.
Entonces recuerdo que no, no he almorzado con todo lo que paso. Le sonrío a Marien sintiendo algo de culpa, pero es que no he podido evitar no acordarme para nada. Solo me acuerdo de que ella parecía pensativa, también recuerdo que dijo que puedo tocarla... Pero soy un tonto porque, precisamente, luego de todo lo que ha pasado, eso ha de ser lo último en lo que ha de pensar.
—Debes almorzar, o me preocuparé mucho por ti —regaña de forma dulce como a veces lo hacía mamá—. Felizmente ya cenamos.
—Lo haré, perdón. Como verás, hoy no pude.
—Sí... lo sé.
Baja la vista. Sí, sin duda está afectada. No quiero que esté así, quiero que tenga paz. Quisiera simplemente llevármela de este lugar tan problemático. Es lo que quiero en verdad.
Le abro la puerta de nuestra habitación para que pase y entro después, preocupado porque quiero que se relaje. Cierro y, al parecer, la puerta se asegura sola. Uhm...
De pronto Marien tira del cuello de mi camisa y se apodera de mis labios.
Wow. Sí.
Sonrío de forma fugaz y la pego a mi cuerpo, ansioso por sentirla, olvidando todo lo demás. Terco, vuelvo a recordar lo de tocarla al mismo tiempo en el que mis manos, sin permiso, ya se colaron debajo de su blusa.
Su calidez quema en mi piel, su suavidad... solo me hace querer más.
—Hey —se separa unos centímetros, sonriendo—. Espera.
—¿Por qué?
—Estás herido.
—¿Y eso qué tiene que ver?
Le doy un par de besos mientras el dorso de mis dedos recorre su cintura y ella reacciona de nuevo.
—Sabes que puedes tocarme, eh, pero no en público, ¿okey?
Parpadeo un par de veces, confundido.
—¿Crees que no lo sé? Por supuesto que no en público, esto es solo entre tú y yo —vuelvo a besarla—. ¿Por qué dices esas cosas? —susurro apenas sin ser muy consciente, queriendo seguir y nada más.
—Lo siento, justo recordé que no te había explicado.
Tenso los labios un segundo, recordando las interrupciones de la mañana, y asiento para calmarla.
—Descuida, lo sé, y besarte en público tampoco.
—Por supuesto que sí —reclama de forma tierna.
—Hoy pareciste incómoda cuando Marcos nos vio.
—Sí... bueno, es que...
—Descuida, te entiendo. En mi sociedad no existe muestra de afecto alguna casi.
—Pero yo no quiero que lo nuestro sea así —insiste tomando mi rostro para darme más de sus dulces besos—. Te amo, y te adoro.
—Y yo a ti... —aseguro y vuelvo a besarla sin perder tiempo, mientras mis manos empiezan a subir un poco más por su cintura—. Tu piel es tan suave...
Ella jadea.
—Hey —vuelve a reaccionar—, estás herido, y adolorido, debes descansar.
—Puedo soportar el dolor —respondo de forma casi automática y beso su bonito mentón.
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Ojos de gato Sirio [La versión de él]
Ciencia FicciónSiendo un humano evolucionado, su curiosidad le va a llevar a conocer a los otros humanos, y a aprender sobre ellos, descubriendo sentimientos que no sabe que existen. **** Este libro es "Ojos de gato tentador" contado por el protagonista.