Capítulo 50: Volviendo a la realidad

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Acaricio a mi dama mientras ella mantiene su leve sonrisa con ojos cerrados, muy relajada y feliz.

—... Por eso, de algún modo, ver a mi tía con sus hijos y las reuniones en casa cuando estábamos todos, en navidad, o alguna festividad, me hizo querer tener una gran familia también —me está contando. Me encanta escucharla, saber sobre su vida antes de mí—. Luego el quedarme casi sola, me hizo desearlo más. Aunque, por un tiempo renuncié a ello, por el trabajo... Pero ahora contigo —me mira con cierta timidez—. Ya sabes, sabes que quiero todo contigo.

—Me alegra. Sabes que yo igual. —Le doy una caricia y medito—. Bueno, hace cinco años yo... Bueno, tenía quince. —Ella ríe y se aleja apenas—. ¿Qué?

—No me hagas recordar que mientras yo ya era una vieja pensando en familia tú todavía jugabas por ahí —dice entre risas.

Río también y niego.

—Hey, no eras vieja. Además, a los quince ya tenía que pensar también en mi futuro. Aquí es así —la calmo y le doy un par de besos.

Da un largo suspiro y me mira.

—¿Puedo hacer una pregunta tonta? —Eso me extraña—. ¿Qué te enamoró? O... ¿Qué te gustó de mí? Es decir, cuando me viste...

—Tu tranquilidad —respondo sin demora y sonrío al recordar ese momento—. La luz y paz que me transmitiste, la forma inocente en la que me miraste, diferente a las miradas de sospecha y odio de los demás. Cómo mi mente, siempre alerta, quedó en completo silencio apenas te vi. —Ella sonríe y acaricia mi pecho—. Luego, claro, esa sensación de libertad que me provocaba el solo tenerte cerca... Además, debo admitir que el que me parecieras hermosa fue algo nuevo y fresco también. —Su leve rubor se asienta—. No entiendo, esa no es una pregunta tonta —le aseguro con dulzura.

Ríe entre dientes.

—Sí, bueno. Es que usualmente son chicas más jóvenes las que preguntan algo así. Aparte de que es considerado tonto por muchas personas, es solo que como no has crecido en la sociedad humana, supongo que tu visión es distinta... Y claro, tu respuesta también ha sido distinta a lo usual. —Me da un beso—. Pero eso es lo que me fascina de ti.

—Oh... Ya veo. —Continúo acariciando su cabello—. ¿Y tú?... ¿Qué te gustó de mí?

Muerde su labio inferior.

—Me avergüenza un poco admitir que mi respuesta sí es un tanto humana, pero... Lo primero, primero que me gustó fueron tus ojos. —Se encoje de hombros apretando los labios y río en silencio—. Pero me enamoré definitivamente de ti al irte conociendo, incluso luego de ver que eras un evolucionado. —Recorre mi pecho con su dedo índice—. Tú y tus preguntas inocentes... La pureza de tu mente.

—¿Mi pureza? —Niego con diversión—. Tú eres pura.

Vuelve a reír.

—Ya no estoy tan segura de eso —su mano sigue bajando y doy un respiro hondo.

—Si tú no crees eso, entonces yo lo soy menos —ronroneo trayéndola contra mí, apretando la parte posterior de su muslo.

Muerde mi labio inferior con algo de fuerza, esa que me roba el aliento.

—Bueno, creo que ambos simplemente nos amoldamos...

—Sí, es exactamente lo que pienso —digo con entusiasmo. Ella y yo estamos conectados.

Asiente y se acurruca contra mí.

Me fascina hablar con ella y seguir conociéndola.

—Así que mi pureza —medito y sonrío al recordar—. ¿Como cuando pregunté si tendríamos hijos?

Ojos de gato Sirio [La versión de él]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora