Hemos estado pensando en inmiscuirnos en una instalación de otra parte de la ciudad, aunque, mientras Max habla, yo no puedo concentrarme bien pensando en lo que pasó anoche. Tener a mi chica sobre mí devorándose mis labios, con la libertad de tocarla, quizá no todo lo que mi inmoral cerebro quisiera, pero al menos...
En fin, debo irme temprano para llevarla a pasear, así que voy a revisar mis cosas y tocar esa pantalla para marcar mi salida. Aunque vuelvo a distraerme recordando en dulce beso que me dio mi adorada al despedirse de mí, cómo su mano tardó en dejar la mía mientras se encaminaba hacia el pasillo principal del hospital...
—¡Señor evolucionado! —me llaman y bufo en silencio frunciendo el ceño—. Señor, mire —el chico se acerca y me muestra un video en donde aparentemente se ve a un evolucionado en una ciudad cercana salvando a un niño de que un auto lo golpeara.
Me doy cuenta de que soy yo, de aquella vez que estuve con Marien en esa ciudad, aunque mi mente está en otro detalle.
—Disculpa, pero ¿qué edad tienes?
—Dieciocho, señor.
—Y yo veinte —intervengo—. Aunque me da la sensación de más estatus, no necesito que me llames así, estamos al mismo nivel.
—Pero usted está casado, señor.
Arqueo una ceja y escucho a Max reír. Viene y se cruza de brazos.
—Casado, pero, dime... ¿Ya tuvieron luna de miel? —Aprieto los labios unos segundos. ¿Qué significa luna de miel?—. Ah, lo suponía.
—No es que te interese —comento—. Por cierto, voy a irme temprano.
—¿Qué?
—Saldré con Marien. Quería ir a un edificio importante o algo así...
Reviso el teléfono, encontrando un mensaje de mi Marien. Sonrío levemente.
"Trataré de sacar cita y luego estaré por la ciudad con Rosy, te llamaré más tarde, te amo."
Oh... ¿Ya se fue?
—¿Cita con quién? —pregunta Max a mi lado, espantándome.
—¡Oye! —reacciono alejando el aparato de su vista—. Eh, dijo que quería hablar con el gobernador —medito volviendo a mirar su mensaje—. Por un momento pensé que podría ir con ella...
Max me quita el teléfono, haciéndome reaccionar de nuevo, pero veo su cara de preocupación y algo se asienta mal en mi pecho.
—Oh no, ¿está loca? ¿Qué acaso es así de confiada? Puede ser peligroso, ¡todos son unos corruptos!
La angustia me invade, así que decido llamarla. Max pone altavoz y eso me angustia más, ya que al parecer él en verdad sospecha. Temo que no responda, pero lo hace, aliviándome apenas.
—Hola...
—Marien —sonrío al saber que está bien—, ¿ya fuiste a hablar con el tal gobernador?
—Ah, sí. Descuida.
—Quería acompañarte...
Puedo oír su leve respiración entre el ruido de fondo, y noto que está diferente. Está angustiada.
—Otro día será, gracias. Hasta pronto —cuelga.
Frunzo el ceño y Max niega con la cabeza.
—Las tienen —asegura con seriedad.
La sangre se me congela y el mundo se me quiere venir abajo. No, no a mi dama, no a mi vida, ¡no!
Empiezo a acumular rabia, esa rabia salvaje que es parte de mi naturaleza, mi verdadero ser al que aprendí a dominar. Rabia porque existen hombres que se creen con la potestad de llevarse a un par de indefensas mujeres en contra de su voluntad...
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Ojos de gato Sirio [La versión de él]
FantascienzaSiendo un humano evolucionado, su curiosidad le va a llevar a conocer a los otros humanos, y a aprender sobre ellos, descubriendo sentimientos que no sabe que existen. **** Este libro es "Ojos de gato tentador" contado por el protagonista.