✘|Uno

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Narra Goku

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Narra Goku.

Me encontraba en el palacio del pequeño Zen. Él había mandado a llamarme para jugar un rato.

Estábamos los dos tranquilamente, recostados sobre una alfombra jugando con pequeños autos a control remoto.

—Goku-chan —me llamó haciendo una pequeña mueca.

—¿Qué ocurre pequeño Zen?.

—Ya me aburrió esto.

Se quejó, en su boca se formaba un pequeño puchero.

—¿Qué quieres hacer entonces? —dudé al igual que él.

El señor Bills y Wis me obligaron a jugar, yo en lugar de esto quería seguir practicando mi nuevo entrenamiento especial. Eso, y Bulma nos había obsequiado un delicioso pastel para comer después.

Ahora solo Vegeta podría probarlo.

—¿Jugamos a disfrazarnos? —me propuso con emoción. Sus ojos brillaban intensamente, de manera emocionada.

—Claro pequeño —acepté dando una leve caricia amistosa en su cabeza— después de todo tengo la tarde libre. Milk fue a una lección de cosina, Goten está de campamento y Vegeta entrenando con Wiss y Bills.

—¿Entonces podemos jugar hasta muy tarde?.

Su sonrisa se intensifica y levanta sus brazos en el aire con emoción.

—Si tú quieres —le respondo llevando una de mis manos a mi nuca.

—¡Siiiiii! —festejó eufórico—iré a buscar la caja de disfraces. Ya vuelvo Goku, no toques nada por favor.

—Aquí te espero.

El pequeño Zen asiente, antes de ir en busca de la caja de disfraces. Ahora que lo pienso, ¿Dónde estarán el Supremo Sacerdote y los guardias de seguridad? Siempre están cerca del pequeño Zen y es raro que lo dejen solo (aunque sea por un par de minutos).

De no ser por dos guardias que custodian la puerta, este lugar estaría por completo vacío.

—Que rara es esta habitación —me dije a mi mismo al percatarme de su peculiaridad.

No era la que frecuentaba cuando venía a jugar y me resultaba extraño.

Parecía estar completamente blindada, no habían ventanas y tenía cámaras de seguridad en todos lados. Estaba vagamente decorada: con una pequeña cama, una mesita de luz y una televisión.

No parecía que nadie la ocupara.

Lo único que llamaba la atención de esta controlada recamara, era un espejo —gigante—. Se encontraba apoyado contra una de las paredes.

Me levanté de mi lugar.

Y como estaba aburrido me dispuse a encender la televisión.

Tomando el pequeño control remoto que estaba junto a la mesita de luz. Presioné el botón de encendido, veía que canales estaban disponibles y no era para nada variada la programación.

Mi estúpido error (Goku fem x Broly) | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora