Capítulo 9

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Mis nervios se incrementaron al ver la expresión consternada en la cara de Bruno mientras esperábamos en el vestíbulo para que la veterinaria lo atendiera. Estaba muy asustado ante la idea de que lo que le sucedía a mi amada mascota fuera algo muy grave, pues había vomitado nuevamente en el trayecto a la veterinaria, pero no importaba ya me encargaría de limpiar mi auto después.

- ¿Qué es lo que tienes amiguito? -Dije sobando su cabeza delicadamente- Nunca se había puesto así, ¿será algo grave?

-No lo creo Max, quizá solo comió algo que le cayó mal-Contestó Isla, quien estaba sentada a mi lado- O puede ser la comida para perros que le están comprando.

-No lo creo, esa es la comida que le hemos dado desde que lo tenemos y como te dije hace rato ni mi papá y yo dejamos comida nuestra a su alcance, mi familia y yo lo acostumbramos a consumir solo la comida especial para él, aunque quisiera de la nuestra.

-Entonces  será mejor esperar a ver que dice la doctora y así salir de dudas

-Pues sí.

Llegamos a la veterinaria donde mi madre acostumbraba a llevar a mi mascota y donde todavía lo llevamos, la verdad no conocía mucho ese lugar, siempre llamábamos a la veterinaria para que se llevara y trajera a Bruno a domicilio, y como él no se había enfermado hasta ahora, no había tenido la oportunidad de detallar bien esa veterinaria.

Can y Cats.

Un gran letrero afuera de la gran casa nos indicaba que ya habíamos llegado.

Nos bajamos de mi auto, y nos apresuramos a entrar.

-Kai, ve por unos cafés, por favor. Ya está pasando el invierno, pero todavía hace frío- Dijo Isla, al ver una pequeña dispensadora de café en la sala de espera.

-Buenas tardes. Venimos para que le hagan un chequeo a mi mascota, ha estado vomitando y no sabemos que podría tener, es la primera vez que se pone así- le iba diciendo a un joven que estaba en la recepción. Se notaba que era un principiante.

-Buenas tardes, espera un momento por favor, ya llamo a la doctora James.

-Muchas gracias y  por favor que sea lo mas rápido posible.

Me senté junto a Isla y lo único que quedaba era esperar.

- ¡Aquí están los cafés!-Gritó Kai todo emocionado ya que logró no hacer un desastre con los cafés.

-Waoo, no derramaste los cafés felicidades- Alentó Isla.

-Lo sé ¿no?, quizás esto sea lo mío.

-Tranquilo viejo, solo fue una felicitación, no la profesión de tu vida.

-Sí, mejor continúa practicando baloncesto, ¿quieres?

-Envidiosos- dijo Kai sacándonos la lengua, acción que nos hizo sonreír.

Unos 5 minutos después la doctora James salió por una puerta principal con un señora y el gato mas feo que mis ojos hayan podido ver.

-Si señora Grifin, por favor procure que Michi ya no coma más queso ni beba leche y dale estas pastillas por 5 días en la noche- recomendó la doctora.

-Gracias doctora- Agradeció y a su vez rió la señora- Como iba a saber que Michi era intolerante a la lactosa. Estaré mas atenta, hasta luego.

-¡Adiós señora Griffin, cuídese!

La doctora tenia una apariencia muy maternal, que por un momento me hizo sentir mal, era bastante tierna y linda para ser de su edad, era pelirroja y de ojos negros profundos. No conocía a nadie con esa apariencia aunque me recordaba a alguien pero... a quien.

Perdido Entre MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora