Capítulo 10

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No paraba de analizar la segunda nota que había encontrado en mi cuarto. Ya la había comparado con la primera y tenían el mismo tipo de letra hasta el papel en que venían escritas era el mismo.

Después de haber buscado por toda la casa la carpeta junto a Kai e Isla y haber tenia un trabajo fallido, los dos decidieron irse. Bueno, no antes de que Isla me dijera que haría todo lo posible por ir a la oficina de su padre y sacar otra copia.

Alguien quería que no nos metiéramos en el caso de mi madre y ese alguien sabe donde vivo, sabe cuales son mis amigos y sabe donde queda mi cuarto. Significa que esa persona esta mas cerca de mi de lo me puedo imaginar.

Lo único bueno de esto es que Bruno regresaba mañana en la tarde, gracias a Dios no se tuvo que quedar tanto tiempo en la veterinaria.

Después de estar pensativo por un tiempo, decidí  tomar una ducha e ir me a la cama. No quería cenar, no tenía apetito, además, mi padre de seguro llegaría tarde otra vez y estaba muy cansado para esperarlo. Al acostarme me di cuenta que sin Bruno en la casa, yo estaba más solo de lo normal y que esta estaba en un total silencio y oscuridad. Empecé a pensar en mi madre, en lo bella que era, con sus pecas y su hermoso pelo rojo. Cuando me asustaba ella me cantaba una hermosa canción, cuando no tenia sueño me contaba la historia del hobbit (uno de mis libros favoritos), cuando tenia hambre, me preparaba una cena deliciosa y quedaba bien satisfecho, ella era la mejor, ¿por qué se tuvo que ir?

Cuando estaba a punto de caer dormido, un ruido me sobresaltó. Venía de abajo. Me levanté de la cama y me dispuse a salir de mi habitación, no sin antes tomar un bate de beisbol, porque primero esta mi seguridad y mi casa. Tal vez mi padre habría llegado, pero hubiera oído el motor del carro apagarse y el sonido de las llaves. En cambio, fue un estruendo como si se hubiera partido algo.

Al bajar por la escalera, la casa estaba en total oscuridad, hacia frío y se sentía un ambiente pesado.

Alguien estaba dentro de la casa.

Traté de hacer el menor ruido posible, me sentía como en una película de terror, donde la música siniestra empieza a sonar y el asesino aparece por detrás.¿pasaría esta vez? Porque al llegar al final de las escaleras divisé una sombra, era una silueta de una persona, estaba seguro. Se encontraba en la cocina y exactamente al frente del refrigerador. Me acerqué muy lentamente y lo embestí, le di un golpe con el bate de beisbol, estaba seguro que le había dado en una parte de la cabeza, lo había dejado en el suelo.

Al prender la luz, para mi sorpresa no era lo que me esperaba. Era un maniquí. Un maniquí disfrazado. ¿Esto era una broma?

Me sentía confundido y algo nervioso. Iba de camino a la sala cuando sentí un pinchonazo en la planta del pie, me detuve y lo alce para ver que me había clavado.

Había sido un pedazo de vidrio, no era tan grande, pero de todas maneras me causó una herida un poco profunda. Me lo saqué y supe que había hecho mal porque me empezó a doler. Me incorporé y prendí las luces de la sala,  ahí me di cuenta que en serio no estaba solo. El jarrón favorito de mamá estaba partido, hecho añicos y que además, el televisor estaba en el suelo, pues también había pagado las consecuencias. Me habían tendido una trampa, alguien estaba conmigo. Iba a recoger el desorden cuando pasó, la luz desaparecio. La casa quedó en oscuridad otra vez, pero no había sido un apagón, porque todavía servía el internet. Busqué otra vez el bate de beisbol, lo tomé y me dispuse en busca de el arma de mi padre que estaba en su habitación. Pero no lo hice, quedé congelado, cuando sentí la respiración de alguien a mis espaldas. Me erizó por completo el vello de la nuca. La persona misteriosa estaba detrás de mi y me estaba apuntando con algo, estaba seguro, porque sentía la punta del arma en mi espalda baja. Era un hombre, además, era mas alto, un poco mas acuerpado que yo.

Perdido Entre MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora