XXII • Él...

655 75 16
                                    

— ¿Has visto a tu... amigo?

Pregunta mi padre con seriedad y un poco de dificultad al pronunciar la palabra "amigo". ¡Los chicos habrán hecho algo malo aquella noche de navidad. ¿Por qué lo dice hasta tres días después?

— ¿Cual?

— Tu... Novio. — Vuelve a pronunciar con cierta dificultad. Sonrío divertido.

— No, está en Suiza con su mamá.— De hecho ese desgraciado me mintió, dijo que llegaría ayer y me quedé esperando como idiota, aunque sea me hubiera llamado.

— ¿Y cuando va a volver?

— Dijo que tal vez mañana, pero no es muy seguro.

— Humm... — Tuerce los labios, se levanta y se coloca su saco.

— ¿A dónde vas?

— Voy a ir a la Universidad a firmar unos documentos para el próximo semestre.

— Ah...

— Y tu vas a ir a comprar esto. — Dice entregándome una lista con nombres de jabón, papel higiénico, comida y entre otras cosas. Lo miro aterrorizado.

— No papá, yo soy muy malo para las compras.

— Algún día llevarás tu casa, debes aprender. — Miro de nuevo la lista. ¿Por qué es tan grande? Sólo somos dos personas.

— Ve con cuidado. — Digo antes de verlo irse.

¿Cómo voy a saber comprar esto? ¿Y si traigo una marca que es demasiado cara y no funciona?
Habrá alguien allí que me ayude, supongo.
Bien, vamos de compras.

Subo por un suéter, tomo las llaves y mi cartera.
Tal vez le doy demasiadas vueltas, no debe ser díficil comprar todo lo de esta lista.
Abro la puerta, y mi corazón se detiene un segundo, de inmediato mi boca se abre producto de la sorpresa.
¡No puedes ser!

— ¡Mí Kyu! — Grito con la voz chillona, me lanzo sobre él a llenarle el rostro de besitos, abrazarlo fuertemente.

— ¡auch! — Se queja. Tal vez lo abracé con mucha fuerza. Debo calmarme.— Qué hermoso recibimiento.
Lo suelto rápidamente.

— ¿Cómo estás? Creí que ibas a estarías más tiempo en Suiza ¿Por qué no me dijiste que llegabas? Podrá haber ido a verte al aeropuerto. — Hablo tan rápido que ni siquiera sé si sabe lo que estoy diciendo, sólo sé que me dedica una sonrisa curiosa. — ¿O no?

— No quería darte molestias. — Dice entrando a mi casa.

— No digas tonterías. — Cierro la puerta y lo miro con los brazos cruzados.

— Hablé con mi madre, y ella estará allá hasta año nuevo... Otra vez vine solo.

— Ve el lado bueno. Hoy no traes bermudas. — Me río burlón.

— Creí que por lado bueno te referías que podemos estar solitos. —Me guiña un ojo, y sonríe coqueto.

— También.

— ¿Y tu padre?

— Lo llamaron para firmar algo en la Universidad.

— Humm qué mal. — Avanza hasta mí y me toma por la cintura. Compartimos un besito, uno pequeño y tierno. Cuando siento su mano sobre mi nuca me alejo de él de forma traviesa, suspira y me mira desilusionado.

— Tengo que ir a comprar unas cosas para la casa. ¿Me acompañas?

— Por supuesto. Yo también voy a comprar unas cosas. — Me guiña de nuevo el ojo, sé a lo que se refiere que sólo puedo negar riéndome.

^°^°^°^

— Sí papá.... ajá... ¿Cuánto?, Sí... Adiós. — Cuelgo la llamada. ¿por qué me cree tan inútil para comprar cosas básicas de casa? Tal vez sea torpe pero no un idiota.

— ¿Qué clase de conversación fue esa? Yo duro quince minutos escuchando a mi madre cuando quiere que compre algo, incluso si es sólo una lechuga.

— Mi padre es muy directo.

— ¿Y qué es lo que vas a comprar?

— Todo. Después que te fuiste Sungmin y su novia arrasaron con mi colección de chatarra así que también debo recuperarla. — No es justo que se comieran mis bombones cubiertos. ¡Quiero mis bombones!

Si los amigos existen... •[KyuSung]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora