Capitulo 31

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No era un sueño. Estaba segura. Nunca tuve un sueño que fuera tan detallado, tan perfecto, tan… increíble. Cada toque, cada beso, cada palabra dicha por él se repetía en mi mente mientras me deleitaba en el cálido cuerpo que estaba a mi lado. Su cuerpo cálido. Neymar estaba aquí, sosteniéndome entre sus brazos. Por primera vez en mi vida, la realidad había superado a la fantasía. Ni mi propia mente hubiera le hubiera hecho justicia a anoche.

Suaves labios se movieron contra mi nuca y gemí y sin darme cuenta me apreté contra él. Sabía que habíamos tomado la decisión correcta al no tener sexo anoche, pero eso no resultaba fácil cuando estaba duro contra mi culo. Me reí ante su sonido de respuesta.

"Eres mala." Él susurró mientras sus dientes mordisqueaban mi oreja. Dios, eso se sentía bien.

Me reí ante su implicación de que yo era una provocadora cuando era él quien me besaba y podía sentir su obvio interés en hacer algo más que abrazarnos. "Eres tú quien me está provocando Neymar Jr."

Sus labios se movieron por mi cuello y su risa me hacía cosquillas. "Oh, alegremente te dejaré de provocar y si lo deseas, puedes hacerte cargo de él."

Como si no lo deseara. "Debe ser duro, ¿no?"

"Yo digo." Él sonaba amargo y tuve que reír. ¡No lo decía en ese sentido!

"No quise decir eso, pervertido." Me di vuelta y él tocó mi cara suavemente, como si no pudiera creer que yo estaba delante de él. Yo tampoco podía creerlo.

Su sonrisa era súper dulce pero sus ojos se estaban riendo de mí. "¿Qué quisiste decir entonces?"

Era tan malditamente lindo. "Quiero decir, saber lo que hacer. Siento que estamos en este estado intermedio." ¿Debería atacarte ahora? ¿Debería dejarte ir a casa y esperar hasta la semana que viene? No podía esperar más que eso.

Su pulgar se movió por mi cara y sentí cosquillas. Cerré mis ojos para disfrutar de la sensación. "Emily, hagamos lo que se sienta bien." Antes de decirle que lo que se sentía bien era dejarlo ir y atacarlo, su estómago gruñó.

Sonreí ante su expresión avergonzada. "Supongo que ahora debería alimentarte."

Hizo un puchero. "Bueno, no he comido desde ayer en el almuerzo, pero…"

¡Mierda! Debería haberlo alimentado. ¿Por qué no lo alimenté? "Mierda. ¿Por qué no comimos anoche?"

Él me miró. "Uno de nosotros lo hizo. En su cita."

Lo había escuchado en su tono. Él odiaba que hubiera salido con Carlos. Era casi halagador aunque deseaba poder volver el tiempo atrás. Toqué su nariz. "Para tu información, apenas comí unos bocados de la entrada. Y, además, eres demasiado lindo cuando estás celoso."

La próxima cosa que supe era que estaba arriba de ese duro cuerpo y mirando a su hermosísimo rostro. "Te gusta eso, ¿verdad?"

Bueno, sí. ¿A quien no le gustaría saber que este hombre las quería? "Un poco, tal vez."

Sus ojos brillaron. "Bueno, entonces, sí, estoy celoso de que él salió contigo antes de que yo llegara. ¿Te tocó?"

¿Cuántas veces tenía que decírselo? Oh, bueno, su mano tocó mi espalda, pero eso no era nada. "¿Qué?" Preguntó duramente, observando mi duda.

"Tocó mi espalda cuando entramos al edificio." Me miró y quise besarlo pero luego recordé que no había cepillado mis dientes y lo dejé. "Aliento matutino, ew."

Él nos rodó y me sostuvo, sonriendo. "Respiraré sobre ti si no me dices todo."

Me reí y traté de soltarme pero él era mucho más fuerte que yo lo que era demasiado caliente. "¡Te dije! Él tocó mi espalda y yo solté y me alejé como una milla. Me sorprendió que él quisiera seguir con la cita a ese punto."

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