Exorcism

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En la oscuridad de la noche, alguien se había atrevido a abrir el saco del correo, tomo la carta de Des y la abrió para leerla, al terminar solo la doblo y guardo para cerrar aquel costal como si nada hubiese hecho y con el mismo cuidado regreso a su hogar y entro a su oficina, dejo la carta del alto guardada en una pequeña caja la cual escondió.

Observando detenidamente aquel estante poso su vista en un archivero donde su contenido en mayoría eran varias cartas destinadas a esa misma casa, era increíble que a pesar de todo aun pudiera dormir con la conciencia tranquila, dio un suspiro cansado y presionando el puente de la nariz para relajarse quito después sus gafas para dar un ligero masaje a sus ojos despejando un poco aquel mar de ideas y algunos pesares, sin más coloco de nuevo sus lentes en su lugar saliendo de aquel cuarto para dirigirse a su dormitorio no quedaba más que esperar el tiempo debido y seguir actuando naturalmente.

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La nueva mañana llegó y como ya era costumbre, Des y Malik preparaban el desayuno, aun si el segundo solo observara y pasara los ingredientes solicitados alguna que otra receta ya sabía de memoria, mientras Amanda y Walter bajan a listar la mesa acercando vasos, cubierto y la jarra de jugo de manzana recién exprimida, el joven alto se le vía de maravilla mientras cocinaba, tenía una sonrisa radiante y sus mejillas tenían ese sutil tono de rojo que lo hacía ver adorable más al tararear una canción que si la memoria del de lentes no le fallaba era la misma que su madre le cantaba cada noche y tuvo el placer de escuchar por un largo tiempo. Por primera vez en años su hermano podía ver que aquella sonrisa llegaba a ser verdadera, había preparado de desayuno unos deliciosos panqueques con miel, con frutos rojos como decoración y una pequeña porción de avena, aparto unos cuantos guardándolos en una canasta junto a una botella del mencionado jugo.

Desde hace unos 5 meses o 6, Des había optado por compartir merienda con su "amigo" Leo, esta idea no le agradaba mucho al mayor, pero después de unas semanas vio que aquel moreno en verdad trataba de ganarse el afecto de todos, incluso el mismo llego a cocinar para ellos aunque fue para una ida al campo, entraba a veces a la casa y ayudaba al de lentes a archivar los informes de los obispos o padres de los pueblos lejanos, a Malik le ayudaba a cuidar sus armas o le leía los libros que no entendía de la biblioteca subterránea, a Amanda le ayudaba con el jardín pues la joven decía las plantas le querían demasiado, ya que los rosales, arboles fruteros y demás crecían como nunca antes desde que él les hablaba e incluso regaba, finalmente los tres aprobaron que ambos chicos podían seguir sus encuentros obviamente recalcando que si algo le pasaba al menor rodaría la cabeza de alguien. Aun que igual estos meses no fueron nada fáciles, personas iban y venían, otras eran raptadas sin éxito dejando a los amigos con culpa, otras veces lograban destruir el mal que les acechaba, tenían visitas de otros cuidadores y exorcistas que a cambio de oro o plegarias más fuertes soltaban información valiosa. Después de tiempo de investigación, se supo que los seres que entraban sin más a su hogar eran los Íncubos y Súcubos, Walter consulto sus libros de demonología, había poca información de estos seres, pero solo se habían podido confiar en que estos demonios entraban a través del sueño de la víctima, dando razón al por que solo se presentaban más en la noche.

......

Escucharon el sonido de un silbato mientras desayunaban, eso significaba correo nuevo; ambos hermanos salieron a prisa para ver al de paquetería dejar un costal con algunas cartas y llevarse el que había en el sitio, Walter le dio una propina y metió el saco mientras Des lo seguía como un niño que está a punto de recibir un regalo.

— ¿¡Llego carta de mamá!?— pregunto mientras veía como era abierto aquella bolsa para buscar, esperar tantos meses le era una tortura pero el poder leer algo escrito por ella lo valía.