#53°

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Aquella cínica sonrisa no salía de su rostro

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Aquella cínica sonrisa no salía de su rostro. Sentí que la sangre me hervía ¿Qué diablos hacia él aquí?

— ¿Qué quieres? —le pregunté de mala manera. Él volvió a mirar a Tae.

— ¿No me vas a invitar a pasar? —me preguntó.

Me quedé quieto en el lugar... no iba a dejarlo pasar.

Sentí unas pequeñas manos apoyarse en mi espalda. Giré mi cabeza y lo miré. Taehyung asintió levemente.

—Pasa —le dije a mi padre y me corrí de la puerta. Él entró y miró a su alrededor.

—Buenos días, Taehyung —le dijo a él.

—Buenos días señor Jeon —le respondió.

—Espero no haber llegado en un mal momento.

—No, para nada —dijo Tae y sonrió de manera falsa. Reí por lo bajo —Estábamos por desayunar ¿Quiere desayunar con nosotros?

—No gracias —dijo él y se sentó en una de las sillas.

Tae me miró y sonrió de manera dulce.

— ¿Qué lo trae por aquí señor Jeon? —le preguntó.

—Necesito hablar unos asuntos con Jungkook—le dijo de manera tajante.

—Bueno... yo ya me estaba por ir, y...

—No, tú no te vas a ningún lado —lo detuve. Tae me miró —Cualquier cosa de la que me quieras hablar puedes hacerlo delante de Taehyung padre.

Él me miró fijo, y luego miró al pelirrojo. Tae se veía algo sorprendido.

—Es un asunto delicado —prosiguió él.

—No interesa... yo no tengo secretos con mi novio. Si no se entera ahora, se va a enterar después.

— ¿Novio? —preguntó confundido.

—Oh, como fui tan tonto de no decirte papi —dije irónico y me acerqué a Tae para abrazarlo de costado —Te presento a tu yerno... ¿no es encantador?

JunSeok nos miró algo atónitos. Giré mi cabeza para mirar a Tae y sus mejillas estaban totalmente enrojecidas. Levantó la cabeza y me miró. Le guiñé un ojo y negó divertido con la cabeza.

—Así que son... novios.

—Si —dijo él asintiendo —Espero que le agrade la idea de tenerme en su familia. A mí me encanta que usted sea mi suegro —noté aquel particular tono de sarcasmo.

—Claro que estoy contento... no te imaginas cuanto pequeño —le dijo él.

Noté algo muy extraño en aquella afirmación. Lo miré fijo, tratando de saber que pretendía.

— ¿Y bien? ¿Qué has venido? —le pregunté de manera cortante.

—Cariño, no seas tan grosero. ¿Por qué no le ofreces una taza de café a tu padre? —me preguntó Tae. Lo miré y él alzó ambas cejas.

Mi Peligrosa Obsesión//KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora