-Мексика... Мексика, Мексика, Мексика
Jadeos, gemidos, gritos, suspiros. El clímax estaba pronto a acercarse teniendo ya los post-orgamos de las anteriores rondas que habían hecho a lo largo de la noche
-Gime para mi, Rusia
El mayor tomó del miembro ajeno, apretandolo entre sus dedos de una forma fuerte pero sin llegar a lastimarlo, sonriendo largo al ver el arqueo de espalda contrario y un gran gemido donde salió su nombre, justo como lo había pedido
-Мексика ... Пожалуйста ... (Mexico, por favor...)
-Todavia no, cielito lindo...
El chapoteo de pieles chocar una con la otra solo hacía aumentar más el libido. El más cansado hasta ahora era el ruso, pero el latino tenía aún mucho para dar en lo que faltaba de la noche
Una fuerte mordida en su pezon izquierdo hizo soltar un alarido, demasiado extaciado que el dolor que conllevo aquella marca solo hacía aumentar el placer en todo su cuerpo. México chupo de aquel botón, lamiendo la bonita marca que dejó junto a otras que se mostraban sin pena alguna en todo su cuerpo. Literalmente no había lugar en el cuerpo de Rusia que México no hubiese marcado con sus dientes o manos, llegando incluso a sacarle sangre y feos moretones en la piel rojiza ajena; el placer y el dolor eran dos cosas exquisitas cuando juntas se combinaban, Rusia podía confirmarlo con sus fuertes gemidos llamar a gritos al mexicano
-Я прихожу, Мексика... Я прихожу! (Me vengo, México... ¡Me vengo!)
-No, Rusia. Recuerda que debes correrte junto a mi
El menor intento de todo para que el orgasmo no llegase, pero su cordura tan solo dependía de un hilo cuando el mayor estaba dando una y otra vez contra su punto G que lo hacía flaquear con cada estocada que daba. Embestida tras embestida, poniéndolo cada vez loco, 5 rondas eran demasiado para él, no podía más por esa noche
-Я не могу, Мексика ... Оставь меня ... Пожалуйста... (No puedo México... Déjame... Por favor...)
-Shh, se paciente, mi amor...
Otra mordida llegó en el lado derecho de su cuello, tan fuerte pero excitante que hizo soltar otro alarido en forma de gemido. Sus manos se aferraban como podía a la cama, rasgando incluso las cobijas blancas debajo de ellas. El semen, el sudor y el lubricante eran las sustancias que yacían sobre el lecho tan desordenado, manchado del pecado que cometían aquellos dos con cada noche de lujuria donde sus instintos más primitivos salían, teniendo que complacerlos como ahora mismo estaban haciendo
Lo que más le gustaba a Rusia de todo eso, era el fetiche que tenía México sobre marcar todo a su paso, encajar sus colmillos en aquella tez tan tonificada y cuidada por él más alto, sus manos abrirse paso entre sus piernas y caderas delineando cada curva ajena. Era simplemente un deleite para ambos, tanto que el dolor solo se convertía en un éxtasis del cual el ruso deseaba probar y probar hasta saciar su deseo por placer carnal
-Ya casi, Rusia, solo un poco más...
-Мексика!
Rusia arqueo de nuevo su espalda, haciendo caso omiso a la petición de su pareja para llegar a tan ansiado clímax, dejando liberar su semen retenido desde hace un buen de rato para pasar a manchar su abdomen y el estómago ajeno. El cansancio pronto se apoderó de su cuerpo, pero otra estocada sobre su punto dulce justo al termino de su orgasmo solo lo hizo gritar de nuevo, llorando, gimiendo, dejando que delgados y finos hilos de saliva salieran sobre su boca y resbalaran de una manera tan sensual sobre su mentón
-¿Que te dije sobre correrte, Rusia?
Una, dos, tres, seis estocadas volvieron con mucha más fuerza que con la que se daba antes. Rusia era todo un manojo de explosiones en diferentes formas de placer, su mirada yacía perdida sobre el techo de su propia casa
-No te dejaré levantarte mañana...
Y más marcas llegaron de lleno sobre su cuerpo, volviendo a enrojecer las zonas donde ya habían pasado, la sangre pronto se abrió paso llegando a combinarse con el color de su piel. Las uñas de sus manos se clavaban sobre sus piernas, caderas y redondos glúteos que eran abiertos con fuerza para dejar pasar todo el glande del mexicano hasta su punto más débil como hombre
Su fetiche era el dolor, y el del mexicano marcar territorio
Era simplemente una hermosa combinación que hasta hacía pensar a ambos que fueron nacidos para estar uno con el otro
Por que sabían que el placer era demasiado exquisito, pero el amor sobre ellos es lo que los mantenían unidos. Se amaban, nadie podía negar eso
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No se escribir lemmon, pero para todo hay una primera vez
La semana ya pronto se acaba. Vamos a por el último día
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¡RusMex Week! (MexRus)
Hayran KurguSemana de RusMex. Serie de One-shots Comienzo 22/07/2019 - Termino 28/07/2019