El pasado, siempre regresa - Edward Cullen

PHOENIX

Capítulo VIII

¬FÉNIX¬

¿Cuánto tiempo se emplea en planear una boda?, la respuesta radica en quien la está planeado, pero, sobre todo y lo más importante el que tan claras tienes tus ideas sobre lo que quieres y eso fue lo que Alice tenia, aun cuando en ocasiones lograba que cediera un poco; realmente la preparación de la "boda", como le nombran todos ha sido demasiado tediosa realmente jamás imagine que me tocara elegir hasta el material de lo que estarían hechos los cubiertos cosa muy graciosa y tonta, pero un punto clave para el banquete según Alice.

Cuando por mi mente paso la idea de la renovación de nuestros votos matrimoniales tenía una vaga idea de cómo se realizaría, pero obviamente no imagine esto, todo lo que ellas están haciendo sobre paso de gran manera lo que esperaba y no es que fuera feo o incluso algo malo, sino que simplemente me sobre pasaba.

Es como si me volviese a casar, como si mi vida a penas comenzara todo podría estar girando en este momento y yo solo tendría puesta mi mirada en el hermoso vestido que Alice junto a Esme me han preparado, no es un vestido blanco pues ya no soy pura como una vez lo fui, pensar esto me causo mucha gracia.

El hermoso vestido poseía un espectacular color perla que pareciese la más fina seda y me atrevo a afirmar que si es de la más fina seda, es hermoso mi verdadero vestido de bodas jamás se comparar ante esta belleza, lo atesorare por siempre pues mi hija lo usara en su boda y su hija por igual, no soy como los Cullen que pueden heredar una cuantiosa fortuna, ni mucho menos tengo joyas finas y caras, pero por lo menos a mi hija le podre dejar mi vestido de bodas, ya que el anterior ni siquiera recuerdo donde este, creo que hasta lo queme en la desesperación de haber perdido a mi esposo.

El jardín de los Cullen seria donde se llevaría a cabo la ceremonia oficiada por un juez, todo estaba perfectamente colocado, aunque Alice se quiso alocar y comenzó a traer cosas súper extravagantes para la ceremonia y la recepción, tuve que ponerle un alto, pues nunca me han gustado las cosas ostentosas, aun cuando algunas cosas se me escaparon vigilar, prefiero lo discreto y lo sencillo, juro que, si Alice hubiese asistido a mi primera boda, le hubiera dado un infarto.

Pues fue en una pequeña capilla solo con nuestra familia, tenía un modesto vestido blanco, mi madre y la Edward se volvieron locas ante nuestra decisión de casarnos como unos simples muchachos enamorados donde lo único importante es que ambos estuviéramos presentes y que nos amaramos con locura; aunque en cuanto a la fiesta ambas se desmandaron y la hicieron a su gusto.

-      Alice se volverá loca, como nuestras madres si hubiese asistido a nuestra boda, mi pequeña gacela - Edward soltó una disimulada risa pues era más que seguro que los chismosos de los chicos estarían escuchando nuestra conversación.

-      Creo que es demasiado – le señalo todo - Todo esto Edward, no me importar solo ir a un registro civil y firmar los documentos, y lo sabes - admití pues realmente no importa como solo me importa que estemos juntos de nuevo.

-      ¡Estas completamente loca si tú crees que te dejare hacer eso! - el grito de Alice se hizo escuchar desde la planta baja, no soporte una risilla junto a Edward, lo sabía, ella estaba loca.

-      Fuguémonos – le pedí a mi esposo – Cariño, vámonos donde nadie nos encuentre, hay que casarnos en las vegas - mi chiste no tenía gracia, pero mi Edward rio como loco, y allí comprendí cuan cierto es lo que muchos dicen, mientras haya amor los chistes por muy malos que sean no importaran pues siempre sonaran graciosos.

Trate de mantener mi cabeza fría pues no sabía cómo reaccionar estaba pocas horas de casarme de nuevo con mi Edward, ya volvía a estar nerviosa nuevamente, pues volvería a ser su esposa ante la sociedad y ante dios, como desearía que estuviese mi padre de nuevo conmigo para entregarme en el altar nuevamente, aunque supongo que ahora tendré que entrar sola, o tal vez podría pedirle al grandulón de Emmett.