Enamorado en una vida peligrosa.

El Agente Asakura.

Los Taisho necesitan protección de la policía, alguien ha tratado de lastimar a Inuyasha el menor de ellos. Kagome, la mayor de los Taisho ha recibido llamadas de amenazas en contra del menor y se vio en la obligación de pedir protección de la policía.

...

...

Kagome estaba frente a la estación de policía, al entrar es recibida por una recepcionista y es llevada con el jefe.

―Buen día, señorita Taisho. Soy Bankotsu Banryuu, un gusto en conocerla. ―Se presentó y le dio la mano en forma de saludo. ―¿Que la trae por aquí?.

―Mucho gusto, señor Banryuu. Como sabrá las amenazas y atentados en contra de mi familia han aumentado. Necesito protección para mis hermanos y primo, nadie como la policía para que me la provea. En especial para mi hermano menor, no quiero que les pasa nada. ―Explicó mientras le devolvía el saludo.

―Si es así necesita a uno de mis mejores agentes. Acompáñeme por favor que tengo lo que necesita. 

Ambos salieron de la oficina y se dirigieron al área de entrenamiento y ver al agente del que el jefe se refería. 

Un hombre peliplata luchaba cuerpo a cuerpo con cuatro oficiales. Lo vieron lograr vencerlos sin mucho esfuerzo. Después de eso vieron como agarraba un arma y empezaba a disparar a los blancos acertando todos los tiros.

―Como ya vio, él no dejara que nadie se acerque a su familia. Él es el mejor de mis agentes. ―Aseguró orgulloso.

―Entonces está decidido, él será el encargado de proteger a mi familia. ―Contestó convencida al ver el desempeño del peliplata.

―¡Asakura!. ―Gritó el jefe para llamar la atención del hombre que entrenaba sin prestar atención a sus miradas.

―¿Que ocurre, jefe? ¿No notó que estoy entrenando?. ―Preguntó mientras ponía su toalla alrededor de su cuello.

―Tienes una nueva misión, a partir de hoy protegerás a los Taisho... ¿Entendido?.

―De acuerdo. ―Contestó, se dirigió por sus cosas.

Al haber terminado se dirigió con Kagome.

―¿Nos vamos?.

―Sí, vamonos. ―Contestó.

Ambos se dirigieron al auto de la mujer y emprendieron la marcha a la mansión Taisho.

―Dígame sobre  a quien debo proteger.

―Se trata de mis dos hermanos menores y mi primo.

―Hábleme de ellos.

―El menor se llama Inuyasha, tiene veintidós. No le gusta recibir ordenes así que dudo que lo obedezca, no se deje intimidar por él y es el que ha sufrido los ataques. ―Contestó sin apartar la vista del camino.

―Apuntado, el que sigue.

―Miroku tiene veinticuatro, él no tiene problema en hacer lo que le digan y siempre trata de hacer que Inuyasha obedezca pero pocas veces lo logra.

―Siguiente.

―Por ultimo, mi primo Koga tiene veintitrés, no se lleva bien con Inuyasha. Espero que no le sorprenda si los encuentra peleando y a él tampoco le molesta en hacer lo que le pidan.

―Listo, ya se a que me enfrento.

Después de unos minutos llegaron a la gran mansión.

―¡Chicos!. ―Gritó al entrar, pocos segundos después vio a los tres hombres bajar por las escaleras.

―¿Que pasa, Kagome?. ―Preguntó Miroku desde la escalera junto con Inuyasha y Koga.

―¿Que quieres, Kagome? Estaba ocupado. ―Se quejó Inuyasha.

―¿Porque gritas, Kagome? ―Preguntó ahora Koga.

―¿Recuerdan que les dije que traería a un agente de la policía por lo de las llamadas y ataques a Inuyasha?. ―Dijo mientras miraba al menor.

―Sí, ¿y que con eso, Kag?. ―Preguntó Miroku.

―Les presento a Sesshomaru Asakura.

―Kagome,que se ve no sabrá hacer su trabajo. ―Añadió Inuyasha con cierto tono de burla.

―Señorita Kagome, ¿puedo enseñarle como hago mi trabajo a este niño grosero?. ―Preguntó y ella asintió.

―Oye, ¿a quien llamas ni...?. 

No lo dejo continuar, lo tomó del brazo y lo torció en su espalda impidiéndole el movimiento. Miroku y Koga empezaron a reír hasta llorar, no podían parar. Sesshomaru soltó a Inuyasha.

―¡Cállense, idiotas!. ―Gritó furioso. Su hermano y primo no dejaban de reír.

―Perdón, Inu. Debes admitir que fue muy gracioso. ―Contestó mientras reía levemente.

―Le cerraron la boca al perro. ―Canturreó Koga.

―¿Quieres pelear, sarnoso?. ―Espetó el menor aun molesto.

―Claro que sí, bestia. ―Contestó Koga mientras lo retaba con la mirada.

―Ustedes tres, compórtense. ―Pidió Kagome pero no fue escuchada.

―Le apuesto a Koga. ―Dijo Miroku rápidamente.

―Oye idiota, ¿de que lado estás?. ―Se quejó el menor mientras trataba de liberarse del moreno pues lo traía del cuello.

―Ya basta, ¿no les da vergüenza que los vean?. ―Volvió a repetir la mujer pero de nuevo nadie la escucho.

―Te ganare, perro. ―Aseguró Koga sin soltar al peliplata menor.

―Vamos Inuyasha, tú puedes. ―Alentó Miroku a su hermano que iba perdiendo.

―¡Basta!. ―Escucharon la profunda voz del oficial, estaba molesto ante poca disciplina. Todos se callaron al instante. ―Se comportan como niños. Su hermana, está tratando de hablar. Ahora si puede hablar, señorita.

―Llámame Kagome. Y sí, él se encargara de su seguridad así que trátenlo bien. ¿Entendieron? Por cierto no importa que hagas Inuyasha, él no se irá.

―Como sea. ―contestó restandole importancia.

―Soy Miroku Taisho. ―Saludó. 

―Yo me llamo Koga. ―Se presentó con una sonrisa.

―Como habrán escuchado me llamo Sesshomaru Asakura pero pueden llamarme solamente Sesshomaru.―Contestó a los saludos.

―Le harán caso a Sesshomaru, en especial tu Inuyasha. Si quieren salir le avisaran para que los escolte porque ya no saldrán solos, ¿entendido?. ―Preguntó mirado a los tres.

―Kagome, ya no somos niños ―Comentó Inuyasha levemente irritado.

―Por mí no hay problema.

―Por mi parte tampoco. ―Dijeron los dos restantes.

―Él les pondrá, algunas reglas. Yo debo volver a la empresa, se portan bien. ―Dijo Kagome. Después de despedirse se marchó.

―Entonces, empecemos con las reglas y son... La primera, no saldrán solos. La segunda, me avisaran con anticipación sobre alguna salida si los demás no irán. La tercera, obedecerán a todo lo que les diga. Eso es todo por ahora, ¿alguna pregunta?. ―Miroku y Koga negaron ante lo dicho.

―¿Cuando te iras?. ―Preguntó Inuyasha con algo de burla.

―Cuando dejes de comportarte como un niño grosero. ―Le contestó  de la misma manera lo que logro hacerlo enojar y mascullar malas palabras en su contra.

Había iniciado su trabajo y sin duda sería algo complicado pero nada que no pudiera lograr.

Continuara...