Un mes después...
Un nuevo día iniciaba en la mansión Taisho, como cualquier mañana todos desayunaban tranquilos. Bueno, casi todos.
―¡Ya basta, sarnoso! ¡Eso es mío!. ―Gritó Inuyasha furioso.
―¡Oblígame, bestia!.
Ambos peleaban por el último pastelillo de chocolate que Kagome había preparado. La mayor veía la escena divertida, eso era algo de todos los días mientras Sesshomaru estaba sumamente molesto, harto era una palabra muy corta ante la nula paciencia que le quedaba.
El oficial sólo quería disfrutar de sus alimentos tranquilo, todo fue arruinado por las tontas peleas matutinas de ese par de primos.
―¡Ya cálmense los dos!. ―Exigió furioso y les quito el postre bajo la atenta mirada de todos.
―Que tontos, ahora ninguno lo tendrá. ―Se burló Miroku mientras comía.
Todos vieron como el oficial tomaba el cuchillo de la mesa con una expresión que los aterró.
―Sesshomaru, no lo hagas. ―Suplicó Koga rápidamente.
―Mátalo a él, él empezó. ―Dijo Inuyasha rápidamente mientras se burlaba de su primo.
―Ustedes dos son tan molestos. ―Gruñó con fastidio mientras cortaba el postre por la mitad y le daba un trozo a cada uno.
―Oye idiota, ¿por qué el mío es más... ―Una mirada furiosa bastó para que el menor detuviera su queja.
―¿Dijiste algo, Inuyasha?. ―Preguntó con una voz calmada, tan calmada que aterró a los presentes.
Cuando el oficial hablaba de esa forma causaba miedo, tal vez demasiado.
―No, tranquilo. ―Contestó rápidamente y bajó su vista al plato para seguir comiendo. Cuando quería podía llegar a ser aterrador ese hombre.
―Yo ya he terminado así que... ¡Me voy!. ―Dijo Kagome mientras se levantaba de su asiento y salía rápidamente de ahí.
Todos la miraban con cierta molestia al verla huir así, ese oficial cambiaba a los residentes de esa casa.
―Sesshomaru. ―Habló Miroku. El oficial volteó a verlo prestándole su completa atención. ―Quiero ir al centro comercial a comprar algunas cosas, ¿podemos?.
―¿Ustedes irán?. ―Volteó a ver a Koga y a Inuyasha.
―Por supuesto. ―Contestaron al unísono.
―Entonces terminen sus alimentos e iremos. ―Contestó.
El oficial se levanto y se dirigió a su habitación, al salir debía llevar su placa y su arma. No sabía si a algún criminal se le ocurriría atacar a la familia a su cuidado y mientras tuviera fuerzas lo impediría.
...
...
Al llegar, como siempre los detuvo antes de bajar para darles sus ya rutinarias reglas de comportamiento.
―Ya saben las reglas, no quiero que se separen y no hablen con desconocidos... ¿entendieron?.
―Lo sabemos, lo repites siempre. ¿Acaso no has entendido que ya no somos niños?. ―Comentó Inuyasha con molestia.
―Y tú no has entendido que sólo hago mi trabajo, mi trabajo dice que debo proteger tu mimada existencia de tipos que disfrutarían torturándola. ―Contestó con fastidio, en cada salida pasaba exactamente lo mismo.
―No molestes. ―Contestó al no encontrar un nuevo argumento.
Todos se dirigieron hacia el lugar, cada uno buscaba lo que compraría. Mientras Koga y Miroku se apartaban un poco sin salir del campo de visión del oficial, este escuchó el sonido de su teléfono significando que tenía una llamada que inmediatamente contestó sin descuidar a los Taisho. Inuyasha estaba cerca y su curiosidad pudo más así que se acercó a escuchar pues el oficial desde que estaba con ellos nunca había recibido una llamada.
―Habla el oficial Asakura, ¿quien es?.
―Hola Sessh, soy Rin.
―Rin querida, te he extrañado.
Inuyasha escuchó el tono de voz del oficial y esa expresión suavizada que usó, nunca había visto en él ese pequeña sonrisa que mostraba con esa tal Rin –Por eso no me mira, él tiene novia –. Pensó con dolor pero siguió al pendiente de la plática.
―Yo también te he extrañado, Sessh. ¿Qué haces?.
―Ya sabes, mi trabajo. ¿Qué tal tú? Hace tiempo que no hablamos.
―Estoy con Kikyo, iremos de compras.
―Te extraño, quisiera verte pronto.
―Yo igual, no nos hemos visto en mucho tiempo.
―Tienes razón, pásame a Kikyo ¿de acuerdo?.
―Claro, te la pasó. Te quiero Sessh.
―Yo también te quiero, Rin. Hablamos pronto.
Y eso había terminado por romper las ilusiones del menor de los Taisho. Al saber que ese hombre tenía pareja hizo que sus sueños y esperanzas de un futuro con él se fueran al demonio. –Nunca gustaría de ti, eres un idiota por ilusionarte –.
El menor decidió irse, debía ocultar su dolor y esos ojos que amenazaban con derramar lágrimas de pura desilusión.
―Hola Kikyo, ¿como estás, hermanita?.
―Oye tonto, soy mayor que tú.
―Por dos años, Kikyo.
―Tú ganas esta vez. Por cierto... ¿Cuándo vendrás? Te extrañamos, Rin te extraña.
―Ese es el problema de tener dos hermanitas tan sentimentales.
―Que seamos tus medias hermanas no nos hace extrañarte menos, tonto.
―Lo sé, Kikyo. Y en cuanto a vernos... Le pediré unas vacaciones al jefe, aunque la verdad ya me he encariñado con los Taisho. Ese trío de idiotas tienen algo que te hace quererlos.
―Ojala nos los presentes pronto, hablas maravillas de ellos. Y otra cosa, Sango y Ayame dicen que las tienes muy olvidadas.
―Yo no tengo la culpa que las hayan enviado a otra área, supuse que estarían en la misma estación que yo. No he tenido oportunidad de llamarlas. Lo haré algún día... Siempre y cuando no se me olvide.
―Eres malo, Sessh. En fin, espero que podamos vernos pronto. Te dejo, Rin quiere ir por golosinas.
―Bien, despídeme de esa pequeña. Las quiero.
Después de despedirse colgó. Fue a buscar a los Taisho para seguir con las compras.
Después de un rato notó al menor de ellos actuar de manera extraña, no peleaba con Koga y el moreno lo provocaba pero ni así él respondía. A decir verdad en ese último mes lo había notado algo extraño, ya casi no peleaba con él más que por mera costumbre y algunas veces halagaba su trabajo –Algo raro en él – eso lo hacía sentir extrañamente bien e incluso el menor se unía a sus entrenamientos, ya sea viendo o intentando sus métodos de defensa y eso le gustaba, le gustaba entrenar con él.
Continuara...
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Enamorado en una vida peligrosa.
FanficLa familia Taisho sufre de constantes ataques, todos dirigidos al menor de ellos. La familia conformada por una hermana mayor, dos hermanos menores y un primo se ve en la obligación de acudir con las autoridades y solicitar protección. SesshInu Fanf...