La rutina volvió a ese hogar pero ya no era lo mismo, el ambiente deprimente reinaba el lugar pero por más que se esforzaran en sonreír era imposible.
―Me voy, pórtense bien. ―Se despidió Kagome al levantarse de su lugar en la mesa, recibió un sonido en respuesta a su despedida.
Koga y Miroku comían sin ánimos, Inuyasha ni siquiera comía ya que sólo revolvía su comida de manera distraída. El oficial comía en silencio ignorando el ambiente fúnebre, tal vez la despedida sería menos dolorosa así.
La semana llegó rápidamente, la aprehensión de Takemaru no Setsuna fue anunciada por todos los medios. El empresario acusado de atentar en contra del hijo del difunto Inu no Taisho e Izayoi Fujimori de Taisho ya estaba tras las rejas y en espera para confesar por sus crímenes.
La despedida había llegado, el momento que tanto querían evitar estaba a punto de pasar.
El oficial estaba en la entrada de la mansión siendo despedido por los Taisho, sólo faltaba uno de ellos.
―¿E Inuyasha?. ―Preguntó al no verlo, ese niño lo confundía algunas veces, a veces lo odiaba por ser tan rebelde y en otras amaba esa rebeldía, odiaba pelear con él todo el tiempo pero a la vez amaba esas peleas tontas por el liderazgo. Sin duda era algo contradictorio pero así lo sentía.
―Inuyasha sigue en su habitación, no planea bajar. ―Contestó Kagome, sabía que él sufría pues había escuchado sollozos en esa habitación.
Mantener un amor oculto era imposible y a sabiendas que nunca podría decirlo se sentía asfixiante, no quería que el menor sufriera pero así era la vida, no siempre podría darle lo que él le pidiera.
―Entiendo. ―Miró en dirección de la casa, deseando verlo al menos antes de partir pero parecía que no lo vería en esa ocasión.
―No hagas caso de esa bestia amargada, Sesshomaru. Espero que nos visites pronto y que no nos olvides. ―Pidió el moreno de coleta.
―Es cierto Sesshomaru, recuerda que siempre serás bienvenido a nuestro hogar. Así que puedes venir cuando quieras. ―Ofreció Miroku con una sonrisa que mostraba su tristeza.
El oficial después de despedirse subió a la motocicleta, unos gritos provenientes de la mansión lo hicieron detenerse, el menor de los Taisho salía de ella rápidamente tratando de alcanzarlo.
―¡Sesshomaru, espera!.
El joven llegó hasta el oficial que seguía montado en el vehículo, sintió como era rodeado por un fuerte abrazo del menor, correspondió a la despedida algo sorprendido ya que pensaba que él estaría contento de verlo partir de su vida.
―Te voy a extrañar, idiota. ―Le dijo sin soltarlo, el peliplata mayor sólo buscó acomodarse mejor para poder abrazarlo con más libertad y sentirse rodeado de ese cálido cuerpo. Sintió su hombro húmedo, se aferró más al menor.
―También te voy a extrañar, niño grosero y mimado. ―Contestó .
Se separaron, notó las lágrimas del menor y las limpió, todos miraban la escena sin atreverse a interrumpir ese momento tan intimo que esos dos tenían. Estaban sorprendidos ante la actitud de esos dos, al menos Koga y Miroku ya que Kagome estaba feliz por su hermanito.
―Deja de llorar, aun no muero. Me iré pero prometo llamarlos y visitarlos. ―Inuyasha no contestó, volvió a abrazarlo mientras sollozaba, odiaba verse vulnerable pero era algo que no podía evitar. Una vez más hizo que lo mirara al rostro, limpió esas traviesas lágrimas. ―Deja de llorar que me gusta más cuando sonríes.
―Gracias, gracias por todo. ―Contestó mientras limpiaba su rostro y le mostraba una de sus tantas sonrisas que al oficial le gustaba contemplar en silencio.
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Enamorado en una vida peligrosa.
Fiksi PenggemarLa familia Taisho sufre de constantes ataques, todos dirigidos al menor de ellos. La familia conformada por una hermana mayor, dos hermanos menores y un primo se ve en la obligación de acudir con las autoridades y solicitar protección. SesshInu Fanf...