Julio 28

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La fe no vuelve las cosas más fáciles, por el contrario, esta exige sacrificios.

“Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo”
Juan 9:6-7

Siloé era el estanque de más difícil acceso. Para llegar allá, era necesario descender un valle y, además, una escalera con 34 escalones. Una tarea difícil para un ciego.

Jesús pudo haberlo curado en ese momento, pero no lo hizo, pues necesitaba que la fe del ciego, que era ciego de nacimiento, fuera despertada.

Jesús no facilitó la vida del ciego, no tuvo sentimiento de pena, porque la fe exigía eso. Jesús necesitaba que el ciego creyera en su Palabra y que su fe fuera despertada, por eso, le impuso el sacrificio.




Desafío:

Para alcanzar las promesas de Dios, el ser humano necesita darle la espalda a los deseos carnales y asumir el sacrificio de obedecer Su voluntad, por medio del Espíritu Santo. “La fe exige un sacrificio. Si usted no sacrifica, es porque no cree”.

Para sacrificar, no obstante, es necesario contar con el Espíritu Santo, pues con solo decir que ama a Dios no es suficiente. “Es necesario entregarse 100%”. Para que el Espíritu Santo pueda entrar en nosotros, primero, tenemos que darle nuestras vidas. Es todo o nada. Es necesario colocar la fe en práctica y lanzarse de cuerpo, alma y espíritu.

En la fe. 💕

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