Capítulo 48 "Andrew y Charlotte Campbell"

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Hoy finalmente era el día y no era cualquier día del año... Hoy finalmente uniría su vida al hombre que amaba con todas las fuerzas de su corazón, el padre de sus hijos, el mejor socio en los negocios que había tenido, la razón del por qué se levantaba sintiéndose feliz día si y día también.

Había pasado la noche en la casa de sus padres para así prepararse con mayor tranquilidad y sin tener que luchar para que Andrew la espiara mientras era arreglada. Las manos le sudaban, las rodillas le temblaban y sus mejillas estaban más enrojecidas que nunca, no quería aceptarlo pero si estaba nerviosa.

Estaba más que lista para ese momento se recordaba a ella misma desde el momento en que abrió los ojos esa mañana, solo tenía que caminar derecha y con elegancia hasta el altar donde la esperaría aquella mirada azul en la que encontraba paz todos los días.

— Lista — exclamó su madre quien acababa de ayudarla a ponerse su vestido — estas preciosa Char.

Se observó en el espejo analizando cada detalle, le encantaba lo que veía así que curvó sus labios hacia arriba.

— ¿Ya todos están listos? — preguntó observando a su madre por el reflejo del espejo.

— Todos están esperándonos abajo — respondió acariciando sus brazos con ternura — estoy tan feliz por ti mi niña.

Busco aquellos brazos que le habían dado todo su amor maternal por años y que estaba con ella siempre que la necesitaba.

— Y yo soy feliz gracias a ustedes — respondió aguantando el nudo que se le estaba formando en la garganta — si no hubiera sido por ustedes yo no estaría aquí.

— Tu eres nuestro ángel — le recordó acariciando con delicadeza su mejilla — tú fuiste un bálsamo para nuestros corazones.

— Los amo — dijo en un hilo de voz — pero mejor salgamos de aquí antes de que empiece a llorar y arruinemos nuestro maquillaje.

— Tienes razón — sonrió acomodándose también su vestido — ¿Cómo me veo? —preguntó dando un pequeño giro frente a ella.

— Perfecta, elegante y con clase — la aduló —como siempre mamá.

Y la realidad era esa, parecía de la realeza con aquel vestido de terciopelo negro con adornos de cristal a lo largo del modesto escote en v y en toda la parte delantera.

— Camina con cuidado así no se cae esa hermosa tiara que tu abuelo te regaló — pidió su madre detrás de ella mientras alzaba la cola de su inmenso vestido. Mantuvo su postura con la barbilla en alto y caminó por el pasillo hasta encontrarse con las escaleras, ahí al final de estas se encontraban tres de los cuatro hombres más importantes de su vida.

La cara de emoción de todos la hizo sonreír, en especial la de su pequeño hijo que se movía sin parar y que se veía extremadamente guapo en ese tuxedo que era una réplica del de su padre. Su abuelo la veía con autentica ilusión apoyado en su bastón, sabía lo feliz que lo estaba haciendo y lo que significaba aquel momento para él por eso había retrasado el contarle toda la verdad sobre ella.

— ¡Oh por Dios! — exclamó su padre cuando por fin llegó al final de las escaleras, le tendió su mano para darle más seguridad y dándole una pequeña vuelta volvió a exclamar — ¡Wow! eres la novia más hermosa que he visto — sintió como su madre se aclaraba la garganta y se mordió la mejilla para no soltar una carcajada — claro está luego de tu madre.

— Por supuesto que si papá — el hombre la abrazó y ella se guindo de su cuello como si fuera una pequeña — gracias por todo lo que me has dado Edward Miller — susurró en su oído — eres el mejor padre que cualquier hija puede tener.

Siempre fuiste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora