El interior de su auto apestaba a tabaco, era la única manera en la que podía encontrar paz, pero ahora por mucho humo que expulsara de su boca, no lograba expulsar su malestar e intranquilidad.
-Joder.- parecía murmurar cada minuto, sin saber con certeza cuánto tiempo llevaba manejando a la deriva desde que salió del hogar del de lentes, ¿Por qué no podía odiar a Saeyoung? Realmente quería hacerlo, y más cuando toda su ayuda fue menospreciada por este. Sólo recordarlo lo hacía apretar el manubrio con fuerza, por suerte el viento nocturno que entraba por la ventanilla lo hacía estar más calmado, aunque eso no lograba borrarle la cara del pelirrojo de la mente, recreando la misma escena una y otra vez.
Se estacionó y quitó el cigarrillo de su boca para botar la colilla por la ventana, exhalando la última bocanada de humo y reuniendo algo de valor para lo que haría ahora, ya que nuevamente se encontraba en el lugar de los hechos, puesto que había olvidado llevarse su pistola y era imprescindible que la llevara a todos lados.
Literalmente le había tomado varias horas juntar el coraje suficiente para volver, pero luego se dió cuenta de que no podía ser tan difícil, puesto que sólo entraría, tomaría lo que es suyo y se iría rápidamente. No podía tomarle más de 5 minutos.
Y eso hizo.
Con una expresión rígida dió un rápido vistazo al salón, aunque era inútil ya que ninguna luz ayudaba a obtener una imagen definida del lugar, aunque no fue necesario porque Vanderwood prácticamente ya conocía aquel piso como la palma de su mano. Suspiró, cuánto tiempo debió pasar ahí para que eso ocurriera; 5 años seguramente, aunque juraría que más.
Años desde que conoce a Seven, desde que él era un adolescente serio, cohibido y distante con todos. De hecho todavía recordaba a la perfección la primera vez que se vieron, parecía incluso desconfiar de su nuevo compañero, pero conforme pasaba el tiempo logró desenvolverse y, aunque sea difícil de creer, Vanderwood fue feliz de tener a alguien tan peculiar junto a él, alguien que hackeaba con los ojos cerrados secretos del estado, pero que lo hacía con el único fin de mantener a su hermano a salvo. Alguien que no hacía más que comer HBC y Dr. Pepper a todas horas y era horriblemente desordenado y desorganizado. Alguien que velaba por la seguridad de sus amigos a sus espaldas y que, al mismo tiempo, mentía con una personalidad bromista para que no salieran heridos. Alguien que se obsesionaba con los gatos y que tenía disfraces, trajes, vestidos, maquillaje y pelucas para cualquier ocasión.
Ese era el Seven que le gustaba.
Sin darse cuenta la sonrisa que tenía se borró en cuanto sintió que pisó una especie de charco, logrando que diera un respingo y comenzara a sentir curiosidad, razón por la cual no tuvo más remedio que encender la luz, logrando que se llevara una inquietante sorpresa. Sangre.
-S-seven...- por primera vez en mucho tiempo que no sentía el miedo apoderarse de él de esta forma, logrando que su respiración se volviera errática y su cuerpo se desestabilizara unos momentos, pero aquello no fue impedimento para que se inclinara frente al charco rojo con tal de tomar algo que llamó particularmente su atención -Es... Una dalia amarilla.- se dijo luego de reconocer aquella flor ensangrentada que descansaba sobre su mano, enseguida supo qué sucedía con su compañero, ¿Cómo pudo ser tan ciego? -Oh, mierda, ¡Seven!- no tardó en comenzar a buscar al susodicho por cada habitación, llamándolo por su apodo con desesperación.
Llegó a la habitación del joven y ahí logró vislumbrar una única luz proveniente del baño de aquel cuarto, viendo ahí apoyando contra la pared a quien buscaba con tanta urgencia, tenía los ojos cerrados, la ropa y cara manchadas con sangre y algunos pétalos sobre sus labios entreabiertos, además de algunas flores regadas sobre las baldosas.
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-𝒀𝒆𝒍𝒍𝒐𝒘 𝑫𝒂𝒉𝒍𝒊𝒂𝒔- [Seven/Saeyoung x Vanderwood] [Two-shot]
Hayran Kurgu❝Seven está perdidamente enamorado de Vanderwood, pero su inseguridad y miedo lo llevaron a desarrollar una extraña enfermedad que aflige a quienes sufren un amor que creen no es correspondido. Dejándose llevar por sus especulaciones, toma una deci...