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Bueno, era ahora o nunca.

No se veía nada ni nadie dentro de la casa de mi madre, entonces daba por echo que de seguro andaba de compras, en una peluquería o internada en un spa, derrochando dinero como sólo ella solía hacer.

Me asomé al pórtico buscando la llave de repuesto que ocultaba en la maseta de mentas. No estaba.

-¡Mierda!- ¿désde cuándo mi mamá cambiaba las plantas de lugar?
En ves de meter la mano en la maseta de menta, la coloqué en la de cactus espinoso.
¡Demonios! Dolía un infierno.

Si mi madre creía que el no tener la llave me iba a detener, o estaba completamente equivocada, o realmente no me conocía.

Me inmiscuí al patio trasero como si fuera una ladrona, y a los saltos intenté alcanzar la rama que sobresalía del árbol, que estaba ubicado debajo de la ventana de mi cuarto.
Si, me iba a colar por mí ventana.

-¿Complicada?- indagó una voz a mis espaldas. Justo estaba saltando, así que al distraerme resbalé y juro que por un momento pude sentir mi cara contra el piso, pero no fué así.

Lo que si sentí, fueron brazos fuertes tomándome por la cintura.

-¿Qué haces aquí Hiten?- bufé molesta por deberle una- ya puedes soltarme- añadí sabiendome rodeada todavía por él.

Él sonrió, más no me soltó ni disminuyó su agarre en mí.

-¿Tanto asco te doy, que me quieres alejar de ti?

-Tú no me das asco- Repliqué ¡Rayos! lo había dicho en voz alta.
Pero...¿Cómo iba a darme asco alguien como él?
Por tan sólo poco, y cualquiera diría que él y Bankotsu eran hermanos gemelos.
Pero ellos no compartían ni sangre, al menos eso decían ellos.

Hiten era corpulento, de casi dos metros de altura. Poseía un cuerpo tonificado, musculoso y firme. Su cabello era largo hasta su cintura y como Bankotsu, le gustaba trenzárcelo todo.
Lo que más llamaba la atención de este chico eran sus ojos, tenía los ojos de un color Rubí tan profundos, que era casi imposible apartar la vista de él.

-Kagggg- rió al hallarme perdida en mis pensamientos- Te preguntaba si sabías dónde podía encontrar al amargado de tu amigo.

-¿Probaste con llamar a la puerta de su casa?-respondí alejándome unos pasos de él. Ya me estaba sofocando.

-Jajaja. Claro que lo hice, pero nadie atendió, por lo tanto entré y no había rastro de él por ningún lado.

-Cuando no tú, mandándote como pancho por su casa.

-¿Necesitas ayuda?- claro que la necesitaba, pero le iba a dar la razón al idiota.

-No gracias.

-Vamos Kag, no seas orgullosa.

No sabía que hacer. No estaba frustrada por el echo de no poder entrar a mi casa o a mi cuarto, estaba frustrada porque sabía que al llegar o salir de mis clases, debería enfrentarme con Inuyasha.

Quería irme con mi amigo, quiero vivir con Bankotsu, no me importa si tengo que trabajar para pagar mis estudios, si me quedo sin almorzar o cenar, el dinero no podía darme la paz y felicidad que yo necesitaba.
Pero eso era algo que mi madre nunca podría entender.

《Cómo desearía que mi padre estuviese aqui》

-Hiten, ¿Podrías darme un aventón?

-Vas a la Universidad ¿no?

-Si.

-¿No intentarás recoger tus pertenencias?

-No importan, no realmente. Tengo algo de ropa en mi taquilla y puedo pedir prestados los libros a Kikyo.

-De acuerdo, entonces vamos...

Caminamos una cuadra, a la vereda de su casa y subí al Falcon de Hiten, adueñandome de su estéreo, mientras esperaba que el se cambiará el atuendo deportivo.

No me gustaba nada la música que sincronizaba, pero me detuve al oir una de mis canciones favoritas, cantada por un grupo de adolecentes llamadas "Ventino", el nombre de la canción era "Me Equivoqué "
Amaba la parte dónde decían -fueron espinas cuando prometiste rosas-
Porque era del todo cierto.

La Biblia dice que el amor todo lo puede, todo lo espera, todo lo soporta. Yo digo que quién te ama no te traiciona, no te lástima, no te daña. La palabra amar, viene añadida con la palabra cuidar...como el principito, quien a pesar de todo,cuidó su flor, con cariño, amor y devoción.
El amor implica cuidar, amar, respetar, proteger, entre otras...escuchar.

Yo quería a Inuyasha, lo quería tanto que a la primera traición dije- yo lo haré entender, yo lo cuidaré y demostraré que lo amo...yo lo haré cambiar.
La primera ves que me golpeó levemente, me culpé a mi misma diciéndome que era una idiota por haberlo echo enfurecer. Esa ves estuve como perro faldero detrás de él por una semana...hasta que me perdonó. Fuí una imbécil.

Luego los abusos y traiciones eran constantes, pero él me trabajaba tan bien la mente, era tan bueno manipulándome a su antojo, que siempre me terminaba por hacer sentir culpable y yo lo perdonaba y volvía a él una y otra ves.

Vivía en una relación tóxica.

Luego conocí a Bankotsu, en las reuniones semanales con mi terapeuta. Hacíamos reuniones grupales y allí estaba él, yo dañada psicológicamente, el envuelto en sus adicciones.
Pero la primera ves que cruzamos miradas, supimos que éramos uno el salvavidas del otro.

Y allí los problemas con Inuyasha se multiplicaron.

-Llegamos- la voz de Hiten me dejó aturdida por un momento...¿Cuándo se había subido al auto?- por favor dile a trenzas que necesito hablar urgente con él- debía de ser serio, porque cambió su semblante por completo.

-Claro, sólo no lo lleves por mal camino, si le tienes amor a tu hombria- guiñé un ojo en su dirección y seguí camino.

-¡Eso sólo logró calentarme!-gritó a mis espaldas, a lo que yo respondí mostrando mi dedo medio.



Las clases se habían echo eternas, y en todo el día no había podido sacar el sabor amargo de mi boca. Sango y Kikyo se habían ausentado, por lo que le tuve que pedir un libro prestado al chico nuevo, Jack.

-Gracias- dije extendiendo el libro en su dirección- me a sido de mucha utilidad.

-Por nada, disculpa que me entrometa pero...Tú nunca olvidas un libro o ejercicio, ¿acaso te sucedió algo?- me reí en respuesta. Había oído que este chico tenía la capacidad de leer a las personas, y no lo creí...no hasta ahora.

-Algo así. Gracias por notarlo- acomodó sus gafas en su lugar y sonrió victorioso, no altanero, si no una sonrisa sincera...reconfortante.

-Solo...-dudó en hablar y aún así continuó- si necesitas hablar, soy bueno escuchando, y también una tumba sellada cuando se requiere.

-Te tomaré la palabra, quizás algún día podamos ir por un café.

-Desde luego- me sorprendió cuando me dió un abrazo a modo de despedida, pero no me aparté- Creo que alguien te busca - dijo despacio mientras se apartaba de mí.

Y como si alguien lo hubiera invocado, allí estaba Inuyasha, tan perfecto como siempre. Con su sórdida y elegante sonrisa, y su mirada de superioridad.

-Imbecil.

-¿Necesitas soporte?- indagó mi nuevo amigo preocupado .

-Para nada, es mi ex, se manejarlo. Nos vemos mañana Jack.

A lo lejos, ví el auto de Hiten en el estacionamiento... y no estaba Sólo, Bank estaba con él. Ambos tensos y con sus semblantes perturbados.

¿Qué sabían que yo no?

Pronto me arrepentiría de saberlo.
Pero ahora me enfrentaría al demonio plantado en el medio de mi paso....

-Kagome...

-Inuyasha...

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Capítulo editado ❤

Yo curaré tus heridas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora