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[Bankotsu]

-Toma, bebe un poco de café, no has dormido nada hermano.

-Gracias- bebí un sorbo- no pude pegar un ojo en toda la noche.

-Es entendible. ¿Aún no despierta?- nege- ¿Acaso no es raro?

-No. En realidad se levantó para ir al baño y se volvió a la cama sin decir mu. Creo que fué más que nada una respuesta espontánea de su cuerpo, ya sabes...

-Ya- me cortó- debes despertarla, no puedes tenerla secuestrada lo que le quede de vida- intentó bromear.

Sabia que así era...pero...¿porqué no esperar un poco más? ¿Porque sacarla de dónde puede tener un poco de paz para traerla a esta absurda realidad? Kagome es una chica espectacular para tener que pasar por todo esto. No tengo la capacidad necesaria para llegar a comprender cómo una madre puede dejar que su hija camine por carbones encendidos.
Si tan solo Enzo estuviera aquí...

Un ruido en el cuarto de al lado me llama la atención, seguramente kag a despertado, así que me dirijo allí.
Cuando entro, observo a kagome sentada en el mullido colchón abrazando sus piernas con sus brazos y con la.cabeza escondida en ellas.

-Princesa- susurro una ces llegó a su lado- ¿Tienes hambre? Hiten a echo unas tortitas de infarto- ella no levanta su rostro pero siento vibrar la cama, así que se que está riendo.
Con suma calma levanta su cabeza y me sonríe.

-Buen día.

-Buen día Kag.

-¿Te puedo hacer una consulta?- asentí- ¿porque siento que me a pasado un tren por encima?

Respiro hondo y respondo- a sido culpa de Inuyasha- ella me queda observando en busca de algo más. Yo suspiro- ayer cuando te raptamos- ella larga una leve risilla- y subimos al auto- continué- un auto nos embistió por detrás, fué un leve golpe, pero tú te desmayaste y quedaste en cama. Estábamos preocupados.

Ella asiente pensativa- Ayer...- comienza pero se calla.

- ¿Qué sucedió allí kag?- indago con templanza, aún no a dicho nada pero siento como de a poco mi piel comienza a hervir.

-Mi madre me obligó a casarme con él- y solo esas palabras desatan un caos en mí.

-No lo hagas. No puedes hacerlo- me pongo en pié de un tiron- tu...tu no...

-Bankotsu cálmate- murmura ella de pié a mi lado con ambas manos sobre mis hombros -  No lo haré, no voy a casarme con ese animal- sus palabras salen tan firmes...ojalá su madre pensara como ella.

-Quedate conmigo Kag. No vuelvas a esa casa- rogué con miedo. Si, tenía miedo a perderla.

-¿Hay algo para comer?- pregunto cambiando de tema bruscamente- realmente tengo hambre.

-Hiten está en la cocina con los alimentos.

-¿¡Él está cocinando!?- asentí- ¡Oh por Dios! No puedo perderme esto.

En un abrir y cerrar de ojos se puso en pié, pero se tambaleó, si será...-¿Podrías al menos ser más precavida?- la regañé.

-Lo siento papi- me mostró su lengua y salió corriendo escaleras a bajo cual niña pequeña.
¿Porqué costaba tanto hacerla entrar en razón?

[***]

-Llegas tarde.

-Lo siento señor Dimitri, no volverá a suceder.

-Lo sé, eres un empleado ejemplar Bankotsu,  así que por esta ves te lo dejaré pasar. Las cajas ya han llegado, están en el deposito número doce, hay que llevarlas hasta el cuatro- menciona sonriente. Se nota que alguien a tenido un buen día.

-De acuerdo. Con permiso

-Oye Black- me vuelvo y observo a mi jefe con intriga- a la salida pasa por mi oficina, tengo algo que enseñarte- asiento en respuesta y continuo mi camino.

El depósito doce queda bastante lejos de la entrada de la empresa, este recorrido se hacer en pequeños vehículos a disposición de los empleados, pero yo prefiero recorrerlo a pie. Me ayuda a pensar y poner en orden mis ideas.
Hiten tiene razón,  no puedo estar encima de kagome una y otra ves, parezco un maldito acosador y aunque nunca se si ella termina de entender lo preocupado que me traen cada una de sus decisiones.
Se que ella quiere mantener con orgullo lo último que le queda de su padre, su lugar en la empresa.
Cuando Enzo Higurashi falleció, su amigo Inu no Taisho, se hizo cargo de la empresa, por lo tanto se adueñó del setenta y cinco porciento de la empresa y se hizo el mayor inversionista de la misma.
Si bien el padre de Inuyasha no es la misma lacra que su hijo, se niega a devolverle el veinticinco por ciento que le corresponde a Kagome por ser la heredera de su padre, apoyándose en la teoría que ella es muy joven y no conoce su lugar en la empresa.  Se justifica diciendo que ella los podría llevar a la quiebra, lo cual no es cierto. Kagome lleva más tiempo estudiando administración de empresas de los que yo llevo sobrio, sabe desplazarse muy bien sobre ese ambiente, y eso es lo que ellos no quieren...No la quieres cerca porque eso los haría hacerse a un lado, no tendrían el control absoluto.

Eso también me lleva a pensar en Naomi.... tiene todo lo que una mujer puede desear, dinero, casa, auto y una buena estabilidad en todos los aspectos de su vida. Entonces...¿porqué se empeña en que su hija contraiga matrimonio con un mujeriego como Taisho?
Recuerdo que kag me dijo una ves que su madre no era así...no tanto. Siempre habían tenido sus diferencias   porque ella siempre había sido más compinche con su padre que con ella... ¿Serían celos de madre a hija?
Sacudo quitando esos pensamientos de mi mente, tendría que ser una cabeza muy retorcida si así fuese.

Saco la tarjeta de mi bolsillo y la pasó por la llave magnética, al ingresar me encuentro con lo mismo de todos los días....cajas y más cajas.
Pero estoy agradecido por este empleo, me permite tener un hogar, el alimento diario necesario y mi Titán a la cual amo tanto. En este lugar embalsamamos partes de autos y motos las cuales se distribuyen por distintos lugares, si necesito un repuesto, ellos también me lo facilitan.

Al terminar mi horario quedó agotado y solo quiero llegar a casa ...y tal vez...solo tal vez, saber algo de kag.
Antes de olvidarme, camino hacia la oficina de Dimitri y golpeó tres veces.
-Adelante- anuncian desde adentro, así que ingreso- ah, Bankotsu, justo pensaba en mandar a llamarte. Pasa, acomódate.

Hago lo que Dimitri me pide y tomo asiento, no se por que, pero mis manos ya empiezan a sudar.

-Bankotsu...¿Cuanto tiempo llevas con nosotros?- esa es una pregunta fácil, llevo con ellos la misma cantidad de tiempo en la que llevo rehabilitado.

-Dos años y medio señor.

-Asi es- sonrie- en todos estos meses puedo contar con una mano las veces que has llegado tarde y con otra las que has tenido problema. Tengo una noticia que darte- me pongo rígido en mi lugar y lo único que puedo hacer es mirarlo fijamente y esperar a que suelte lo que tiene que decir.

-Bankotsu...A partir de hoy, no requerimos de tu persona en la empresa- me quedé helado. Era lo último que pensaba escuchar. De reojo, veo la carta de despido sobre la mesa, y el nudo en mi garganta se forma.

***

Capítulo editado ❤

Nos leemos en comentarios.

Yo curaré tus heridas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora