Acomodo el último libro de la repisa y observo el panorama más bonito y despejado en mi habitación. Incluso se ve y se siente más positiva la vibra. Hago un chasquido y me tumbo a la cama. Ya quisiera yo tener un poco de esa vibra, pero me es imposible siquiera pedir disculpas.
Mi celular comienza a vibrar por enésima vez y desde la cama observo como va cambiando de movimiento en la mesita de trabajo. No tengo ánimos de hablar con nadie, mucho menos con mi madre. Así ha transcurrido mi fin de semana, sin querer saber de nadie y dedicándome a la limpieza.
Tras haber estado acostada durante una hora sin hacer nada productivo más que mirar Netflix sin prestar mucha atención. Me llama la atención las tijeras que están en la mesita de trabajo. Entonces recuerdo que hace un mes había comprado un tinte en tono rubio cenizo para cuando me sintiera triste y quisiera hacer algo. Aparentemente el tiempo ha llegado.
Con un poco de miedo por arruinar cabellera, termino cortándome el cabello hasta los hombros y con tutoriales baratos también me tiño el cabello. Dos horas después de ensayo y error, me siento ligeramente satisfecha con el resultado. Mi cabello no ha llegado al rubio cenizo, pero sí está un tono por debajo de ese.
Me quedo mirando la ventana, aún aburrida. Ya me he leído todos los libros de mi repisa y no me interesa releerlos por el momento. El celular vuelve a vibrar y sin paciencia lo contesto, sin ver quién es el que me está marcando.
—¿¡Qué quieren!? —exclamo hastiada.
—Hola muy buenas tardes, le marcamos de la compañía telefónica...
Mierda, ya se habían tardado en molestar.
—No me interesa.
Cuando estoy a punto de colgar, la voz interviene para evitar perder la llamada.
—Maldita sea, Grisy. Eres demasiado difícil. Soy Lee, ¿por qué chingados no respondes el teléfono? Tuve que pedir prestado uno para que no saliera registrado en tu celular.
—Guau, guau. ¿Es obligación responderte? —me dirijo a la cama para sentarme en la orilla.
Bien, podrá sonar estúpido, pero por alguna razón extrañaba pelear con alguien.
—Solo baja o te irá mal —sentencia con firmeza y cuelga de inmediato.
Menudo cobarde, no esperó a mi respuesta.
Con flojera me pongo encima de mi bralette una blusa negra de transparencias con brillos, y con dudas salgo de mi cuarto para bajar a la sala y ¡vaya sorpresa! Minmin, Kiki, Lee y Wonho explotan sus respectivos globos con confeti dentro y gritan al unísono ¡Felicidades!
¿De qué rayos me perdí? Se dan cuenta de mi semblante confuso y Min se acerca para abrazarme aún contra todos los pronósticos.
—Feliz cumpleaños, enana —susurra, mientras me despeina.
—Guauuu, yo no cumplo años hoy —les paro el carro de inmediato y a como puedo me zafo del abrazo.
—Tu mamá dijo que cumples el 18 de octubre —menciona Kiki con obviedad.
—Así es, aún falta para eso.
Me dirijo al refrigerador por una lata de cerveza y me siento en el sofá observando sus rostros que parecen incluso más confundidos que yo. Abro la lata y le doy un gran sorbo.
—Gris... hoy es 18.
Entonces escupo la bebida irremediablemente al suelo. Vaya, que rápido pasa el tiempo. Me quedo callada en mi lugar, vuelvo a dar un sorbo y ahora sí lo trago. Ellos se acomodan en la sala, sentándose frente a mí y de pronto todo se vuelve incómodo.
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unfortunate ; lee hoseok
FanfictionÉl es sensible, vulnerable, tierno y de corazón cálido; sin embargo, puede aparentar ser alguien rudo y borde. Ella es insensible, grosera y pedante; sin embargo, su apariencia física pareciera gritar ternura. La personalidad de él no hace más que m...