Desde la esquina del salón veo al grupo volverse loco; unos gritando, otros lanzando bolitas de papel remojados en saliva, chicas hablando mal de otras y un grupito en particular haciendo bullying a un chico de procedencia asiática.
Suspiro con pesadez sintiéndome totalmente avergonzada. Estando en universidad, no puedo creer que aún exista comportamiento infantil. Pareciera que jamás pasaron por la etapa de pubertad y apenas se están desquitando. Se ven ridículos.
Uno que otro me lanza miradas, pero, así como conecto con tales, de inmediato se voltean. Nadie puede sostenerme la mirada por más de 5 segundos. Sonrío con cinismo y me desparramo en mi asiento de forma para nada femenina.
A mamá no le gusta que actúe de esa forma, porque soy mujer y debo comportarme como tal, sin embargo, yo le digo que me importa poco lo que ella o cualquiera piense de mí. Es mi vida, soy mayor de edad y bueno, la que dará mala impresión soy yo, no ella.
El profesor de Historia de México llega al salón y comienza a regañar a todos por el tremendo desorden hecho. Al momento de sentarse el profesor, un chico entra al salón, ganándose más de 24 miradas, cuando lo reconocen, lo ignoran por completo.
Camina con rapidez, encontrando su lugar justo al lado mío, lo cual me hace virar los ojos. Él insiste en juntarse conmigo, yo insisto en rechazarlo. Me gusta estar sola, no necesito que alguien me haga compañía.
—Grisy, Grisy, Grisy —menciona con un acento extraño que me hace querer ahorcarlo. —Deja de rodar los ojos, se te van a quedar así. Y no intentes alejarme, que igual no te vas a librar de mí tan fácil.
—Me llamo Gris, no Grisy —menciono el apodo como si me provocara asco, casi con arcadas. —Maldita sea, Lee, parece que no entiendes que no me gusta la compañía. Quieres que te lo diga en chino o ¿qué?
Comienza a reír como si le hubiera contado un buen chiste, pero el profesor de inmediato lo calla con una intimidante mirada.
No entiendo su insistencia, la mayoría comprendió con rapidez que prefiero estar sola, que soy un asco de persona en el sentido de ser grosera e irrespetuosa. De vez en cuando me meto en peleas si siento que me ofenden, nunca me quedo con los brazos cruzados si de mi se trata.
Le presto la atención debida al profesor que se encarga de enseñarnos los sucesos importantes durante la Revolución Mexicana. De vez en cuando subrayo el libro y hago apuntes en mi libreta.
Estoy demasiado concentrada que una bolita de papel llega a mi mesa, sacándome un susto. Me estiro el cabello en desesperación porque sé de quién viene. Lo ignoro, pero insiste en mandar esas estúpidas y molestas bolitas, así que termino abriendo una de ellas.
—Perdona si te molesto, pero aun no comprendo el español y los modismos en su totalidad. ¿Podrías enseñarme?
Tiro una carcajada en medio del salón que se encuentra tranquilo por la apacible voz del profesor, este me observa con advertencia pero mi mirada es muy penetrante que prefiere pasarlo por alto y sigue con su relato.
Tomo una pluma roja y en mayúsculas le contesto:
—NI LO SUEÑES.
Se lo aviento así como él lo hizo, y veo como se forman sus hoyuelos al sonreír. Son muy marcados que me da miedo que se puedan hacer profundos. La clase termina y tengo un hueco de una hora, la cual uso para ir a la cafetería y comprar un almuerzo. Escojo mi lugar para comer en una mesa que está en la esquina de la cafetería.
Me deleito en el, hasta ahora, silencioso lugar, pues no todos tienen hora libre. Sin embargo, mi felicidad no dura tanto al ver al extranjero Lee con dos amigos viniendo directo a mi mesa. El de hoyuelos me sonríe y se sienta, les hace una señal a ellos para que lo hagan y yo termino bufando. Mis miradas atemorizantes no surten efecto con ellos. Solo eso me faltaba.
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unfortunate ; lee hoseok
FanficÉl es sensible, vulnerable, tierno y de corazón cálido; sin embargo, puede aparentar ser alguien rudo y borde. Ella es insensible, grosera y pedante; sin embargo, su apariencia física pareciera gritar ternura. La personalidad de él no hace más que m...