Lamo con suavidad la paleta de hielo para después darle una mordida, e inmediatamente siento un ligero dolor en las encías debido a lo frío. Columpio mis piernas como si fuera una niña chiquita que no alcanza a poner los pies en el suelo e irremediablemente suspiro con fuerza, provocando que los cuatro chicos que me acompañan se me queden viendo con preocupación.
En muchas ocasiones me pregunto el porqué de mi existencia o de mis problemas. Desearía que las cosas fueran muchísimo más sencillas, sin embargo, me encuentro a mí misma luchando una y otra vez con vicisitudes cada vez más complejas. Ni siquiera hay oportunidad para arredrarse porque al instante me siento acorralada.
Cuando suspiro nuevamente, mi mente y mi corazón comienzan a unirse en una clase de pensamiento extraño. ¿Será lo correcto? Mi barrera alta era para protegerme continuamente de ataques ajenos. Acostumbrada al abandono, humillación y un sinfín de cosas más, me hicieron convertirme en la Gris que solo piensa en sí misma. Es bueno ser egoísta, ¿no? Pero por alguna extraña razón me siento cada vez más culpable por ser así frente a estos cuatro chicos.
Confianza.
Es una palabra que no se encuentra en mi vocabulario, pero parece hacer eco en mi cabeza últimamente.
Confianza.
No se forja de un día a otro, ni se obliga. Son pequeñas acciones desinteresadas que hacen ruido en tu corazón y se instalan dentro de ti. Debido a que no lo había sentido antes, esa palabra comienza a tener un significado diferente y no sé cómo sentirme.
Al terminar mi paleta, volteo mi rostro hacia la derecha donde se encuentran sentados a mi lado. Los cuatro en silencio contemplan el agua caer de la Fuente de Neptuno mientras lamen sus paletas de hielo. Sin querer rio por lo inusual de la escena.
—No les queda la seriedad —mi voz rompe el hielo creado desde que llegamos a la Macroplaza.
Kiki pone sus penetrantes ojos sobre mí y alza una ceja en desconcierto.
—¿Te sientes bien? —cuestiona y los otros tres enfocan su atención en mí.
—Tú... ¿acabas de reír? —ahora es Min quien lanza otra pregunta.
El palito de madera que ha quedado después de comer la paleta lo mordisqueo con cierto nerviosismo. Me doy unas palmadas en la espalda mentalmente para darme apoyo moral por lo que voy a hacer.
Confianza.
Se debe ganar y creo que ellos ya lo hicieron. Más jodida no puedo estar, así que con temor me levanto de la banca y los miro directamente a los ojos. Puedo observar que no saben cómo reaccionar ante mis extrañas acciones, por eso están quietos. Analizan mi conducta desde su lugar. Sonrío con el palito en la boca y me coloco la mochila.
—¿Qué hacen?, ¿no quieren ir a morelear? —pregunto e inmediatamente se levantan de la banca.
—Quiero ir a la Plaza de la Tecnología, mis audífonos murieron ayer —dice Min, colocándose a un lado mío.
Como si no hubiera ocurrido nada, seguimos nuestro curso por el centro de la ciudad. Quiero despejarme y no pensar en lo que ocurrirá mañana o más adelante. Así que encuentro relajante el tener de compañía a cuatro chicos torpes que solo se la pasan haciéndose bromas e intentan adaptarse a la comida callejera.
—¡Quiero un elote! —grita Min cuando ve a un señor vendiendo en la esquina de la calle. Estira mi mochila y comienza a hacer un berrinche que a la vez comienza a darme pena ajena.
—Pues cómpralo, maldita sea —le grito también y de inmediato su expresión facial se convierte en un puchero.
—No lo va a hacer, no lo va a hacer, por favor, dime que no lo va a hacer —susurra Lee con preocupación, mientras se pasa la palma sobre la frente.
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unfortunate ; lee hoseok
FanfictionÉl es sensible, vulnerable, tierno y de corazón cálido; sin embargo, puede aparentar ser alguien rudo y borde. Ella es insensible, grosera y pedante; sin embargo, su apariencia física pareciera gritar ternura. La personalidad de él no hace más que m...