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Yuqi escribía entusiasmada sobre el nuevo trabajo grupal que les había asignado su profesor de filosofía. Shuhua la veía extrañada, Yuqi siempre padecía cuando se trataba de ese curso.

—Yuqi, amiga, ¿estás bien?

—Claro que sí, ¿Por qué?

—No paras de sonreír.

—¿Y? ¿Acaso no puedo estar feliz?

—Ahm, tú odias el curso.

—Y al profesor – agregó Yanan, otro de sus amigos.

Yuqi trató de relajar su expresión.

—Bueno, a veces hay que sonreírle a la vida.

Sus amigos se miraron entre si y luego notaron que a Yuqi se le cayó una revista.

—¿Y esto? ¿Qué es? – dijo Yanan cogiéndolo.

—Oh. Nada, nada.

Yuqi intentó arrebáteselo, pero su amigo continuó alejándola.

—¿Desde cuándo te gustan los autos, eh?

—No te importa y ahora dámelo.

Yanan se lo entregó luego, Yuqi suspiró y lo guardó en su maleta. La clase terminó y sus amigos la acompañaron a la salida.

—Hoy en la tarde tenemos que avanzar el proyecto de anatomía, creo que Yuqi debería hacer los gráficos, es buena en eso – dijo Yanan.

—Yo trataré de sintetizar las ideas en una mapa conceptual. ¿Qué dices Yuqi?

—...

—¿Yuqi?

Los alumnos estaban aglomerados en la salida, pues un atractivo joven se encontraba apoyado en su moto, al parecer esperaba a alguien porque veía en dirección a una de las puertas principales.

—¿Y él quién es? – preguntó Yanan.

Yuqi empezó a sonreír.

—Chicos, me voy. ¡Nos vemos mañana!

—¡Hey, espera Yuqi! Aún no hemos termi... nado – dijo Shuhua viendo como su amiga corría en dirección al motociclista.

—¡Lucas!

Éste sonrió en grande cuando la vio llegar y abrió sus brazos para recibirla.

—Hola, leoncita. ¿Qué tal?

—Que sorpresa que hayas venido.

—Me comentaste de tu universidad, así que dije ¿por qué no?

En ese momento Yuqi se dio cuenta de las miradas que tenía sobre ella, y no era para menos, Lucas la sujetaba de la cintura y sonreía mirándola, ella tenía sus brazos sobre su cuello y estaba casi sentada en sus piernas. Quiso apartarse, pero Lucas fue más rápido y la sentó en el asiento de la moto, entregándole su casco.

—Vamos a dar una vuelta.

Yuqi, avergonzada se colocó el casco lo más rápido que pudo. Y se fue. Dejando impresionado a todos, incluyendo sus dos amigos más cercanos.

Era emocionante. Sentir esa adrenalina por todo su cuerpo, el reencuentro con su mejor amigo, su complemento, era una parte de si, necesitaba a Yukhei para continuar con su vida.

—¿A dónde vamos? – preguntó ella.

—Sorpresa.

Su amigo continuó conduciendo por la autopista, hasta que se desvió por otro camino un poco menos transitado. Los minutos pasaron, pero entonces unos motociclistas, conformado por cinco personas, cada uno en una moto, les cerró el paso.

Red Engine [Luqi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora