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—Lo siento, lo siento, lo siento.

Yuqi se disculpaba con sus dos amigos, mientras Shuhua y Yanan le miraban decepcionados. Habían presentado una exposición sin ella y por lo tanto, obtenido un bajo resultado.

—Pensé que era la otra semana, perdón por no llamarlos. En el siguiente trabajo lo haré todo sola.

—Yuqi, no es eso – dijo su amiga sentándose a su lado —Es el hecho de que ya no estás en la misma sintonía que nosotros. Es por... ese chico ¿verdad?

Yuqi rehuyó la mirada.

—Lucas es... importante para mí.

—¿Más que tu carrera? – inquirió Yanan.

—Yanan... - le dijo Shuhua.

—Podrás ser nuestra amiga, pero no permitiré que nuestras calificaciones sigan bajando por culpa tuya. Yuqi, te quiero, pero debes elegir, no puedes estar en dos lugares a la vez.

—¿Cómo quieres que elija? – le preguntó Yuqi a Yanan —Es mi novio, Yanan, una cosa no tiene que ver con la otra.

—Pues ese "novio", solo te está perjudicando. Yuqi ¡entiende!

—¡Entender qué!

Yanan, harto de la situación le lanza un diario, en él aparecía Yuqi y Lucas sobre una moto en una carrera callejera.

—Esa no es la Yuqi que conocemos. Tú jamás te rebajarías a ser la puta de alguien. Esos chicos son delincuentes.

—Yanan, tú no los conoces. No todos son así.

—Mira cómo estás echando a perder tu reputación. ¿Tu padre sabe de esto?

—Okay, ya fue suficiente, Yanan – intervino Shuhua —Somos sus amigos y debemos aconsejarle, no recriminarle. Estoy segura que Yuqi no se involucraría con cualquiera.

—Tienen razón – dijo Yuqi poniéndose de pie —Son mis amigos y buscan lo mejor para mí, pero en esta oportunidad no puedo hacer lo correcto, Lucas tiene problemas y debo ayudarlo. Gracias por todo, chicos.

—Hey, ¡Yuqi! ¿A dónde vas? – gritó Shuhua, pero su amiga ya había abandonado el aula.

Yuqi no se había puesto a pensar las cosas. A vista de todo el mundo, era una chica más de los corredores clandestinos. Y no tenía idea de cómo se lo explicaría a su padre.

El sonido de una moto chirriante la distrajo de sus pensamientos. Jackson se quitaba el casco y le quedó viendo.

—¿Vas a tu casa, Yuqi?

—¿Te importa?

—De hecho, sí. Acabo de ver a tu padre no muy contento de verte en los diarios.

—¿Qué? ¿Conoces a mi padre?

—Pasaba por una calle transitada y vi a un señor de unos cuarenta años aproximadamente, se parecía mucho a ti y sostenía el diario fuertemente, luego dijo algo como "Mi hija, no. No puede ser ella".

Yuqi volvió su vista a la vereda. Era su fin. Su padre ya se había enterado.

—¿Quieres que te acompañe?

—No, gracias. Voy a enfrentar esto sola.

Jackson la miró con pena.

—Lucas no lo perdonaría si te llega a pasar algo.

—Es mi padre. Iré a hablar con él. Debe estar esperándome.

Yuqi pasó de largo y caminó más de prisa en dirección a su casa. Jackson la siguió de lejos. Se quedaría fuera de casa, esperando algún grito o suceso impredecible.

Red Engine [Luqi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora