Te cuento un secreto

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Había dejado el vaso medio vacío en una mesa, en cuanto vi que Marta finalizo su interpretación, tan solo canto tres canciones, las cuales me supieron a poco. Me acerque adentrándome entre la multitud hacia donde estaba bebiendo agua.

-Vaya hoy no te cambio la botella de agua yo.- solté para romper el hielo.

-¿tu eres...? ahora mismo no me acuerdo de tu cara.-

-Trabajo en el mismo local en el que cantas en Madrid el Buho.- la mire esperando a que se acordase de mi,

-Ah si, el que el sábado pasado no daba una.- dijo mientras me guiñaba el ojo.

-veras te vi en la boca del metro y te hice unas fotos, me gustaría dártelas, este sábado si no es molestia.-

-claro no hay problema, el sábado me las das, gracias.-

- Por cierto cantas muy bien.- No quise molestar así que decidí despedirme de ella.

Decidí quedarme por allí había buen ambiente, y era pronto para volver al hotel, me fui con una sonrisa en los labios había visto a Marta actuar y también había podido cruzar unas palabras con ella.

Narra Tania.

Ya habían pasado unos días desde que me incorpore a las clases en la academia de Ávila, ya me había acostumbrado a los madrugones, a correr para coger un buen sitio en el comedor o en la sala de tiro, cada madrugada me la pasaba en el gimnasio haciendo todo tipo de ejercicios, la verdad es que era bastante duro, pero me daba igual era lo que yo quería y no iba a dejar que nada me parase, los compañeros eran geniales conmigo y no tenia problema alguno, a excepción de mi compañera de habitación que me había salido borde y estúpida...

-Joder Lucia te he dicho que me avises si me coges el champú, que ahora me he quedado a medias.- a veces me daban ganas de estamparle algo en la cara y si hoy era el champú lo que tenia mas a mano aunque estuviese vacío.

-pues vas y compras otro.- Dijo desde la cama riéndose

-claro que si que la tienda va a estar abierta para mi a las cinco de la mañana no te jode, que pasa que tu no tienes para comprarte un puñetero bote de champú, joder no me seas rata-

-no te quejes tanto y date prisa o llegaras tarde al gym, a mi déjame dormir, que es muy temprano aun,-

-Que.....- Respire hondo mientras pasaba por su lado y la miraba con cara de querer matarla, me puse el chándal para irme al gimnasio.

Una vez allí me puse mis cascos mientras me subía a la cinta y me olvide de la pesada que me había tocado por compañera de habitación.

A esa hora de la mañana apenas estábamos unos cuantos por allí, a la mayoría le gustaba quedarse durmiendo hasta la hora de la primera clase teórica o el desayuno, a ,mi me encantaba ver amanecer mientras corría en la cinta o nadaba a mis anchas en la piscina, era como si me diese un chute para afrontar mejor la mañana y el día, algunas veces me saltaba el gimnasio y me ponía a repasar lo que había dado en las clases teóricas.

Narra Vanesa

No se lo que dormí aquella tarde , pero a mi me parecían días, cuando abrí los ojos la luz que entraba por la ventana me daba en la cara directamente, mi madre se había quedado dormida en una silla y Jennifer al parecer se había marchado, justo en ese preciso instante entro una enfermera que despertó a mi madre, para que saliese de la habitación, mire de reojo su reloj eran las ocho.

La enfermera me tomo la temperatura y me pregunto que si quería ir al baño yo asentí con la cabeza y ella gentilmente destapo la cama y me acerco unas zapatillas, con cuidado me acompaño por si me mareaba.

Luego cambiaron las sabanas de la cama yo me quede sentada, le dije que me ducharía, la verdad me encontraba bastante bien y pensé que me darían de alta esa mima mañana pero tampoco quería precipitarme mucho.

Mi madre me ayudo a ducharme temía que me marease y eso me hizo recordar a cuando era pequeña y me bañaba ella, podía pasarme las horas en el agua, me encantaba, y me sigue encantando coger algún día libre y bajarme para Málaga y bañarme en sus playas.

Estaba absorta en mis pensamientos cuando, Jennifer me llamo desde la habitación.

-Ya salimos un momento.- decía mientras me apuraba a ponerme el camisón

La verdad es que mi aspecto había mejorado mucho el color había vuelto a mis mejillas que antes se tornaban pálidas, mi pelo ya estaba limpio y brillaba, me lo recogí en una coleta y salí rápidamente.

-vaya que madrugadora no son ni las nueve.- dije mientras me sentaba en un sillón, Jennifer se sentó a mi lado.

-Es por si tu madre quiere descansar, que aquí no se duerme muy bien que digamos.- miro a Toñi mientras me sentaba a mi lado.

-venga mama, que aquí me cuidan muy bien, vete.-

-vale vale ya me marcho, pero no tardare en volver.- Dijo mientras me daba un beso en la frente

Jennifer me cogió de las manos -madres...- dijo mientras se reía

-Que haríamos sin ellas verdad.-

-Bueno ¿Cómo te encuentras? ¿has descansado?.-

- Si, si he descansado, oye veras....- La mire a los ojos.- No te sientas culpable, iba despistada además comprendo tus sentimientos, y los respeto lo que no quiero es perderte como amiga, lo escuche todo mientras estaba en coma.-

-yo...tengo miedo sabes, en el fondo lo de la otra noche fue maravilloso, eres maravillosa, jamás había sentido eso por alguien pero....-

-Temes el que dirán, tu familia es algo totalmente desconocido para ti, verdad.- le agarre las manos con fuerza.

-No quiero seguir hablando del tema por favor compréndeme, si me respetas mejor que sigamos siendo amigas, aunque....me este muriendo de ganas de besarte en este maldito instante...-

En ese momento entro una auxiliar con la bandeja del desayuno interrumpiendo la conversación.

Como un Billete de AvionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora