Tiempo De Espera

119 2 0
                                    

Carmen, paseaba por la plaza Mayor de Lucena, el día por suerte había refrescado,  he incluso amenazaba con que pudiese caer alguna tormenta por la zona.

Caminaba entre la gente, siempre saludaba con una sonrisa a unos y a otros, se dio cuenta de que su teléfono móvil vibró, abrió el mensaje y se encontró con la fotografía de la ecografia de su amiga, no pudo evitar emocionarse y que sus ojos se tornasen vidriosos, enseguida le contestó:

Muchas gracias por compartir este momento conmigo, estoy emocionada espero que estéis los tres bien 😘.

Carmen continuo dando su paseo cuando se paro en el castillo del moral, apenas tenía cosas que hacer unos recados e ir a casa para preparar la comida, hoy tenía invitados, Carlos que se había pasado por casa a ver a su madre.

Llegó a casa con un par de bolsas, desde que vivía sola, tenía justo en el frigorífico, pero hoy quería hacer algo especial, se puso a preparar una ensalada y unos cuantos filetes para cuando su hijo llegase.

Se dio cuenta de que se le había olvidado encender su barrita de incienso, una vez que lo hizo prosiguió haciendo la comida.

Carlos llegó puntual a la hora que le había dicho a su madre, la mesa ya estaba preparada y ambos comieron y charlaron durante un rato, hasta que el muchacho volvió a marcharse.

Los hijos de Carmen le habían dicho en varias ocasiones que no se quedase sola que buscase un compañero con quien estár, pero ella hacía caso omiso a los consejos, ella decía que estaba bien sola, así que lo único que ambos podían hacer era respetar la desicion y no dejarla sola.

El cielo seguía gris, un gris oscuro que amenazaba tormenta, el olor a tierra húmeda inundaba
El ambiente, y una leve brisa corría por las calles cordobesas.
A Rosi se le había olvidado una rebeca, Caminaba al lado de Erika hacia el hospital, después de haber tenido una mañana tranquila.

Erika se había mudado al piso de Rosi a primera hora de la mañana, Rosi se había acercado hasta donde se quedaba alojada para recogerla y llevarla hasta el piso. También la ayudo a deshacer el equipaje que no era mucho ya que en principio se quedaría solo dos meses.

-No se como te voy agradecer lo que has hecho por mi, pensé que iba a ser más complicado encontrar piso y mira por donde estabas tu por aquí, como caída del cielo. -

Rosi se echo a reír, - si como caída del cielo.-

-yo creo que es el destino, que quiere ponernos a todos de nuevo juntos, de momento nos ha concentrado algunos en el mismo lugar. -

-crees mucho en el destino. -

-Tal vez, anda vamos a comer que se nos va hacer tarde. -

Ambas cruzaron la puerta del control del enfermería que había en la UCI,  ya con el uniforme puesto y el pelo recogido.

-¿Qué tal la mañana por aquí?. - pregunto Erika echando un vistazo a los informes.

- El paciente que había en la cama 12, lo hemos trasladado a planta,  el de la cama 17 paciente con neumonia al parecer se está estabilizando...

quería escuchar especialmente el parte de la cama de Vanesa que parecía que no llegaba. -

- la Cama 22 sigue igual, no hay variación por su parte, continúa sondanda, y con respiración artificial,
- Bueno chicos esto es todo que tengáis buena tarde. - dijo la jefa de enfermería despidiéndose de los que entraban en ese turno.

Observe como mis compañeros se marchaban y acto seguido seguí a Erika que empezaba hacer la ronda por las camas que había en la sala.

La UCI era un lugar frío, lleno de personas con una historia, con ganas de seguir tomándole pulso a la vida y ganando la batalla ante la muerte, gente que ingresa por un simple catarro que acaba empeorando en una neumonia, unos salen bien, otros no.

Siempre se solía decir que los que trabajan en un hospital están hechos de otra pasta, que conviven con la muerte y ven como a diario se va mucha gente, gente a la que rozas día a día y acaban convirtiéndose en uno más, recuerdo a mi profesor de psicología o a mi profesora de tecnicas diciéndome que nunca creasemos vínculos con los pacientes y que los problemas del hospital se quedan allí que nunca nos los llevasemos a casa o prácticamente no tendríamos vida, que no expresarmos nuestras emociones delante de los familiares, las eran aburridas y tediosas pero en la vida real en el hospital agradeces que te diesen ese tipo de consejos.

Era mi primera experiencia en UCI, y lo quería hacer lo mejor posible pero había alguien que había hecho que me saltase los consejos de mis profesores, aquella mujer dormida cuán princesa que traspasó mi vida en cuanto cruce la habitación de la UCI, yo misma me regañaba diciendo que no estaba bien, que ella era mucho para mí,  empezando porque tenía diez años más que yo, y siguiendo porque era Vanesa Martín,  Carmen me decía que yo tenía la facilidad de enamorarme de todo el mundo, pero esque Vanesa se me había metido muy dentro quizás más que sus canciones, me partia el alma verla en aquella cama, sin apenas signo de vida, me esforzaba porque no se me notase lo más mínimo, sobre todo porque Erika no notase nada ya que ella era la que mas estaba a mi lado, pululaba alrededor de las camas de al lado tomando constantes vitales, cambiando sondas, pañales, sabanas y demás, la miraba de reojo esperaba que de un momento a otro abriese los ojitos pero no, no conseguía abrirlos.
Después de la visita de las seis en la que su madre y su hermano estuvieron con ella hablándole y contándole cosas, la cosa se quedó muy tranquila aproveche para volver a coger una silla y sentarme a su izquierda, le aparte un mechón que le caía por la cara y acaricié su pálida piel.
Después agarre su mano y comencé a susurrar, más bien a cantarle bajito:

Y ahora que llegaron a mi vida con más fuerza que desgana 
Abriéndome camino donde sólo había zarzas 
Dejándome en los ojos más miel que en las entrañas 
Haciendo carnavales en la esquina de una casa 
Dejando que el silencio una vez más se me fuera 
Llenándome la boca de pasiones imperfectas 
Ahora vienes y me pides que te ayude y te comprenda 
Ahora tienes corazón.

Le di un beso en la frente, y me despedí de ella ya era hora de marcharnos.

Erika no dijo ni pío, se puso hacer un par de cosas en el mostrador y nos marchemos.

Me quite el pijama y la credencial Guardandolo todo en mi taquilla y una vez salimos por la puerta, procure olvidar la jornada laboral.

Como un Billete de AvionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora