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A pesar de que estaba en plena tarde, había una especie de una niebla muy leve que daba la impresión de ser nubes. Valka había bajado a la cala, con el escudo protegiéndola a todo momento. No se atrevió a adentrarse tanto en el lugar, así que entre dos gigantes rocas y sin soltar su escudo, ella aventó el pescado si acaso a medio metro de donde estaba. Asomó su cabeza para ver si veía al Stormcutter, pero nada sucedió. Así que se armó de valor y dio un paso. Sin embargo, su escudo se atoró entre las dos rocas y no pudo moverlo de ahí.

Resignada, pasó por debajo de su escudo e intentó volver a sacarlo sin suerte. Su corazón estaba latiendo muy rápido, y aunque su cabeza le estaba gritando que saliera de ahí, otra parte de ella le decía que siguiera. Tomó el pescado y dio pasos lentos, girando su cabeza a todas las direcciones para buscar al dragón.

Detrás de un pilar no muy alto, estaba el Stormcutter mirándola fijamente. Con semejante tamaño que tenía, era increíble que Valka no lo viera. El dragón trepó al pilar de rocas, haciendo un ruido y captando la atención de Valka.

La mujer dio un jadeo de sorpresa y abrazó el pescado, se dio la vuelta y vio al majestuoso dragón saltar del pilar, poniéndose a un lado de ella con cuidado. El Stormcutter olfateó y luego le gruñó levemente. Aún con duda y con un rostro de miedo, Valka le extendió el pescado. Dio la impresión de que el dragón se puso de puntas y dio unos cortos pasos hacia ella, agachó su cabeza y abrió su boca. Valka sintió su sangre helada al ver todos sus dientes, pero sintió más miedo cuando el dragón retrocedió y la miró de forma retadora.

De alguna forma, ella supo a lo que el dragón le temía. De su cinturón, sacó un pequeño cuchillo que siempre guardaba en caso de no llevar su hacha. Y al momento en que lo tomó, el dragón se puso en alerta y le enseñó sus dientes. Siguiendo asustada, ella dio un paso hacia atrás y dejó caer el cuchillo al suelo, como una señal de que no iba a hacerle daño. Impresionándola, el Stormcutter movió su cabeza hacia a un lado, intentándole decir que lo tirara más lejos. Así que con su pie, Valka tomó el cuchillo y lo aventó hacia el lago.

Cuando el 'plop' se escuchó, el dragón dilató sus ojos y se sentó. Lucía mucho más calmado ahora al saber que no tenía ningún arma sobre ella. Nuevamente, Valka estiró su mano con el pescado. Lucía un poco más confiada luego de ver que el dragón no le ha hecho nada. Lentamente, el Stormcutter se aproximó a ella. Otra vez había bajado su cabeza y abrió su boca.

―Sabes, cuando saltaste de esas rocas y con esta extraña niebla, dio la impresión que brincabas una... ―el Stormcutter tomó el pescado y ella soltó un leve grito de sorpresa y de asombro. Sólo le tomó dos mordiscos al dragón de comerse el pescado, e incluso relamió su hocico―... nube.

El Stormcutter la miró y caminó hacia ella, a lo que Valka retrocedió hasta caer al suelo, pero siguió yendo hacia atrás hasta que chocó con una roca.

―Ah, no, no―habló con nerviosismo, pues la cara del dragón estaba a centímetros de ella―Ya... ya no tengo más.

El dragón la miró por unos momentos, teniendo el corazón de la mujer latiendo a mil por hora. Luego de un momento de tención, los ojos del dragón de hicieron hacia atrás y comenzó a regurgitar un pedazo de pescado, dejándolo caer el regazo de ella.

Valka puso un rostro de disgusto al ver el pedazo del pescado lleno de saliva de dragón sobre ella, eso no se iba a quitar con nada del mundo. El Stormcutter se puso en dos patas pero solamente para sentarse sobre ellas. Se volvieron a mirar, pero no había tanta tensión como antes. La respiración del dragón era tranquila y Valka se sentó mejor, tomando el pescado babeado entre sus manos. No sabía qué era lo que el dragón pretendía hacer. Pero, con la pura mirada, el dragón indicó hacia el pescado y luego la volvió a ver.

No hay necesidad de decir adiós Donde viven las historias. Descúbrelo ahora