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I hurt myself today .....
focus on the pain.
The only thing that's real
(Johnny Cash)

ACTUALIDAD  
(Espacio Aéreo de Irlanda)

—Entonces, ¿cómo se supone que una chica como tú termina juntándose con un lunático como Deathstroke? —el irlandés se concentraba en los controles del Quinjet y hablaba con la vista al frente.

Raven estaba tumbada en el asiento del copiloto, ojeando por tercera vez la disquera, distraída. La voz de Rex la obligó a dejar sus cavilaciones.

—Preferiría no hablar de eso, de todos modos es una historia aburrida —acarició el mango de la espada que tenía sobre las piernas. Era un nuevo tic que había desarrollado a lo largo del año, desde que se marchara de Helvete.

—Vamos, Crow. Estoy haciéndote este favor ¿no? Lo menos que podrías hacer a cambio es contarme la historia, este será un viaje largo.

La chica rodó los ojos mientras volvía a rozar el arma con la yema de los dedos. Suspiró y dejó caer en el reproductor un CD de Johnny Cash.

—De acuerdo —se acomodó— Empezó con un maldito contrato…

**
(Raven)

Siempre odié los contratos que me llevaban a Arabia o cualquiera de esos otros países rodeados de arena, pagaban bien, pero joder ¡odiaba la maldita arena! Mi misión era simple: entrar, arrancar un par de cabezas y llevarme la del jeque. Mi empleador la quería de recuerdo, cada uno con sus rarezas, yo no hacía preguntas, lo mío era jalar del gatillo.

Supongo que la poca resistencia que encontré para acceder debió haberme puesto en alerta, pero reconozco que en ese entonces era algo más distraída. Al llegar a la habitación principal de aquel palacio, la imagen me puso más furiosa de lo que me había estado poniendo la dichosa arena metiéndose en mis botas: traje negro, máscara, una actitud que odié desde el primer instante y lo peor, una pistola en la nuca de mi objetivo.

—Espero que no estés pensando hacer lo que creo que vas a hacer, Batman.

Ni siquiera me miró y eso, más que nada en el universo, hizo que mi poca paciencia colisionara.

Lancé a uno de los hellhound a por él. No sé de qué forma, pero logró esquivarlo. Al menos ya tenía su atención. Disparó. Tuve que moverme como un rayo para poder esquivar sus ataques, era rápido el cabrón y el traje evitaba que mis sombras le llegaran. Parpadeé de más y tenía dos cortes transversales surcándome el costado derecho.

—¿Quién diablos envía a una novata descuidada a cumplir un contrato?

No sé qué me molestó más: su voz o su comentario. Gruñí y fui contra él con todo lo que tenía; nunca me lo dijo, pero estoy segura que al menos tuve que romperle algunas costillas y dislocarle un hombro. Hubiéramos seguido peleando de no haber escuchado hablar al hombre que se suponía era la verdadera presa. Se reía de nosotros al tiempo que accionaba el detonador del chaleco bomba. Una más de las razones que tenía para odiar a todos esos malditos árabes dementes.

—¡Mierda!

Mi anterior adversario roba contratos me tomó del brazo, me arrastró, saltamos por la ventana. Todo en una fracción de segundos antes que el lugar volara en pedazos.

Una caída de dos pisos. Su traje amortiguó el golpe y mis sombras evitaron que quedáramos sepultados por los escombros.

—¡Estúpido mercenario de pacotilla! ¡Acabas de dejarme sin paga! —creo que nunca estuve tan furiosa en mi vida.

—¡Niña tonta e inconsciente! —se quitó la máscara y me dedicó una de esas miradas que helaban la sangre. Un solo iris azul destellando ira.

Estaba preparada para enfrentarlo de nuevo, casi lo deseaba, hasta que le escuché hablar al intercomunicador.

—Wintergreen, ven y sácanos de aquí —no llegué a escuchar la respuesta— Luego te explico.

Podía haberme ido, mi motocicleta estaba cruzando las dunas, pero preferí quedarme. Me decía a mí misma que aquel hombre me debía un contrato, aunque en el fondo supongo intuí que no era eso lo que me retuvo.

—¿Tienes nombre o solo eres el mercenario roba trabajos? —me senté en la arena. Él me miró y siguió en silencio— Soy Raven. Retenlo en la mente porque me debes 50 mil grandes, tuerto.

Para cuando el jeep llegó estaba aún más harta de su actitud, si es que cabe. Abrió la portezuela de atrás y me hizo una seña.

—Sube.

Le lanzé una mirada llena de odio.

—Solo porque me debes dinero y quiero ver cómo demonios me lo vas a pagar —obedecí mientras me maldecía por dentro.

—Veo que esto no salió como lo planeaste —el hombre que conducía me cayó bien al instante. Luego sabría que su nombre era William Wintergreen, grados de Mayor, retirado del ejército. En ese momento me bastó la cara de incomodidad del otro para hacerme reír.

—Sin comentarios, Billy.

—¿Quién es la chica? —se dio vuelta y se presentó. Yo hice lo propio.

—Un pequeño cuervo que me ha dado problemas hoy.

Le mostré los dientes a través del retrovisor, me devolvió una sonrisa torcida.

—¿Quieres tu dinero de vuelta? Entonces este es el trato, niña: trabaja para mí.

Mi respuesta fue enseñarle el dedo corazón.

—Primero, no me vuelvas a llamar niña. Segundo, yo no trabajo para mercenarios. Si te sirve trabajaré contigo hasta que recupere lo que me debes, tuerto.

—Tiene agallas la chica, me gusta —comentó nuestro chófer.

Lo vi pensarlo unos minutos, creí que se negaría. Empezaba a acordarme de haber escuchado sobre él en algún bar o quizás en Helvete; su reputación era de las peores. Finalmente volteó y me tendió la mano.

—Hecho, pero bajo mis condiciones —rodé los ojos, asentí, acepté el apretón— Y mi nombre es Slade Wilson, no tuerto... pequeño cuervo.

**

Rex la observó quedarse en blanco después de contarle la historia. La mirada perdida en un recuerdo que solo ella podía discernir.

—¿Ahora te arrepientes? —preguntó.

—Jamás me he arrepentido de conocer a Deathstroke. De haber confiado en él, ya es otra cosa.

—¡Por el santo Sweeney el Loco! Quita esa canción, Crow. Pareciera que alguien va a morir sosteniendo la mano de su hija.

Rave sonrió, volvió a acariciar el sable y cerró los ojos.

—Avísame cuando lleguemos, irlandés.

♤ WAR IS THE WAY: 'El Cuervo y El Hombre sin Alma' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora