Slade despertó con las primeras luces del alba, se dio vuelta y ahí estaba ella, hecha un ovillo contra su cuerpo. El cabello le cubría parte del rostro, lo apartó con suavidad, en un esfuerzo por no despertarla. Se quedó observándola dormir.
Si alguien le preguntara en otras circunstancias, negaría todo con la mayor indiferencia, pero la verdad era que verla así lo hacía sentir extrañamente relajado. Una sensación que jamás había experimentado con ninguna otra mujer y que sabía, por los intentos fallidos de esos años, solo provocaba ella.
Su presencia lo desarmaba de una forma que no entendía, no era capaz de expresarlo con palabras. Había bastado con aquella ocasión en que la abrazó al saltar por la ventana en el palacio del jeque, para que la necesidad de tenerla cerca no se fuera nunca más.
Rave se removió y habló sin abrir los ojos.
—Un penique por sus pensamientos, coronel Wilson —lo miró con seriedad, haciéndolo evocar la imagen de una tigresa que lo había atacado en cierta ocasión en Borneo: una criatura hermosa y letal.
La tomó de la cintura y ella se le sentó encima, sin romper ni un segundo el contacto visual. Eran un cazador y su presa en cualquier ambiente.
Se acercó, lo besó con lujuria y se alejó antes de que pudiera devolvérselo. El mercenario le acarició los muslos, subiendo hasta su cintura. Ella volvió a acercarse, permitiéndole pasar una mano bajo su pelo y acariciarle la nuca. Era un viejo gesto que la chica solía amar, tan sencillo y dulce al mismo tiempo.
—¿Qué hiciste en estos años? —la interrogó
—Pues... seguí siendo la mercenaria que conociste. Arranqué algunas cabezas por dinero y salvé un par de traseros. Lo usual. Aunque principalmente te odié y deseé venganza —Raven se cubrió la boca al segundo siguiente de responder.
La mirada de Slade cambió al momento: el azul celeste se tornó tormentoso. Apretó los dientes y la hizo a un lado con delicadeza.
Ella se abrazó a su espalda.
—No fue... Lo siento... Hablé sin pensar...
—No estoy molesto, pequeño cuervo. Y en todo caso, debo ser yo quien se disculpe —la besó. Apenas un roce y comenzó a vestirse.
—Quizás si esta fuera nuestra primera noche juntos te creería, pero te conozco hace demasiado, tuerto.
Él se dio vuelta y le dedicó una sonrisa torcida; volvió a besarla, esta vez con pasión. La recostó en la cama y comenzó a recorrerla con las manos cuando llamaron a la puerta. La chica estuvo a punto de gritarle a Bill que se fuera al infierno hasta que le escuchó decir.
—Tenemos un invitado inesperado, será mejor que salgan.
En la amplia sala los esperaba un hombre rubio, con gabardina y un cigarrillo entre los dedos. Su expresión se transformó en mueca cuando vio el gesto protector de Slade al interponerse entre su mirada y la chica.
—John Constantine ¿qué diablos quieres en mi casa? Y apaga eso.
—Cálmate, Deathstroke. Mi asunto es con ella, no contigo.
Raven se adelantó, tendiéndole una mano al hechicero, señaló una silla al tiempo que fulminaba a Wilson con la mirada.
—Voy a empezar por lo obvio —ella también se sentó— Esto no es una visita de cortesía, así que entenderás que sea directa y pregunte: ¿qué puñetas quieres, John? ¿Y cómo me encontraste?
—Primero, es parte de mi "trabajo" tener controlados los movimientos de algunas de las entidades más poderosas que viven en este plano y también tu preciosa hermana me ayudó con eso —miró alrededor buscando donde echar las cenizas. Hizo un gesto de fastidio y optó por pararse junto a una de las ventanas— Segundo, esperaba que pudiéramos tener una conversación... privada.
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♤ WAR IS THE WAY: 'El Cuervo y El Hombre sin Alma'
FanficVenganza: tomas esa primera vida, para hacer que el dolor se vaya, entonces otra y otra... Raven ha dejado atrás a su hermana, a sus amigos y a Bucky Barnes (el Soldado de Invierno) para ir en busca de una vendetta que la obsesiona desde hace años...