Hermosa declaración

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Me sumerjo en el trabajo para tratar de olvidar la presión que siento entre mis piernas por culpa de Jeremy, pero es difícil cuando siento un irrefrenable deseo de que me haga el amor. Decido salir a almorzar para distraerme un poco, pero un inconveniente en la construcción requiere mi presencia y me toca quedarme.
Me dedique el resto de la tarde a realizar llamadas a la empresa que nos alquila la maquinaria pesada, porque una de éstas presenta fallas y la necesitamos en optimas condiciones para lo mas pronto posible. Entre tanta llamada y vigilancia del arreglo de la maquina se hacen las 5 de la tarde.
Escucho mi celular sonar cuando voy camino a la oficina estresada pero tranquila de que todo se ha podido solucionar. Contesto sin ni siquiera mirar quien llama.
─ ¡Hola!
─ ¡Hola! Mi niña. ─ dice con voz sexi. ─ estoy en tu oficina, ¿Dónde estás?
─Ya voy llegando, espérame.
─Deberías mantener con seguro la oficina mientras no estés.
─Está bien ─digo sin ánimos y cuelgo
Por primera vez desde que conozco a Jeremy su voz ronca potente y sensual no me provoca ese cosquilleo por todo el cuerpo. Apenas me ve entrar en la oficina se levanta del sofá y viene a mi encuentro con cara preocupada.
─ ¿Qué te ocurre? ─ me mira detenidamente.
─Solo estoy muy cansada ─ lo guio nuevamente al sofá y me acomodo en su regazo.
─ ¿Has tenido un día muy difícil? ─ pregunta mientras acaricia mi cabello y me frota delicadamente la espalda.
─ ¡Muchísimo! ─ y bostezo.
─Veo que en realidad estas cansada, ¡Vamos! Es hora de sacarte de este lugar y consentirte un poco.
Lo que dice me encanta, nada quisieras más en estos momentos que ser el centro de atención de Jeremy que todas sus caricias sean solo para mí.
Cuando vamos saliendo de la oficina escucho mi celular sonar, pero no estoy de animo para hablar con nadie y mucho menos si es algún problema de trabajo, si es así, podrá esperar hasta mañana.
─ ¿No vas a contestar?
─No estoy de ánimo para hablar con nadie y menos si es un problema de la construcción, cualquier cosa puede esperar hasta mañana.
 ─ ¿Ni siquiera vas a mirar a ver quien es? ─ dice impresionado.
─Que no, Jeremy ─ digo un poco exasperada por tanta pregunta y porque el endemoniado celular no deja de sonar.
─Esta bien, no hablo más ─ hace un gesto como de cerrar la boca con una cremallera y bota la llave. A veces Jeremy puede ser muy infantil, pero esos gestos me alegran y me enamoran cada vez más.
Suelto una carcajada por su infantil gesto y el me responde guiñándome un ojo y sonriendo. Esa sonrisa ilumina mi estresado momento. A los segundos vuelve a sonar mi celular y con gesto derrotado miro a ver quien es.
─ ¿Ves?, no es nada importante ─ le muestro la pantalla del celular donde indica que es Sara la que llama. ─ solo debe llamar para bobadas como siempre.
Jeremy solo sonríe y me abre la puerta de auto para que pueda entrar. Y así como se va a buzón de voz la llamada, mi intensa amiga vuelve a llamar.
─Deberías contestar─ veo que Jeremy esta algo incomodo con tantas llamadas de mi amiga ─ está llamando insistentemente a lo mejor algo le sucede.
─Si, ya contesto. Es raro que me llame tantas veces de seguido, por lo general, cuando estoy ocupada y no puedo contestar me deja un mensaje.
Dicho esto, contesto la llamada y lo que me dice Sara me deja nerviosa y asustada.
─Jeremy, vamos ya al hospital Madre Inmaculada ─ mi respiración es irregular.
─ ¿Qué ocurre mi niña? Intenta calmante un poco por favor. ─ dice y arranca a toda velocidad el coche.
─Es Camila, esta internada porque tiene una amenaza de aborto. Manuel debe estar destrozado─ sin darme cuenta estoy sollozando.
─Tranquila mi niña, todo va a salir bien ─ me aprieta el muslo para tranquilizarme ─ debes calmarte porque Manuel te necesita fuerte, tú y Sara serán su apoyo y no puedes llegar intranquila ni mucho menos con actitud derrotista y desalentada.
─ Tienes razón, mi amor─ me estiro para besarlo en la mejilla.
─ Me gusta mas que me llames amor mío ─ desvía su mirada de la carretera un momento para mirarme─ y siempre tengo la razón.
─Que creído, Jeremy Spencer. ─digo riendo.
El solo asiente con un media sonrisa, yo por mi parte estoy un poco más tranquila gracias a Jeremy.
Apenas llegamos al hospital salgo corriendo del coche y me dirijo a la recepción para preguntar por Camila, Jeremy llega poco después corriendo también.
─Buenas tardes, me podría indicar en que habitación se encuentra la señora Camila Fernández. ─ le pregunto a la Enfermera que se encuentra en la recepción.
─Se encuentra en la habitación 301 del pabellón de ginecología y obstetricia. Tome el ascensor y cuando salga se dirige a mano izquierda y en el segundo pasillo a mano derecha ─ dice amablemente la joven enfermera.
─Gracias ─ digo rápidamente.
Nos encaminamos al ascensor, tomamos camino que nos indicó la enfermera y llegamos a la habitación 301 y la puerta estaba entreabierta. Ni siquiera me tomé el trabajo de anunciarme, pasé rápidamente, vi a Manuel sentado al lado de Camila y Sara estaba sentada en un silla al frente de la camilla.
─ ¡Manuel! ─ apenas pronuncie su nombre se acercó a mí y nos fundimos en un abrazo fraternal.
─ ¿Qué ocurrió? ─ le pregunte en cuanto se separó un poco.
─Manuel, todo va a salir bien. ─ le dice Jeremy a Manuel mientras se dan la mano.
─Dios te oiga Jeremy, y gracias por estar aquí. ─ en su mirada veo la gratitud de tenernos a su lado.
─No tienes nada que agradecerme, estaré para lo que necesites.
Como Manuel no me ha respondido decido preguntar nuevamente.
─ ¿Cómo ocurrió todo Manuel?
─Esta mañana íbamos a comprar unos víveres al supermercado y a las afueras de nuestra casa presenciamos un horrible accidente de transito entre un carro y una motocicleta, el conductor de la motocicleta salió volando varios metros. Camila se impresiono con el accidente y la horrible escena, empezó a tener dolores fuertes y vinimos enseguida al hospital.
─ ¡Que horror! ─ me estremezco de solo imaginar la escena que acaba de describir mi amigo.
─Si, fue bastante impresionante. ─ dice mi amigo mientras vuelve a acercase a su esposa.
─ ¿Cuál es el dictamen médico? ─ pregunta Jeremy verdaderamente interesado.
─Dicen que todo ha sido debido a la impresión, pero le dictaminaron preeclampsia.
─ ¿Precla... que? ─ pregunto confundida.
─Preeclampsia ─ repite mi amigo ─ es cuando una mujer embarazada tiene alta la presión arterial.
─ ¿Qué tan malo es eso? ─ ya tengo dolor de cabeza.
─Es un poco delicado y mas con la amenaza de aborto que ha tenido, pero los médicos dicen que con seguimiento y cuidado puede llegar a término el embarazo.
Lo que dice que tranquiliza un poco. Iba a preguntar algo más cuando un débil voz nos sobresaltó.
─ ¿Ya les disté la buena noticia? ─ pregunta Camila un poco adormilada.
─No, estábamos esperando a que la mujercita esta atendiera el teléfono y pudiera venir. - dice Sara por fin. Desde que llegue no había dicho nada.
Una débil carcajada de Camila nos alegra el alma a todos. Manuel inmediatamente le toma la mano.
─ ¿Cómo te sientes? ─ veo su preocupación y eso me entristece.
─Bastante bien, solo un poco adormilada por los medicamentos. ─ le acaricia la mejilla a mi amigo─ Es hora de darle la buena noticia a las chicas, ya basta de malas noticas por hoy.
─Como quieras, cariño ─ se levanta y en su cara veo orgullo y una inmensa felicidad a pesar de la situación. ─ Hay 3 noticias que quiero darles.
Sara y yo nos miramos con complicidad y nos acercamos a donde estaba nuestro amigo y su esposa.
─La primera ─ comienza a decir mi amigo con una enorme sonrisa ─ vamos a tener una niña.
Sara y yo estallamos en un grito.
─La segunda ─ mi amigo mira a Sara ─ se va a llamar Zarina en honor a ti y a tu preciada amistad, queríamos algo parecido a tu nombre.
Es algo raro de ver, Sara la fría y dura estaba al borde de las lágrimas por la emoción.
─Es un hermoso gesto, te quiero Manuel y créeme que voy a malcriar a mi pequeña Zarina ─ dice mientras se limpia las lágrimas.
─Y la tercera ─ esta vez Manuel se gira hacia mí ─ queremos que seas la madrina de nuestra hija.
─ ¡Claro que sí! ─ grito y salgo corriendo a abrazarlos ─ nada me honraría más. Ahora voy a tener una princesa a quien consentir.
─Si quisieras podrías tener tu propia princesa ─ me dice mi amigo con cara divertida y mira a Jeremy. ─ tienes un buen candidato.
─Mejor dejemos esta conversación aquí ─ digo algo incomoda.
Cuando miro a Jeremy veo su rostro desencajado y tiene una mirada triste, aunque intenta sonreírme se que algo le pasa. De repente llega el medico para hacer la respectiva revisión a Camila. Nos dice que ella esta mejor, que su presión aun esta un poco alta por eso motivo debe quedarse internada un par de días mas para vigilar su presión arterial.
Cuando sale el medico me siento en el regazo de Jeremy y apoyo mi cabeza en su duro pecho y sin darme cuenta me duermo.
─Mi niña─ me susurra Jeremy al oído ─ es hora de irnos.
Me levanto desorientada y veo como mis amigos se están riendo a carcajadas.
─Ya basta de reírse a mis costa ─ digo fingiendo enojo ─ hoy fue un día estresante en el trabajo y estoy muy cansada, ¡desconsiderados!
─Si no hubieras dormido en casa diría que Jeremy y tu tuvieron tanto sexo que no pudiste dormir ─ exclamó mi querida amiga.
─ ¡Sara! ─ grito mientras siento un leve calor en el rostro ─ tu como siempre tan impertinente.
─Ya me estaba empezando a imaginar que no había dormido en su casa y otro le estaba quitando el sueño ─ dice Jeremy con gracia.
Volteo la cabeza tan rápido para verlo que parezco la niña del exorcista, pensé que habla enserio peo cuando vi como sonreía supe que no hablaba en serio.
─ ¿Tú también? ─ dije algo molesta y avergonzada. De fondo se escuchaba la carcajada de todos los presentes.
─Pero que malhumorada estas, vete rápido, tu lo que necesitas es una buena sesión de sexo.
Cuando iba a hablar Jeremy se adelantó
─Tranquila, yo me encargo de eso. ─ y le guiña un ojo a mi amiga.
Todos en la sala no podían ni respirar de la risa, y yo estaba colorada de la rabia y de la vergüenza que este par me estaban haciendo pasar.
─Ustedes dos definitivamente son tal para cual─ digo alternando mi mirada entre Jeremy y Sara ─ ya no los soporto, ¡Adiós!
Salgo dando un portazo y más atrás sale Jeremy, pero voy casi corriendo de la rabia que tengo.
─Mi niña, espérame.
Pero no me apetece esperarlo ni hablar con él. Pero como me toca esperar el ascensor el llega hasta mi sin problema.
─ ¿Qué te ocurre?
─ ¡Como que! ¿Qué me ocurre? ─ cada vez estoy más molesta
─No entiendo tu actitud ─ dice muy pancho y yo quiero golpearlo.
Pero cuando iba a responder se abrieron las puertas del ascensor y teníamos compañía, por tal motivo me ahorre dar explicaciones y es mejor, tenía tiempo para calmarme. Cuando salimos del ascensor y el trayecto hasta el auto lo hicimos en completo silencio. Apenas entramos al auto fue que se rompió el silencio.
─Llévame a casa, ¡Por favor! ─ no lo miro.
─Mírame ─ su tono es autoritario.
No lo miro, pero tampoco me decido a hablarle.
─Mi niña, dime que te ocurre ¿Por qué estas tan enojada? ─ su voz es un suave susurro que acaricia mis oídos y mi enojo baja considerablemente para dar paso a un nerviosismo un tanto extraño.
─ ¿Cómo fuiste capaz de ventilar nuestra intimidad delante de mis amigos?
─No ventilé nada, mi niña, simplemente le seguí el juego a Sara, además, somos adultos y hablar de sexo es lo más normal.
─No estoy muy acostumbrada a hablar de sexo y mucho menos de que si tengo sexo con alguien ─ estoy abochornada en estos momentos, de verdad que estoy siendo una tonta.
─Te iras acostumbrando, pero ya se que te incomoda y no lo haré mas ─ dice mientras me da un casto beso en los labios.
Y hablando de incomodidad me debato entre preguntarle o no porque se coloco tan triste cuando dije que no estaba preparada para tener un hijo aún. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta que Jeremy había empezado a conducir.
─ ¿En qué piensas? ─ su voz me saca de mis cavilaciones.
─Hay algo que quiero preguntarte.
─Pues, pregunta entonces.
─ ¿Por qué te colocaste triste cuando evadí el tema sobre tener mis propios hijos? ─ mi voz es muy baja.
No dijo nada y yo no quise presionarlo, pero mas adelante detuvo el auto en una zona que es permitido parquear y volteo a mirarme y me estremeció su potente mirada.
─Primero, en la boda de Manuel te insinué sobre algún día casarnos y pasaste por alto mi comentario, segundo, hoy cuando Manuel te dijo que podías tener tu propia princesa, me alegre de algún día vivir esa experiencia contigo, pero me rompió el corazón tu expresión de terror al comentario de tu amigo y volviste a evadir el comentario y tercero, me asusta porque el amor que siento por ti sobrepasa los límites de la razón y mas porque no tenemos mucho tiempo de estar juntos, pero me has robado la razón y el corazón con tu forma de ser, tus travesuras, tu entrega, tu inocencia, todo lo que tu eres y representas para mí.
─ ¡Jeremy! ─ estoy sorprendida por tan hermosa declaración de amor.
─Déjame terminar por favor, simplemente quiero que seas sincera conmigo porque no quiero sufrir más adelante a razón de que tu no quieras un futuro conmigo, porque lo único que hago yo aparte de vivir y respirar es vislumbrar un hermoso futuro a tu lado. ─ sus precioso ojos azules se veían apagados y en ellos había una súplica escondida.
─Amor mío ─ apenas digo eso su semblante cambia un poco ─ simplemente he cambiado el tema las dos veces porque no me siento preparada en estos momentos para casarnos y tener hijos. Primero quiero que nos conozcamos, disfrutar el uno del otro, aprender lo que nos gusta y nos disgusta y esperar que el destino o lo que sea que no haya juntado decida si vamos o no a estar juntos, simplemente no quiero forzar nada. Por ahora quiero quererte y aprender a amar tus defectos y tus errores. Jeremy también me imagino y quiero un hermoso futuro a tu lado y nada deseo más que algún día ser la señora Spencer y tener nuestra propia familia, pero por ahora solo quiero quererte y que quieras.
─Te quiero ─ dice mientras se suelta el cinturón de seguridad y se abalanza para tomar mis labios y besarme con todo el amor del mundo, es un beso voraz, apasionado, pero sobre todo un beso donde me demuestra lo enamorado que esta de mí.
Cuando deja de besarme lo tomo por las mejillas pego mi frente a la suya.
─Te quiero, Jeremy. Tú también entraste a mi vida como un vendaval y sin darme cuenta te robaste mi corazón. ─ lo beso, pero esta vez es un beso más candente, ya no necesito demostrarle lo que siento por el porque ya se lo he dicho, ahora solo necesito que se de cuenta cuanto lo deseo. ─ ¡Te necesito dentro mí!
Su sonrisa pícara y su mirada traviesa me calientas de una manera inimaginable.
─Yo también deseo perderme en tu cuerpo, pero debemos llegar a casa primero no quiero dar un espectáculo a los transeúntes que pasen por aquí.
Nos miramos y soltamos una carcajada por lo que acaba de decir y nos vamos a casa.
Tan pronto Jeremy aparca el auto salimos corriendo, nos deseamos y ese interminable trayecto en el ascensor se nos hace eterno, no nos dejamos llevar por la pasión ahí mismo porque hay cámaras.
Apenas cruzamos la puerta Jeremy me toma en volandas y yo le rodeo la cintura con mis piernas, nos lleva rápidamente a la habitación donde nos desvestimos a toda prisa, hoy no hace falta ir con calma. Cuando ya estamos los dos desnudos me conduce a la orilla de la cama, pero en vez de acostarme me sube una pierna a la cama y él se arrodilla.
─Estoy ansioso de saborearte, mi niña.
Acto seguido me da un pequeño lametón en el clítoris que hace que un fuerte corrientazo pase por todo mi cuerpo y un fuerte jadeo salga de mi garganta. Vuelve a repetir la acción en dos ocasiones más, para luego succionar con fuerza y hacer pequeños círculos con su lengua en el centro de mi deseo, cuando siento que las piernas me van a fallar lo tomo del cabello y lo levanto.
Me carga nuevamente y me acuesta y con sumo cuidado se posa encima de mí, para luego penetrarme lentamente, su ritmo es suave y pausado, pero yo quiero más, necesito más.
─Mas rápido, Jeremy ─ digo entre jadeos.
─Este la ultima parte de tu castigo por ser tan traviesa. ─ un brillo de perversión brilla en sus ojos.
Se levanta, saca su pene de mi interior y yo quiero llorar al sentirme vacía. Me arrastra hasta la orilla de la cama y el queda de pie, de repente sube mis piernas y me penetras rápidamente. Sus arremetidas siguen siendo pausadas y me está enloqueciendo.
─Amor mío, necesito más ─ lo miro con ojitos suplicantes con la intención de convérselo de que me permita llegar al orgasmo.
Veo como niega con la cabeza y una hermosa sonrisa adorna su cara cuando se apoya sus brazos en la cama a cada lado de mi cara.
─No puedo negarme a tus deseos y mas cuando estas desnuda regalándome la mejor melodía del mundo, que son tus jadeos de placer.
En esta posición la penetración es mas profunda y el placer es inigualable, con cada certera penetración me acerco más al orgasmo y sé que Jeremy también porque lo veo tensarse cada vez más. No a pasado mucho tiempo cuando un devastador y delicioso orgasmo me deja los sentidos totalmente nublados, solo siento cuando Jeremy se desploma encima de mi sudoroso y con la respiración agitada.
Nos dormimos inmediatamente, estámos agotados porque había sido un día lleno de estrés, sustos y hermosas declaraciones. 

Ardiente deseo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora